GUSTOS EN
LA FILOSOFÍA DE LA LIBERACIÓN
Una
vez, una persona que había sido entrenada en un templo en India, me
contó que lo más dificultoso no era cumplir con el voto de
castidad, sino disminuir o eliminar el placer por el “gusto”.
A
esto, en su caso, como en muchos otros, se sumaba el hecho de que,
luego de varios meses de no ingerir carne, su cuerpo entraba en un
estado de debilidad acompañado de fatiga y anemia cerebral.
He
conocido personas que se adhieren al régimen vegetariano por
muchas razones, pero, durante la semana, necesitan ingerir un poco de
carne o suplementos, a riesgo de enfermar si no lo hacen.
Sin
embargo, el placer por el gusto va más allá. ¿Quién no ha
experimentado la necesidad de agregar azúcar al café o sal a la
comida? Muchas veces sin ninguna razón biológica, por el sólo
hecho de que la comida “sepa mejor”.
Marcada
la diferencia entre comer cierto tipo de alimentos por necesidad
biológica y adherirse al gusto de los mismos, me pregunto cuál es la
utilidad de la abstención.
Ya
he argumentado muchas veces en contra y a favor del vegetarianismo y
he dejado claro que si bien hay una restricción válida y moral
contra la matanza de animales, el comerlos o no, no implica mayor o
menor espiritualidad.
Esta
vez quisiera profundizar en el hecho de que, al rechazar todo lo que
el universo material nos “ofrece”, es probable que estemos,
necesariamente o no, sumergiéndonos en la experiencia de llevar una
vida miserable.
La
pregunta es: Con el fin de liberarnos de la prisión de la materia
¿es necesaria la renuncia a todo lo que sea material? o ¿tiene
alguna importancia dicha renuncia?
Partamos
de la base de que somos individuos solitarios, sin carga familiar y
estamos en disposición de elegir. Ya que si somos muy pobres no
podemos, realmente, elegir.
En
una galaxia lejana o en algún lugar del espacio infinito, nuestro
espíritu increado se encuentra en estado de concentración, ligado
por un fino hilo a sus avatares manifestados en diferentes
dimensiones y lugares del espacio sideral.
Entre
esos avatares, hay algunos que están en planetas-prisión.
Específicamente, este que ocupamos ahora.
Las
razones pueden ser variadas, pero lo más probable es que seamos
prisioneros de guerra, derrotados en alguna batalla celestial y
que debido a la imposibilidad de morir, somos destinados a planetas
prisión.
Obviamente
queremos escapar, porque, además de querer vencer al tirano, la vida
en este planeta es una tortura constante.
Pero
no sabemos cómo escapar, estamos sumergidos en una ilusión de
tiempo y cada tanto, se finge nuestra muerte, cambiándonos de avatar
y suprimiendo todos los recuerdos anteriores, de manera que nacemos
ignorando qué somos y viéndonos en la tarea de recapitular y
re-descubrirnos, por los siglos de los siglos.
Pero
no es esa la única limitación que sufrimos. Debemos alimentar
nuestro cuerpo, armonizar un agregado de emociones y pensamientos que
fluctúan constantemente por nuestra conciencia, evitar que alguien
nos coma, cuidar de no enfermarnos, etc.
Todo
esto con muy pocos poderes a nuestro alcance y ninguna capacidad de
reservas de energía.
En
muchos lugares de la Tierra no hay elección con respecto a la
alimentación, no hay más remedio que cazar o criar ganado para
comer, pues la existencia de vegetales es mínima. En otros sitios es
al revés o hay recursos equilibrados.
Nosotros
debemos sobrevivir en cualquiera de estos entornos, con el sólo
objetivo de redescubrir nuestra consciencia y liberarnos.
Está
claro que si sufrimos hambre, estaremos concentrados en obtener
alimentos y brindaremos poca atención a la expansión de la
conciencia. Cualquier carencia básica nos impedirá evolucionar en
ese sentido. La carencia absoluta nos conducirá a la enfermedad y la
muerte por debilitamiento, con lo cual pocas probabilidades tenemos
de presentarnos en plena conciencia ante tal importante evento.
Mientras
tanto, recordemos que el espíritu increado no evoluciona, ni crece,
ni se completa. Lo único importante es mantener vivo ese hilo de
plata que nos relaciona con él.
Por
otra parte, entiendo que puede ser un objetivo importante llegar al
momento de la muerte con un buen estado físico y la conciencia lo
más despierta posible. El objetivo incluirá conseguir que no nos
borren la memoria y, en lo posible, que no nos “lleven” a ningún
lado.
Tanto
el karma como la ley de causa y efecto son recursos para
atemorizarnos y no debiéramos tomarlos en cuenta para nada.
Está
claro, entonces, que no nos sirve especialmente ser buenos, malos o
andar cuidando nuestras acciones, toda nuestra atención debiera
concentrarse en solidificar nuestro contacto espiritual y llegar a la
muerte en la mejor condición posible.
Aislarnos
de los otros humanos no es bueno, ya que la conversación, y sobre
todo la risa, nos alimenta favorablemente. El roce, la controversia,
la argumentación, alimentan nuestro vínculo con la conciencia.
Siempre y cuando controlemos nuestras emociones.
Con
todo esto deduzco que las pocas reglas para lograr lo que buscamos
deben incluir cosas como estas:
-
Recordar que la INTENCION guía nuestro destino.
-
Alimentarse lo mejor posible de acuerdo con el medio ambiente que habitamos.
-
Hacer el menor daño posible al medio ambiente y otras criaturas.
-
Vivir lo mejor posible sin que nos quite tiempo para ejercer nuestro nexo consciente
-
Ganar el mayor dinero posible, trabajando las menos horas posibles
-
Evitar las relaciones encadenantes como matrimonio y paternidad/maternidad.
-
Tener relaciones no encadenantes con personas que piensen similar.
-
Educar sin generar controversias innecesarias.
-
No prestarse a situaciones donde la inversión de energía no se justifica.
-
Ejercitar el cuerpo adecuadamente.
-
No mantrams, no adoración de dioses, no rituales, no compromisos juramentados.
-
Medita concentrado en la respiración y aumenta la relación con el espíritu increado
-
Pasar tiempo al aire libre, nadar, caminar y realizar tareas que den sabor a la vida.
-
Evitar espectáculos que despierten bajas emociones como miedo, violencia, lujuria
-
No permitas que las noticias te inunden de amargos pensamientos
Puede
haber muchas más, pero lo importante es entender la filosofía que
da soporte a las antedichas. No entramos en exageraciones en ningún
sentido, sobrevivimos holgadamente, nos convertimos en maestros de la
sobrevivencia y del no llamar la atención. No nos prestamos
gratuitamente al sufrimiento y no alimentamos emociones y
pensamientos de baja vibración.
Sugiero
agruparse como amigos (no como logias, ni instituciones, por favor)
para conversar y salir a acampar y otras actividades. También para
ayudarse y sostenerse mutuamente. Los malos se agrupan, los buenos
suelen ser solitarios; esto debe cambiar.
¿Qué
piensas?
Juan
Laborde La Croce - Centinela Nocturno
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