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14.2.17

No debería existir una causa ni en contra ni a favor de una identidad sexual

LA HOMOSEXUALIDAD NO ES NORMAL: Sólo hay dos sexos


Camille Paglia, lesbiana y atea, critica el movimiento feminista y LGTBI actual con opiniones absolutamente críticas con ellos. Considera una forma de "maltrato infantil" que los padres apoyen operaciones de cambio de sexo en menores que dicen ser transexuales. 


Camille Paglia fue la primera mujer es declararse lesbiana en la Universidad de Yale y, desde su pensamiento feminista y ateo, mantiene un discurso absolutamente contrario al "oficial" impulsado por los grupos de presión LGTBI en todo el mundo.

Según recoge Giampaolo Rossi en su blog del rotativo italiano 
Il GiornalePaglia mantiene una serie de afirmaciones que rompen con el estereotipo y los dogmas de la ideología de género.

Rossi explica a este respecto que Paglia es feminista, "pero desprecia el feminismo contemporáneo" porque a su parecer "culpan a los hombres por todo" a diferencia de los movimientos feministas de principios del siglo XX.

Pero Camille Paglia tiene otras opiniones disruptivas que sorprenden viniendo de una persona atea feminista y lesbiana. 

Comentario: Sorprenden solamente porque nos hemos acostumbrando a dividir al mundo en base a ideologías o creencias. Una persona religiosa y heterosexual puede ser tan irracional como una persona atea y homosexual; y esto también se aplica a la inversa, es decir, personas pertenecientes a ambos grupos pueden ser muy sensatas y tener ideas que valen la pena considerar. Lo sorprendente no es que Camille Paglia, una atea y lesbiana, tenga ideas sensatas acerca de este fenómeno social; lo sorprendente es que haya tan poca gente que este considerando estas cuestiones de manera sensata, sean del grupo que sean y tengan las creencias que tengan. 


Sólo dos sexos en la naturaleza

A su parecer, la homosexualidad y las tendencias transgénero son "una forma de disfunción" porque en la naturaleza "sólo hay dos sexos biológicamente determinados". Por otro lado, añade que los casos reales de androginia "son muy raros" y que el resto de definiciones de género "son resultado de la propaganda".

"La homosexualidad no es normal; por el contrario es un desafío a la regla", explica.

Niños transgénero, "maltrato infantil"

Camille Paglia está 
en línea con el Colegio Americano de Pediatría, que condena los tratamientos y mutilaciones que se realizan en niños que en un momento dado expresan un sentimiento diverso a su sexo biológico.

A su juicio, 
no hay excusa para los padres que, con la ayuda de médicos complacientes, cambian el sexo de sus hijos que expresan sentimientos trasgénero: "Es una forma de maltrato infantil", subraya.

Religión y estructuralismo

Según recoge Giampaolo Rossi, pese a su negación de Dios, Paglia reconoce el papel histórico de las religiones, en especial de la cristiana:
"Tengo un gran respeto por la religión, que considero una fuente de valor psicológico infinitamente más rico que el estructuralismo éticamente insensato que se ha convertido en una religión secular"
.Y añade:
"Los códigos morales son la civilización. Sin ellos estaríamos abrumados por la barbarie caótica del sexo, de la tiranía de la naturaleza"
El activismo LGTBI es "estridente, egoísta y adoctrinador"

Paglia detesta las movilizaciones y la intolerancia organizadas por el lobby LGTBI. Ella misma se pregunta: "¿Por qué en los últimos años no ha habido ni un sólo líder gay lejanamente cercano a la estatura de Martin Luther King?"

La respuesta le resulta obvia y pasa por la
 falta de profundidad y el infantilismo:
"Porque el activismo negro está inspirado en la profunda tradición espiritual de la iglesia a la que la retórica política gay fue hostil de una forma infantil".
"Estridente, egoista y adoctrinador, el activismo gay está completamente carente de una perspectiva filosófica", añade Paglia.

