Utilizar
palabros foráneos como el de chemtrails
para
alertar sobre los programas de manipulación del clima en curso y sus
consecuencias para la vida en la tierra, palabros que no significan
nada ni explican nada en sí mismos, es mucho más que una pésima
estrategia de comunicación. Supone alterar los indicadores sociales
de alarma y por lo tanto la respuesta social. Quienes utilizan este
término, están impidiendo en la práctica que la gente pueda
informarse debidamente y organizar su defensa en un tema de la máxima
gravedad. Dicho de otro modo, están siendo cómplices, por omisión,
de los hechos que pretenden denunciar.
El
objetivo de este artículo es el de alertar a las personas sobre la
extrema importancia de utilizar las palabras apropiadas, en el idioma
de cada cual, particularmente cuando se trata de temas que afectan la
salud y la vida. Mantener el espíritu crítico en cuestiones
semánticas es vital, pues caer en la perversión del lenguaje
significa caer en la trampa que nos convierte en cómplices.
Palabras
clave con las que informar o buscar información:
geoingeniería, ingeniería climática, manipulación del clima,
dispersión estratosférica de aerosoles, gestión de la radiación
solar, siembra de nubes…
Por
su importancia este artículo desarrolla ampliamente el contenido en
tres partes complementarias respondiendo a las preguntas qué, quién,
cómo, por qué y para qué.
Geoingeniería:
manipulación del clima y desinformación massiva
La
ingeniería del clima o manipulación deliberada de los sistemas
climáticos naturales a nivel global, está originando fenómenos
extremos de sequías o inundaciones, y conduciendo al planeta a un
punto de no retorno. Esta manipulación que se le ha ocultado a la
sociedad por razones de seguridad nacional, de dominio militar y de
interés corporativo, tiene más de 70 años de historia, aunque su
uso para fines bélicos quedó prohibido por el Convenio ENMOD de
Naciones Unidas en 1977. Pero hecha la ley hecha la trampa. Ante la
necesidad de seguir perfeccionando un arma prohibida de dominio
planetario se recurre al disfraz “de uso civil”, siguiendo el
mismo patrón de la bomba atómica con el “uso pacífico” de la
energía nuclear cuya industria retroalimenta el arsenal nuclear.
El
uso civil de este arma climática, denominada geoingeniería, o
ingeniería del clima, sería el de paliar el calentamiento global
originado por el CO2 producido por el hombre. Casualmente esta tesis
del calentamiento aparece en escena tras la prohibición de las armas
climáticas por el Convenio ENMOD, pues hasta mediados de los años
70 el debate científico giraba justamente en torno a lo contrario, a
una Pequeña Edad de Hielo.
La
geoingeniería supone el mayor peligro para la supervivencia del
planeta después de la bomba atómica pero a pesar de reconocer que
causará estragos en el clima, en la agricultura y en la salud, se la
considera un mal necesario para “paliar” el calentamiento global
supuestamente originado por el exceso de CO2 como consecuencia del
uso de energías fósiles por el hombre. Esta ingeniería del clima
consistiría en controlar la radiación solar que llega a la tierra
mediante la dispersión en la atmósfera, por medios aéreos, de
millones de toneladas de materiales que van desde el sulfuro a óxidos
de metales. Sin embargo, la geoingeniería no ataca las supuestas
causas del calentamiento global ya que se trata de un parche
tecnológico para bajar la temperatura del planeta sin tener que
limitar el uso de esas energías fósiles.
A
pesar de estar bien documentadas esas siete décadas de manipulación
del clima, las Naciones Unidas y el IPCC han preferido ignorar ese
impacto en sus planteamientos sobre cambio climático divulgados como
una doctrina incuestionable. Quizás porque quienes dictan esa
doctrina son los mismos intereses que dictan los acuerdos en las
cumbres del clima organizadas por este organismo. En efecto, los
Acuerdos de la Cumbre del Clima en París, sarcásticamente
calificados de históricos, a pesar de no ser vinculantes, suponen
reconocer la geoingeniería como única solución por parte de los
gobiernos del mundo para impedir que la temperatura del planeta suba
2ºC, visto que la premisa fundamental de esas cumbres es que los
acuerdos alcanzados no pueden ir contra los intereses de las partes.
Esos intereses obviamente son los de las multinacionales, ya que
casualmente se retiran del acuerdo final de la cumbre los derechos
humanos.
El
hecho es que la geoingeniería no es un planteamiento hipotético
como sugieren quienes promueven estas prácticas. Se está llevando a
cabo por los amos del mundo, fuera de todo marco legal, sin el
conocimiento ni el consentimiento de los ciudadanos y en el desprecio
más absoluto del principio de precaución, con la complicidad de
gobiernos, políticos, científicos, militares, instituciones
docentes, sindicales, judiciales, etc. en plena violación de los
derechos humanos, incluida salud, la seguridad y la soberanía
alimentaria de los pueblos, bajo cobertura del Protocolo de Derechos
e Inmunidades de Naciones Unidas.
En
resumen, nos encontraríamos frente a una manipulación tecnológica
del clima (de origen militar) consensuada por razones de poder y
codicia entre el conglomerado industrial civil y militar; con
capacidad para generar una situación de episodios climáticos
extremos definida como cambio climático. Un arma con efectos
múltiples sobre la soberanía alimentaria, la seguridad y la salud
pública, entre otros, ya que este cambio climático supondría un
gran...
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EL SIGUIENTE ENLACE: http://www.guardacielos.org/users/1/Documentacion/Chemtrails_la_trampa.pdf
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