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7.12.18

Los elegidos no dependen de un mesías y las palabras de un libro sagrado

EL SUEÑO DE LOS MUCHOS, LA SOLEDAD DE LOS POCOS

La profecía dice que dos cuartos de la humanidad perecerán por catástrofes naturales, epidemias y guerras. Que un  cuarto permanecerá terminando su experiencia en la tierra, pero en una etapa más elevada, sin tanto sufrimiento y con respeto por el medio ambiente. En tanto que, el cuarto restante, tomará su nuevo cuerpo de 5ta. dimensión y se retirará a su galaxia de origen.

Mientras ese tiempo llega, los dos cuartos continúan con su juego instintivo de destrucción, el cual, de cesar, nos evitaría el tránsito por la extinción, por su propia extinción. Pero carecen de consciencia como para darse cuenta o por lo menos, para escuchar a aquellos que se lo advierten.

El 25% semi-consciente, aún cuando tienen cierta idea y necesidad de un cambio, es incapaz de llevarlo a cabo y precisará aún de muchas encarnaciones de maduración para poder acceder a la etapa evolutiva en la que está la Tierra.

Los que se marcharán, son almas agotadas por tanta lucha por expandir la consciencia de su prójimo, cansadas de tropezar siempre con las mismas energías de baja vibración de aquellos mediocres que todo lo obstaculizan, que sólo ven el beneficio personal en las cosas y que creen que pueden aprovecharse de la energía creativa de los “elegidos”.

La soledad de los elegidos es un condimento más a una batalla que no se ha perdido, pero que los ha cubierto de heridas.

Extraños desde niños, adolescentes ermitaños y estudiosos, curiosamente cultos, evidentemente ocupados en ayudar a los demás sin esperar nada a cambio, adultos que son conscientes de las energías que los rodean y que produce la gente común en forma irreflexiva, contaminado el ambiente no solamente con sus sonidos y basura, sino con su emotividad de baja vibración.

Los muchos sueñan con diversión sin límites, riqueza fácil, dominio sobre los demás, éxito, grandes casas y autos lujosos.

Los pocos anhelan que llegue el momento de retirarse a su lugar de origen, salir de esta matrix a la que muchos llaman “escuela”, pero que es, en verdad, una prisión.

Los elegidos no dependen de la promesa de un mesías y las palabras huecas de un libro sagrado… su centro espiritual les reclama desde el origen del cosmos, es una llama ardiente que explota en su pecho, que llora con el daño que los mediocres ejecutan, que se lamentan de haber, alguna vez, accedido a venir aquí a ayudar…

Cómo lograr, mientras el final llega, cubrir estos años de soledad y tristeza, con el anhelo interno de volar lejos de aquí, lejos de tanta estupidez…

Con sólo la naturaleza de compañera y alimento, marchan por la vida, esperando que la anhelada muerte de este vehículo físico llegue…

Ánimo, compañero… no estas solo…

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