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15.2.17

Es hora de comenzar a evaluar la posibilidad de un cambio desde lo individual

¿ES VIABLE LA HUMANIDAD? Parte 2                                             


Continuando con nuestro articulo ¿ES VIABLE LA HUMANIDAD?, analizaremos, ahora, otros aspectos para conocer nuestras posibles alternativas futuras.

Ya vimos en números y estadísticas nuestras posibilidades y recursos disponibles. Esta demostración nos llevó a los siguientes resultados:
  • Estamos al borde de alcanzar el límite de nuestros recursos naturales.
  • El hambre en el mundo se debe a colaterales propios del manejo logístico de la cultura capitalista que sobrepone la ganancia al bienestar común.
  • El crecimiento poblacional ha llegado a su punto límite y pasamos ahora, naturalmente, a un período de decrecimiento, ya evidente en los países desarrollados.
  • Nuestra cultura deja mucho que desear mientras continúe en el sentido de satisfacer la comodidad y los requerimientos egoticos.
Gran parte de la humanidad, más de un 70%, es una grotesca masa de individuos que jamás se ha planteado la motivación de sus vidas, el crecimiento espiritual y la apertura de sus consciencias; viven en una especie de sueño egoísta que incluye obtener la mayor cantidad de comodidades posibles; basados en el derecho a la propiedad, se adueñan hasta de sus seres “amados”; creen que todo está para su solaz y no sienten responsabilidad por el estado de su medio ambiente y sus vecinos.


En sus manifestaciones religiosas son, también, grotescos, no profundizan en sus creencias, pero se creen con derecho a propagarlas a los cuatro vientos, son invasivos e irrespetuosos.

Tenemos una gran parte de la población, musulmanes y cristianos, que sostienen que sus creencias son las únicas viables y todos los que no la sigan serán castigados o exterminados, ya sea por Dios o por ellos mismos (guerra santa). Por su lado, el pueblo judío, que es una extraña sociedad cultural, cree lo mismo, pero con respecto a estas dos. En oriente, por su lado, la idea es similar, pero no se habla de ella.
La diferencia siguiente reside en el desprecio que sentimos por personas de otra raza o facción cultural. A veces la encubrimos diciendo que no es rechazo por el color de la piel, sino por sus costumbres sociales, mismas que, en realidad, no corresponden a su etnia, sino a la cultura a la que pertenecen. Sin embargo, basta el mínimo enfrentamiento, para que el vocabulario escale hasta su verdadero significado: desprecio y miedo a lo diferente.

Con esto debiera bastar, pero no, lo que sigue es la xenofobia o rechazo al inmigrante o extranjero (aunque viva en su país). Es curioso, pero este parece aumentar con respecto a los habitantes de países limítrofes e, incluso, entre los que tienen costumbres casi idénticas.

Y podemos seguir así hasta el infinito, de lo que sólo consideraremos las diferencias y discusiones patológicas que se realizan en las redes sociales, donde la imposición de egos resulta en una exhibición penosa de carencia cultural y humanística, las luchas por violencia de género, las generadas desde las comunidades gay, etc. etc. etc.

Desde la élite oscura que parece tener el poder nos llegan incentivos para enardecernos más unos contra otros, ya sea por el gobierno elegido, el partido de soccer, o la nueva moda que llega desde New York para los hombres y que revela su clara intención de femenizarnos hasta el punto de anular el género.

Es evidente que una sola chispa puede bastar para encender esta hoguera de leña seca y hasta resulta extraño que todavía no haya sucedido.

Creo que es hora de que cada uno, o junto con su familia, deje de relativizar el desastre que se avecina y comience a evaluar la posibilidad de un cambio desde lo individual, comenzando por las costumbres de consumo.

No tenemos que renunciar a cosas importantes, todavía; pero si seguimos en la costumbre de mirar hacia otro lado, pronto la emergencia nos tocará a la puerta.


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