10.1.19

Un arma con efectos múltiples sobre soberanía alimentaria, seguridad y salud

CHEMTRAILS: La trampa que nos convierte en cómplices   

Utilizar palabros foráneos como el de chemtrails para alertar sobre los programas de manipulación del clima en curso y sus consecuencias para la vida en la tierra, palabros que no significan nada ni explican nada en sí mismos, es mucho más que una pésima estrategia de comunicación. Supone alterar los indicadores sociales de alarma y por lo tanto la respuesta social. Quienes utilizan este término, están impidiendo en la práctica que la gente pueda informarse debidamente y organizar su defensa en un tema de la máxima gravedad. Dicho de otro modo, están siendo cómplices, por omisión, de los hechos que pretenden denunciar.

El objetivo de este artículo es el de alertar a las personas sobre la extrema importancia de utilizar las palabras apropiadas, en el idioma de cada cual, particularmente cuando se trata de temas que afectan la salud y la vida. Mantener el espíritu crítico en cuestiones semánticas es vital, pues caer en la perversión del lenguaje significa caer en la trampa que nos convierte en cómplices.

Palabras clave con las que informar o buscar información: geoingeniería, ingeniería climática, manipulación del clima, dispersión estratosférica de aerosoles, gestión de la radiación solar, siembra de nubes…

Por su importancia este artículo desarrolla ampliamente el contenido en tres partes complementarias respondiendo a las preguntas qué, quién, cómo, por qué y para qué.


Geoingeniería: manipulación del clima y desinformación massiva

La ingeniería del clima o manipulación deliberada de los sistemas climáticos naturales a nivel global, está originando fenómenos extremos de sequías o inundaciones, y conduciendo al planeta a un punto de no retorno. Esta manipulación que se le ha ocultado a la sociedad por razones de seguridad nacional, de dominio militar y de interés corporativo, tiene más de 70 años de historia, aunque su uso para fines bélicos quedó prohibido por el Convenio ENMOD de Naciones Unidas en 1977. Pero hecha la ley hecha la trampa. Ante la necesidad de seguir perfeccionando un arma prohibida de dominio planetario se recurre al disfraz “de uso civil”, siguiendo el mismo patrón de la bomba atómica con el “uso pacífico” de la energía nuclear cuya industria retroalimenta el arsenal nuclear.

El uso civil de este arma climática, denominada geoingeniería, o ingeniería del clima, sería el de paliar el calentamiento global originado por el CO2 producido por el hombre. Casualmente esta tesis del calentamiento aparece en escena tras la prohibición de las armas climáticas por el Convenio ENMOD, pues hasta mediados de los años 70 el debate científico giraba justamente en torno a lo contrario, a una Pequeña Edad de Hielo.

La geoingeniería supone el mayor peligro para la supervivencia del planeta después de la bomba atómica pero a pesar de reconocer que causará estragos en el clima, en la agricultura y en la salud, se la considera un mal necesario para “paliar” el calentamiento global supuestamente originado por el exceso de CO2 como consecuencia del uso de energías fósiles por el hombre. Esta ingeniería del clima consistiría en controlar la radiación solar que llega a la tierra mediante la dispersión en la atmósfera, por medios aéreos, de millones de toneladas de materiales que van desde el sulfuro a óxidos de metales. Sin embargo, la geoingeniería no ataca las supuestas causas del calentamiento global ya que se trata de un parche tecnológico para bajar la temperatura del planeta sin tener que limitar el uso de esas energías fósiles.

A pesar de estar bien documentadas esas siete décadas de manipulación del clima, las Naciones Unidas y el IPCC han preferido ignorar ese impacto en sus planteamientos sobre cambio climático divulgados como una doctrina incuestionable. Quizás porque quienes dictan esa doctrina son los mismos intereses que dictan los acuerdos en las cumbres del clima organizadas por este organismo. En efecto, los Acuerdos de la Cumbre del Clima en París, sarcásticamente calificados de históricos, a pesar de no ser vinculantes, suponen reconocer la geoingeniería como única solución por parte de los gobiernos del mundo para impedir que la temperatura del planeta suba 2ºC, visto que la premisa fundamental de esas cumbres es que los acuerdos alcanzados no pueden ir contra los intereses de las partes. Esos intereses obviamente son los de las multinacionales, ya que casualmente se retiran del acuerdo final de la cumbre los derechos humanos.

El hecho es que la geoingeniería no es un planteamiento hipotético como sugieren quienes promueven estas prácticas. Se está llevando a cabo por los amos del mundo, fuera de todo marco legal, sin el conocimiento ni el consentimiento de los ciudadanos y en el desprecio más absoluto del principio de precaución, con la complicidad de gobiernos, políticos, científicos, militares, instituciones docentes, sindicales, judiciales, etc. en plena violación de los derechos humanos, incluida salud, la seguridad y la soberanía alimentaria de los pueblos, bajo cobertura del Protocolo de Derechos e Inmunidades de Naciones Unidas.

En resumen, nos encontraríamos frente a una manipulación tecnológica del clima (de origen militar) consensuada por razones de poder y codicia entre el conglomerado industrial civil y militar; con capacidad para generar una situación de episodios climáticos extremos definida como cambio climático. Un arma con efectos múltiples sobre la soberanía alimentaria, la seguridad y la salud pública, entre otros, ya que este cambio climático supondría un gran...


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