¡UN
UNIVERSO DE CRISTAL!
SINOPSIS:
Si como parece los colores NO EXISTEN físicamente, sino que son
adjudicados arbitrariamente a cada objeto por nuestro órgano maestro
¿significa eso que habitamos en un mundo en BLANCO y NEGRO? Pues tal
vez debería… o no, ¡qué tontería!
En
entradas pasadas ya aludí a la naturaleza mental del universo que
nos “rodea”. Y en idéntico escenario me permito reflexionar en
la presente sobre una de las pocas verdades científicas que, si bien
se comentan con desparpajo por ahí, pocas son las veces sin embargo
que se atreve nadie a analizarla debidamente (para variar) ni
llevarla hasta sus últimas consecuencias.
En
su obra tal vez más difundida entre los círculos académicos, el
psicólogo norteamericano y “cinturón negro” en percepción
Bruce Goldstein opina con sospechosa indiferencia sobre el espectro
cromático:
“Newton
afirmaba que los colores que apreciamos en respuesta a determinadas
longitudes de onda no están contenidos en los rayos de luz que
percibimos. En su lugar, los colores son CREADOS por nuestro sistema
perceptual. […] los rayos de luz no son más que energía y en
realidad no poseen ningún color definido.”
Bruce
Goldstein, Sensation and perception (Bruce/Cole, 1999), p. 151.
Resumiendo,
los colores NO FORMAN PARTE de ningún paisaje externo como nos
vienen contando desde pequeños y pudiera parecernos.
Y
es que, en el fondo, la experiencia del color es una cualidad que
nuestro “cerebro” le adjudica ordenadamente a cada banda de la
fracción visible del campo electromagnético, insisto, de puertas
para adentro.
(A
primera vista es como si el órgano maestro dispusiese, en un
hipotético diccionario de datos, de una tabla con las equivalencias
entre las diferentes longitudes de onda y los colores que para sí
representan. Al menos, así es como yo lo programaría).
Que
nadie dude que esto que digo es un hecho estrictamente científico y
perfectamente conocido entre variopintos expertos y mamporreros del
Sistema:
“[…]
los distintos colores […] no existen en el universo por mucho que
pese a los artistas [y a los científicos materialistas y realistas];
los colores los FABRICAMOS nosotros.”
“Todo
depende de los ojos con que se mire” (EduardPunset.es, 02/05/2010)
Vaya.
Me pregunto cómo puede dormir tranquilo este presunto buscador de la
verdad tras afirmar que una propiedad tan fundamental de cuanto
percibimos como “mundo físico” está siendo manufacturada
literal y activamente “entre nuestras orejas”.
Claro
que, si en realidad los colores no existen ahí fuera como parece…
¿hemos de suponer entonces que habitamos un universo en BLANCO y
NEGRO?
Pues
deberíamos a no ser, claro está, que alguien se permita señalar
que el blanco, el negro y todo el abanico de grises de por medio…
son también colores por supuesto.
Ya,
ya lo tengo: no se trata de que vivamos en un mundo blanco y negro,
pardillos, ¡qué va! lo que quieren decir Newton, Goldstein y Punset
(falta Bisbal) es que ¡vivimos en un mundo de puro CRISTAL!
Qué
raro, ¿pero cómo no se le ha ocurrido antes a nadie?: En ausencia
de color, a nuestro mundo físico externo no le queda más remedio
que ser de cristal.
Eso
sí, eso ya va teniendo más lógica ¿verdad? ¿A que mola descubrir
que vivimos en un universo de contornos, de objetos tridimensionales
y de formas… pero todas incoloras?
Ay,
no… espera. Espera porque, personalmente, me puedo obligar a
imaginar un extraño mundo de formas sin color como un escenario de
cristal, lo que no logro comprender sin embargo -¿verdad Sr.
Punset?- es por qué habría el cerebro de inventarse SOLAMENTE UNA
propiedad de nuestro agradecido y supuesto campo visual (el color en
concreto) para respetar misteriosamente en el proceso a todas las
demás.
En
consecuencia, si la naturaleza de los colores ha de reducirse por
fuerza al decepcionante y amargo fruto de una exquisita fabricación
mental, como ya he dicho que el estamento científico al completo
puede confirmar, ¿qué se supone que deberíamos pensar a su vez del
resto de los atributos culturalmente asociados a los objetos físicos
como su volumen, su contraste, su reflectancia o sus texturas por
citar algunos ejemplos?
¿Y
de aquél cuento de cómo objetos que NO EXISTEN realmente reflejan
milagrosamente colores que NOS INVENTAMOS? ¿Qué se supone que
deberíamos pensar también de ello?
Yo
no puedo estar completamente seguro, pero si tiene orejas, cuatro
patas, mueve el rabo y ladra, Sr. Punset… pues a lo mejor es un
perro ¿no?
Aprovecho
para confesar que hay en el mundo información de carácter público
más que suficiente para hacer saltar por los aires para siempre la
indemostrable teoría del Universo físico, sólido, inmutable y
externo que nos venden a diario. (Todos los detalles en mi próximo
libro).
Mientras
tanto, y como pensar contraviene las conductas aprobadas del Sistema,
pues nada:
BIENVENIDOS
(sin rechistar) A LA TIERRA DE “CRISTAL”
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