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22.8.18

Todo eso fue puesto sobre nuestras espaldas para controlarnos

CULTURA Y CONSPIRACIÓN                                                                 

Defender los valores culturales parece ser una idea en la que todos estaríamos de acuerdo, sobre todo en tiempos como este, cuando se suscitan grandes migraciones que producen la mezcla de razas y costumbres, la falta de adaptación de los que llegan y la intolerancia de los que habitan desde antes (y que, generalmente, también migraron alguna vez).

Pero, ¿qué es la cultura? Ahora descorreremos el velo de la conspiración más importante que cae sobre la humanidad: la farsa cultural.

Para un fanático del fútbol (soccer), su afición deportiva pasiva es parte de su acervo cultural. Se identifica con los colores de una camiseta, ama a uno o varios líderes hábiles en la competencia, apoya con cánticos y hasta se enfrenta materialmente con sus adversarios. 

En algo tan ínfimo, se hace presente una bandera, una vestimenta, el lider carismático, las marchas y la guerra.

Más cercana a la aceptación general, está la cultura nacional. Los habitantes de una nación se rigen por una ley o constitución, una bandera, un territorio, su himno y marchas, un líder, su acervo histórico, ciertas costumbres en común y la posibilidad , siempre latente, de que salgan a combatir contra otra nación.

La cultura religiosa, en tanto, puede o no formar parte de la nacional, trasciende sus fronteras, tiene sus propios líderes, sus símbolos, costumbres, cánticos, historia… es una costumbre sobre-impuesta a otra (la nacional) y, como las anteriores, puede conducir a una guerra, aún cuando todas las religiones predican el amor.


Por otra parte, está la cultura de la sangre o folclórica. Tiene que ver con los ancestros personales, la raza, la historia, los clanes, tiene sus símbolos y sus costumbres, sus dioses, sus tradiciones. De alguna manera es más valiosa y real que las anteriores, porque responde a la genética del individuo, a su historia familiar y real y tiene el soporte de ser la más antigua de todas las culturas descritas anteriormente. Tiene, también, el inconveniente de que, casi todos los humanos, hoy en día, somos mezcla de diferentes razas y culturas tradicionales.

La guerra, el enfrentamiento con lo diferente, está presente en el trasfondo de todas estas tradiciones. Las culturas dividen a la humanidad.

Luego, en tiempos recientes, surge la “posmodernidad“, la cultura del Nuevo Orden Mundial, la religión de la Nueva Era, que parece cerrar un ciclo y volver a unir lo separado. Sólo que, dentro de esa forma cultural, surgen otros enfrentamientos, más localizados. El feminismo, los movimientos homosexuales, la defensa de la pedofilia, el enquistamiento religioso resilente, las grandes migraciones, que son percibidas como invasión, etc. etc. etc.

¿Cuál es la realidad?

Todas las culturas, todas, son falsas. Los romanos invadieron Grecia y fueron conquistados culturalmente, como sucedió entre Japón y China… pero… ¿de dónde surge la “cultura griega”? ¿Existió realmente como tal? ¿Era Atenas culturalmente similar a Esparta?… No lo era… Sólo los unían lazos políticos, económicos y religiosos.

Si podemos hablar de una cultura griega, fue la del Siglo de Pericles, siglo V a.c., cuando ya la nación estaba en franca decadencia.

Así, cuando hablamos de culturas tradicionales o folclóricas, como la celta, nórdica, germana, maya, etc. nos estamos refiriendo a culturas de naciones que ya no existen, aunque debemos admitir que son de una riqueza mayor que las nacionales actuales.

Si hemos de hablar de una cultura común a la humanidad, tendríamos que referirnos a la atlante o a la pre-atlante… pero, en verdad, qué nos dice que nuestro origen no es anterior, cósmico, espiritual.

Cuando leo en la red posturas que defienden tal o cual cultura, me percato de lo olvidadizos que somos, de lo limitados y hasta infantiles; defendiendo un equipo de fútbol o una nación o una religión. Todo eso fue puesto sobre nuestras espaldas para controlarnos, para hacernos creer que somos y pertenecemos a algo “externo a nosotros mismos”.

CENTINELA NOCTURNO

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