EL CREPÚSCULO DE LAS 3 PUERTAS
LAS FINANZAS, LA FUERZA Y EL FORMATO
El mundo no se está derrumbando, sino que se está
desprendiendo de una ilusión; se está liberando. No se trata de un vuelco
repentino, sino de la lenta desintegración de una mentira colectiva sobre un
orden natural, racional y civilizado, apoyado por Occidente y presentado como
insuperable. El poder no se basa en la legitimidad, sino en el miedo. Esta
fachada se está agrietando por todos lados, no porque el caos la abrume, sino
porque la evidencia de otros caminos, negados o marginados durante mucho
tiempo, se está haciendo evidente para todos. Este no es el fin del mundo; es
el fin de una ficción en la que ya nadie en su sano juicio cree, salvo quienes
aún tienen interés en mantenerla.
Durante cinco siglos, una narrativa imperial se ha impuesto como una supuesta verdad universal de un Occidente autodivinizado, proclamándose el único depositario de la civilización, la razón, la moral y el progreso. Esta narrativa nunca ha sido más que un denso barniz ideológico, destinado a enmascarar la violencia sistémica que la sustentaba, como el saqueo colonial, el exterminio, la esclavitud y la brutal dominación económica.