EL UNIVERSO EN TU «CEREBRO»
SINOPSIS: La investigadora norteamericana Jill Bolte Taylor nos cuenta en
primera persona como su atesorado mundo “real” se DISIPÓ literalmente ante sus
ojos -junto con el resto de los programas mentales que habitualmente edifican
la ILUSIÓN del mundo y del “yo”- mientras padecía un infarto cerebral.
Para continuar el hilo abierto
en los comentarios de una entrada pasada (“Viaje al FUTURO: visiones de una «Tierra» SECUENCIALIZADA”) y abundar sobre la controvertida NATURALEZA de la
“realidad” he querido echar mano del extraordinario caso de la neuroanatomista
norteamericana Jill Bolte Taylor.
Para situarnos en contexto me
permito recordar la línea de pensamiento por la que aposté en aquellos
comentarios:
“Es un HECHO
CIENTÍFICO que el mundo que percibimos es una FABRICACIÓN mental En otras
palabras, el mundo “externo” no existe
si no es como un mero SUBPRODUCTO de nuestros procesos mentales. Siendo más
explícito diré que el mundo físico es
una SIMULACIÓN mental, lo cual nos abre las puertas a reflexionar sobre lo
que somos REALMENTE, el PAPEL que jugamos en esta simulación y sobre
quien/quienes DIRIGEN la eficiente gestión de la misma.
Creo que la
METÁFORA que mejor describe semejante hipótesis es la del VIDEOJUEGO. Al igual
que la CPU de una videoconsola INTERPRETA los datos contenidos en el DISCO de
juego, pues parece que el “cerebro”
DESCODIFICA e interpreta igualmente la información por los sentidos extraída
del campo electromagnético.”
Hasta tal punto, especulaba el
filósofo británico Jonathan Dancy, que un cerebro encerrado vivo en
un tarro de cristal recibiendo vía cable/WIFI impulsos electro-químicos de IDÉNTICA
naturaleza a los proporcionados por los sentidos físicos sería INCAPAZ de DISTINGUIR el
mundo “real” de uno virtual.
“No sabemos
que no somos cerebros flotando en el líquido contenido en una cubeta de
laboratorio [y] conectados con un computador que nos provee de las experiencias
que tenemos en cada momento y bajo el control de algún técnico/científico
inteligente (o bondadoso, o malévolo, dependiendo de los gustos de cada cual).
No lo podemos saber porque, en el caso de que lo fuéramos y si el científico
tuviera éxito, nada en nuestra
experiencia nos revelaría que lo somos.
Por hipótesis,
nuestras experiencias serían IDÉNTICAS a
las de algo que no fuera un cerebro en una cubeta. Dado que cada uno de
nosotros sólo puede apelar a su propia experiencia, y como la experiencia es
idéntica en cualquiera de las dos situaciones alternativas, nada hay que pueda
revelar cuál de las situaciones es la que de hecho se da.” Jonathan Dancy, “Introducción a la epistemología
contemporánea” (Tecnos, 1993)
Y ahora veamos qué tiene que
decir nuestra invitada a propósito del tema.
En su obra “A stroke of insight” (Viking, 2006) [publicada en
España como “Un ataque de lucidez” (DEBATE, 2009)] relata como un ictus se cebó con
su hemisferio cerebral izquierdo en 1996 y como, gracias a su formación
académica, pudo percatarse de la manera en la que se iban DETERIORANDO paulatinamente, a causa de aquél, muchas
de esas funciones cognitivas que tendemos a considerar tan “reales” y tan
“nuestras”.
Para el caso que nos ocupa, me
centraré en las reveladoras alteraciones en su percepción visual: “Y fue entonces cuando perdí el
equilibrio y me apoyé en la pared. Me miré el brazo y me di cuenta de que no podía definir los LÍMITES de mi cuerpo [“propricepción”
se le llama al sentido físico, al PROCEDIMIENTO, mediante el cual el cerebro
elabora la simple sensación -la mera ILUSIÓN- de poseer un cuerpo sólido,
físico y perfectamente DELIMITADO. Como ya imaginarás la propricepción es el
primer sentido que desbarata el ictus de Bolte, haciendo que el truco se DESVANEZCA y los ilusorios
límites de su cuerpo físico junto a él]. No podía definir donde comenzaba y
donde
terminaba
porque los átomos y las moléculas de mi
brazo se MEZCLABAN con los átomos y moléculas de la pared. Y todo lo que
podía detectar era esta energía… ENERGÍA.”
Transcripción
de la presentación “El poderoso derrame de
iluminación de Jill Bolte Taylor”
Momentos más tarde utiliza un
término igual de familiar, pero distinto, para referirse a los
constituyentes de su campo
visual: “Está bien. Tengo que pedir ayuda.
Tengo que llamar al trabajo. No me acordaba del número del trabajo entonces me
acordé de que en mi despacho tenía una tarjeta con mi número. Fui a mi
despacho. Saqué una pila de siete centímetros de tarjetas de visita. Y miraba
la primera tarjeta y aunque podía ver claramente en mi mente cómo era mi
tarjeta, en ese momento no podía decir si era mi tarjeta o no porque solo podía
ver PÍXELES. Y los píxeles de las
palabras se MEZCLABAN con los píxeles del fondo y de los símbolos. Y yo
simplemente no los distinguía.”
