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19.3.19

Lo natural y parece que imposible, sería el respeto, el sentido común

PSICOSIS TEMPORAL EN NUESTRA SOCIEDAD ACTUAL       

Un fenómeno o cuadro emocional nuevo por nuestra vida de condicionamiento, impotencia generada desde el exterior y desorden social fruto del protagonismo de lo material sobre lo humano.


Una nueva amenaza se cierne sobre la sociedad, sobre las personas individualmente y también colectivamente: la psicosis temporal.

No se trata de un cuadro de alineación ni de esquizofrenia, ni siquiera de pérdida de la conciencia -que en algunos casos puede ser pero no es la constante que los mueve-.

En una sociedad masificada, dónde se contrata una vida tranquila de una vida bulliciosa de exceso de gente, que lleva a una gran mayoría a portarse mal, a no tener respeto, a reírse de los demás, a no tener educación ni civismo ni urbanidad, a provocar por provocar, a mofarse e intentar hacer daño a los demás porque sí, gratuitamente, porque pueden, porque son comportamientos faltas no punibles, no delitos, y que sin embargo puede provocar la respuesta de un delito.


Sí hay alguien que tiene la culpa, y es quien carece de respeto. La respuesta de indignado no tiene necesariamente medida, es como una reacción de repente en cadena, fruto de la indignación, de la impotencia de ver que miles y miles de comportamientos y actitudes sobrepasan la falta de respeto, el ataque a las más básicas formas de relación social en paz necesarias y que se infringen constantemente e impunemente, y que sin embargo nadie responde ni se queja ni actúa. Como una locura colectiva real en que los más sensibles, o al menos sensibles a cosas concretas, son los perdedores por encima de una matrix con la que nadie puede.

Una matrix de mal comportamiento, de subversión a la sociedad destrozando todo lo que pillan por delante y transgrediendo el respeto de forma permanente.

Chicos con sus motos ruidosas molestando, falta de urbanidad impune en no pedir excusas por un mal gesto o una falta de respeto, un tirar un papel, mirar de forma amenazante, cualquier cosa puede ser suficiente para sentirse atacado, no respetado, y que los casos más extremos pueda llegar a un desenlace en cadena de respuesta agresiva o violenta que se equipara con las emociones de falta de respeto que se producen.

Son cosas no juzgables, muy difíciles de explicar, que incluso contadas pueden constituir más un perfil de psicopatía o locura, más que una defensa de un derecho básico a ser respetados.

Son las cosas que pueden encausar a cualquiera y que acabarán con su libertad.

Son las cosas que nadie puede contar y menos con detalle.

Una locura colectiva fruto de una sociedad materialista, dónde ha dejado de cultivarse la empatía, el respeto, la cordialidad, y la generosidad. Dónde solo prima el egoísmo salvaje de una sociedad destruida.

La naturaleza está enferma por nuestro comportamiento industrial, plagas, enfermedades que llegan hasta la naturaleza, hasta los árboles, el agua, los animales, con enfermedades nuevas, desconocidas, mezcla de una biología desencadenada que se asocia a respuestas emocionales que juntas crean cuadros desconocidos y que se pasan a los humanos, como nuestras miserias se pasan a animales y plantas.

Los comportamientos peores de los peores son los que han exigido NORMAS. Todo son regulaciones y normas. Algo que es realmente nocivo.

Lo natural y parece que imposible, sería una respuesta de respeto, sentido común, generosidad, excusas, perdón y contrición (pensamiento reflexivo de conciencia), que nunca se darán, y que entonces facilitan las normas que hunden todo.

Normas que cada vez son más y nos llevan a la locura. Hasta la relación con la tecnología son normas, rules, pasos, permisos. Una locura inhumana que agota nuestra naturaleza orgánica y que nos quiere equiparar más con robots, hacernos más mecanizados y llenos de normas.

No hay normas para todo, y esperemos que desaparezcan una gran mayoría (que es imposible), porque en nuestro ADN está sembrado el mal, la tendencia al mal y la falta de respeto y la destrucción.

Más normas y obligaciones, más locura, más estrés, más desequilibrio.

La serie The Sinner describe parte de estos comportamientos.



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