Decadencia de Occidente

Camille Paglia considera que la decadencia de Occidente tiene algunos signos relacinados con el mundo LGTBI. A su entender:
"nada define mejor la decadencia de Occidente que nuestra tolerancia abierta a la homosexualidad y la transexualidad".
En el mismo sentido, y en el curso de un programa de la televisión brasileña, Paglia señaló:
"El aumento de la homosexualidad y la transexualidad son un signo de decadencia de una civilización".

Comentario: En este tema de la tolerancia hacia las diferentes identidades de género, debemos ser cuidadosos para no pasarnos al otro extremo y volvernos intolerantes hacia aquellos que son diferentes. Sin embargo, no sería extraño que esa sea precisamente la reacción de la mayoría de las personas, cuando se les impone desde afuera una aceptación exagerada de estas "identidades de género". Con esto nos referimos, por ejemplo, a que se le imponga a la sociedad en general la idea de que no pueden siquiera criticar de manera constructiva un fenómeno que merece la pena ser criticado y/o, más bien, analizado, ya que, naturalmente, representa un quiebre con ciertas estructuras básicas en las que se cimientan la civilizaciones humanas.

La idea de que la identidad de una persona se restringe únicamente a su sexualidad (legado de Freud), hace que esa persona sea más vulnerable a conflictos morales y de identidad intensos. Ante eso, cada quien puede optar por trabajar esos conflictos y llegar a una paz con lo que es (ya sea que sea homosexual o no) y lo que es el mundo (mayoritariamente heterosexual); o bien, puede huir del malestar que genera el conflicto y una manera de hacerlo es trasladarlo a la sociedad para intentar imponer una visión que le permita suprimir su malestar. Es decir, que nadie pueda, de ninguna manera, señalar algo negativo acerca de uno, porque eso "despierta" el malestar interno.

Si consideramos esto, vemos que lidiamos con algún problema de índole psicológico, emocional y/o moral. 
Eso no quiere decir que las personas con tales problemas deban ser juzgadas y maltratadas, ni tampoco es algo que se limita exclusivamente a la homosexualidad, pero sí quiere decir que exacerbar su negación a aceptar una realidad mediante normas arbitrarias que se imponen al resto de la población normal, no les hace a estas personas ningún favor a largo plazo y tampoco ayuda a la sociedad en general, ya que se favorece una visión basada en la subjetividad y la aceptación de lo subjetivo como escape a los conflictos morales; los cuales son una característica humana que nos permite desarrollarnos y relacionarnos con verdadera empatía y consideración hacia los demás. Esto, en contraste con valorar la realidad objetiva y la resolución de los conflictos morales, emocionales y psicológicos, con el fin de crecer y ser seres humanos responsables y conscientes; ya sea que seamos homosexuales, heterosexuales, y/o de diferentes religiones.

La condición sexual de un individuo, sus afinidades sexuales, no debería ser un problema para nadie en nuestra sociedad, es una cuestión que queda en el hábito privado de la vida personal de cada sujeto, como es el caso de un heterosexual que no hace un activismo en favor de una causa vinculada a su condición. No debería existir una causa ni en contra ni a favor de una identidad sexual, aunque sí es lógico entender que cualquiera con una identidad diferente a la de la mayoría tiene derecho a exigir los mismos derechos básicos que los demás: respeto, no discriminación, no acoso, etc. Pero de ahí a concluir que por ser homosexual y haber sido en algún momento discriminado, esta condición de víctima les habilita para exigirle a la sociedad una cantidad inusual de derechos extras, es otra cuestión. Y peor aún se torna la situación cuando desde una minoría se pretende imponer una visión antojadiza o subjetiva de la realidad a toda una sociedad. Esta es una actitud violenta, y en consecuencia es muy probable que genere una reacción violenta, lo cual se supone que fue desde un inicio el objetivo principal de los activistas: dejar de ser maltratados, insultados, y despreciados por la sociedad.

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