Transcripción
de la presentación “El poderoso derrame de
iluminación de Jill Bolte Taylor”
Es posible que ahora, tras
conocer la experiencia de Bolte, mi ejemplo del VIDEOJUEGO te empiece a parecer
ALGO MÁS que una simple metáfora. Y es que me temo que no queden muchas más formas de
interpretar las palabras de esta neuróloga formada en Harvard.
Al perder temporalmente el
sentido de la propricepción la suspensión se llevó consigo la ILUSIÓN de su cuerpo físico. En otras palabras, todo apunta a que el cuerpo físico en realidad NO EXISTE, si
no es como una mera FABRICACIÓN mental. Cortocirtuita los resortes
neuronales adecuados y ¡adiós a la magia! Me da la sensación de que la mente
almacena las COORDENADAS tridimensionales del cuerpo y que las utiliza, al
igual que los programadores de VIDEOJUEGOS para ubicar la posición espacial del personaje y para
gestionar las interacciones con la escena.
Otro nuevo indicio que parece
señalar en idéntico sentido es el fenómeno conocido como “miembro fantasma” tan ampliamente padecido
entre el colectivo de amputados. No es inusual que alguien que ha PERDIDO un brazo o
una pierna continúe
reportando que su miembro AUSENTE le sigue doliendo o picando “mágicamente” . Lo que parece que sucede en estos casos es que el mapa MENTAL que gestiona las coordenadas
y los límites del envoltorio físico NO SE ACTUALIZA ni correcta ni
automáticamente tras la amputación.
Y en cuanto a aquello de “los
átomos y las moléculas de mi brazo se MEZCLABAN con los átomos y moléculas de
la pared. Y todo lo que podía detectar era esta energía… energía”, y eso de
referirse como “píxeles” a
los paquetes de ENERGÍA que percibía ¿cómo se
supone que debemos interpretarlo también?
¿Acaso existe mejor manera de
describir el CAMPO DE ENERGÍA que nos “rodea” (el campo electromagnético) y la
forma en que se DESVANECEN los objetos físicos cuando el “MOTOR GRÁFICO” (el cerebro) deja de TRADUCIR adecuadamente los
impulsos químico-eléctricos recibidos y transducidos de nuestros sentidos?
Lo que sin lugar a dudas parece
sugerir la experiencia de Bolte es que el campo de INFORMACIÓN en bruto del
cual nuestros sentidos físicos extraen los estímulos se reduce a un BORRÓN de “píxeles” (o de “ceros y
unos” utilizando el argot informático) carentes
de sentido alguno… en ausencia del
PROTOCOLO adecuado de
descodificación.
A la luz de esta experiencia no cuesta
imaginar el efecto que algunas sustancias “alucinógenas” producen sobre nuestra
percepción del mundo (como la disolución del “yo” o la expansión de la
consciencia) al SUSPENDER o HACKEAR temporalmente nuestros sistemas de
SIMULACIÓN de la “realidad” muy
probablemente.
En vista de ello ¿cómo sabemos cuál es la
VERDADERA alucinación entonces?
¿La que experimento después…
o la que percibo ANTES de tomar la sustancia?
Con toda probabilidad, a ese campo de
INFORMACIÓN sin procesar que sugiere Bolte es al MISMITO al que se refería el
psicofísico Ignacio Morgado en la entrevista que cito a continuación:
“En el mundo que nos rodea lo que hay
básicamente es materia y energía [las dos son la MISMA cosa] y es nuestro
cerebro y sus circuitos neuronales [… quien] CREA las percepciones. Es decir, es el CEREBRO el
que ve, el que oye, y el que toca,… el que siente en definitiva.
Fuera de nosotros NO
HAY luz, NO HAY color, NO HAY sabores. Eso está ÚNICAMENTE en nuestro cerebro [DENTRO de nosotros
y no FUERA ¿lo
pilláis?]. Fuera
de él solo hay la materia o la energía [la INFORMACIÓN] que le sirve al
cerebro para CREAR esas percepciones [o ILUSIONES mentales].” “Para todos la 2: Cómo es el cerebro. Entrevista a
Ignacio Morgado”
Lo cual, traducido cortésmente al román
paladino viene a decir que:
El mundo físico según lo percibimos en
realidad NO EXISTE.
Todo es una sin par MANUFACTURACIÓN de nuestro órgano
maestro,
una ILUSIÓN mental creada de puertas para AFUERA.
¿A alguien se le
ocurre, en el presente contexto, una palabra distinta y mejor que “SIMULACIÓN”?
Para concluir puntualizo que, a la vista de
que Bolte sufrió su infarto cerebral en el lado izquierdo de su cabeza, pues no
cuesta imaginar que el “MOTOR GRÁFICO” del cerebro –quien en verdad MANIFIESTA
la simulación “ante nuestros ojos”-se pueda ubicar
físicamente en nuestro hemisferio cerebral IZQUIERDO.
Semejante argumento -aunque lógico, advierto-
sin embargo esconde una INCONGRUENCIA de proporciones bíblicas.
A pesar de que todos los datos mencionados al
respecto son un HECHO que no escapa al conocimiento de ningún neurocientífico
serio…
¿Alguien sabe decirme, tras releer el texto,
por qué en verdad NO se le puede responsabilizar al CEREBRO de la
manufacturación/proyección de nuestra “realidad”?
Al primero que acierte le regalo el PRIMER
ejemplar autografiado de mi nuevo libro.
Mientras tanto a comerse un poco la cabeza…
que cansa, sí, pero ¡no engorda!
BIENVENIDOS A LA
TIERRA
http://www.bienvenidosalatierra.com/el-universo-en-tu-cerebro/
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