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9.1.17

Sólo tenemos que hacer lo que nos toca, ni más ni menos.

SOLO UN SUEÑO                                                                                       

Nos guste o no, estamos en Guerra. Combatimos contra un enemigo que, aún disminuido y viniéndose abajo, parece invencible, pues aunque muchas de sus poderosas armas han dejado de ser efectivas, todavía se creen indestructibles al amparo de su más poderosa, eficaz y antigua arma: el Conocimiento.

Y es justamente eso, el Conocimiento, lo que ha impedido que podamos combatir en igualdad de condiciones contra el enemigo. Ellos disponen de él desde hace miles de años, cuando les fue entregado por su dios. Nosotros en cambio, lo perdimos hace miles de años, cuando encerramos a “nuestro” Do en las prisiones de la mente, y junto con él, a nuestra sagrada fuente de Conocimiento. Por ello, durante milenios, la balanza se mantuvo desequilibrada, favoreciéndolos y permitiéndoles dominar y manejar con facilidad a un enorme rebaño de unidades dormidas, apáticas, y egoístas.

Ese rebaño, incapaz de actuar conscientemente y que es presa continua de sus deseos y pasiones, es el tan mentado Inconsciente Colectivo. Una enorme masa de unidades carentes de espíritu, incapaces de ver, sentir o escuchar más allá de lo que sus limitados sentidos tridimensionales les permiten, funcionando como poco más que una fábrica productora de alimento para su propio verdugo. Este Inconsciente Colectivo se encarga, sin saberlo (en verdad que no lo saben) de servir un suculento manjar a esos oscuros enemigos con cada manifestación de su ego, trátese de una inútil discusión trivial o una violenta reacción mecánica.


Y es aquí donde cabe preguntarnos ¿Quién es el verdadero enemigo a vencer? ¿El oscuro sistema o el oscuro Des-conocimiento de nosotros mismos? ¿El que somete o el que se deja someter? ¿El que esclaviza o el que no quiere ser libre?

Es indudable que con una realidad subjetiva tan cambiante, tan ilusoria, tan confusa, y que hoy, más que nunca, está siendo constantemente manipulada, es difícil no sentirse apabullados, decepcionados y confundidos. Pero, ¿es ese pretexto suficiente para cruzar los brazos y esperar a que el prójimo haga todo el trabajo? Y digo esto desde la perspectiva de todas las personas que, cada una a su manera, buscamos darle suelo y estructura a ese mágico futuro de la tan mencionada “Nueva Humanidad”.

Esa Nueva Humanidad en la que dejaremos de juzgar al prójimo por lo que tiene y comenzaremos a amarlo por lo que es. Esa Nueva Humanidad donde nadie, absolutamente nadie, nos dirá qué pensar, qué decir o cómo actuar, pues pensaremos con el corazón, hablaremos desde el corazón y actuaremos por el corazón. Esa Nueva Humanidad donde no viviremos para acumular, sino para dar. Esa Nueva Humanidad por la que muchos daríamos todo lo que tenemos y todo lo que somos. Esa Nueva Humanidad por la que seriamos capaces de pelear hasta nuestro último aliento, hasta no tener más fuerzas que las necesarias para no arrodillarnos nuevamente ante el oscuro enemigo que durante tanto nos ha sometido.

¡Esa Nueva Humanidad que estamos benditamente condenados a manifestar, pero no como particularidades, sino como colectivo! ¡Como Consciente Colectivo! Cómo una Masa Crítica de Seres Humanos libres de actuar como mejor les plazca, pero siempre responsables de esa libertad.

Entonces, si tanto soñamos con una Humanidad nueva, diferente y maravillosa, ¿Por qué nos empeñamos en seguir pensando y actuando igual? ¿Por qué sigue primando la inconsciencia y la cobardía del ego comodino y apático? ¿Por qué no, en lugar de esperar y exigir que todo un colectivo cambie, cambiamos nosotros mismos? ¿Es acaso que no hemos comprendido correctamente aquello de “La suma de las partes hacen al todo, y nunca al revés”?

Esa Nueva Humanidad no llegará por generación espontánea. Sólo cuando cada una de sus “partes” decida hacerse responsable del papel que le corresponde como Nuevos, Verdaderos y Valientes Seres Humanos, el “Todo” estará completo y se manifestará. Mientras eso no ocurra y las partes sigan sin ser conscientes de su papel en el todo, la Nueva Humanidad, el AMOR, la armonía, la Libertad, el Ser Humano, y todo lo demás no pasará de ser SOLO UN SUEÑO.

Sólo tenemos que hacer lo que nos toca, ni más ni menos. Y entonces sí, cuando menos lo esperemos, viviremos y existiremos en una realidad infinitamente más hermosa que cualquier sueño del ego.

Usted elige, usted decide, usted camina,
usted es el responsable de sus actos, pensamientos y palabras.
Esa, es la única forma de Ser libre.

NOTA: Hoy, gracias al valor y coraje de verdaderos Seres Humanos, el Conocimiento está a disposición de todo aquel que sienta la necesidad de buscarlo y tenga la Voluntad para encontrarlo. La Balanza, poco a poco, se equilibra, y la poderosa arma del enemigo será finalmente usada en su contra o, mejor dicho, a nuestro favor. 



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