Manipulacion
cientifica de masas
La Ventana de Overton es una teoría política que describe con escalofriante exactitud cómo se puede cambiar la percepción de la opinión pública para que las ideas que antes se consideraban descabelladas sean aceptadas a lo largo del tiempo.
La Ventana de Overton es una teoría política que describe con escalofriante exactitud cómo se puede cambiar la percepción de la opinión pública para que las ideas que antes se consideraban descabelladas sean aceptadas a lo largo del tiempo.
En
principio ningún tabú escaparía a la eficacia de esta técnica.
Por consiguiente, se podría cambiar de modo radical la valoración
que la sociedad tiene actualmente de la eutanasia, el incesto, el
bestialismo, la pederastia o el canibalismo, por poner sólo unos
cuantos ejemplos.
Para
ello no se aplicaría un lavado de cerebro directo, sino una serie
de técnicas avanzadas, cuyo desarrollo pasaría inadvertido para la
sociedad.
Para
mostrar de qué manera esta teoría explica cómo se pueden lograr
los efectos deseados, conviene que nos centremos en un tabú
concreto.
Examinemos
por ejemplo el canibalismo
Así
pues, ¿cómo sería posible convertir en aceptable la ingesta de
personas? ¿Cómo se opera ese cambio en las conciencias desde la
fase de aversión hasta la de conformidad plena?
En
cinco etapas sucesivas, que a continuación describimos.
Primera
Etapa: de lo Impensable a lo Radical
En
este primer estadio, la aprobación del canibalismo es todavía algo
impensable.
La
práctica de comer carne de la propia especie se encuentra en el
nivel más bajo de aceptación de la ventana de posibilidades de
Overton (muy estrecha aún, por no decir cerrada a cal y canto),
puesto que la sociedad considera ésta una acción repugnante y
ajena a la moral pública.
Es
decir, la ventana está cerrada y de momento no se mueve.
Para
modificar esta apreciación —y amparándose en la libertad de
expresión—, se trasladaría esta cuestión a la esfera
científica, sugiriendo que para los científicos no deberían
existir temas tabú.
En
ese caso, podría realizarse un simposio etnológico sobre rituales
exóticos de culturas ancestrales, para obtener declaraciones
autorizadas sobre costumbres caníbales, forzando así la transición
de la actitud negativa e intransigente original de la sociedad a una
actitud más positiva y abierta.
Simultáneamente,
se crearía un grupo radical de caníbales a fin de ser advertido y
citado por numerosos medios de comunicación. Con esto ya se habría
logrado el objetivo de la primera fase: eliminado el tabú, que la
cuestión originalmente inaceptable empiece a discutirse.
Segunda
Etapa: de lo Radical a lo Aceptable
En
esta segunda etapa ya se persigue abiertamente la aprobación del
canibalismo.
Para
que éste pueda ser aceptado hay que seguir divulgando las
conclusiones de los «científicos», e insistir en lo oportuno que
es no tener prejuicios sobre el tema, calificando de intransigentes
a quienes se nieguen a adquirir conocimientos sobre el mismo.
Los
que se resisten deben empezar a ser vistos como fanáticos que se
oponen a la ciencia y a la ilustración.
Mientras
se condena públicamente a los intolerantes, es necesario crear un
eufemismo, con la intención de que se pierda el significado directo
del término original y sus connotaciones negativas, sustituyendo
así la expresión original (canibalismo) por antropofagia, primero,
y antropofilia, en último término.
Paralelamente
se crearía un precedente, histórico, mitológico, o inventado, que
sirviera de referencia y pudiera ser utilizado como prueba de que la
antropofilia es perfectamente legítima.
El
uso combinado de medios de comunicación y grupos de presión
convertiría en aceptable, más pronto que tarde, el hecho de que
haya personas que incluyen en su menú diario carne de la propia
especie.
Tercera
Etapa: de lo Aceptable a lo Sensato
Para
convertir en sensato lo que en un principio era totalmente
inaceptable, lo siguiente sería proponer que la ingesta de carne
humana sea un derecho de todo hombre libre.
Un
lema apropiado podría ser el siguiente: «un hombre libre tiene
derecho a decidir qué come».
Al
mismo tiempo, seguiría siendo absolutamente necesario arrinconar a
quienes piensan diferente, es decir, a cuantos todavía impugnan la
consolidación de este pretendido derecho.
Así,
se acusaría a estas personas de radicales que odian la
antropofilia, de retrógrados y extremistas que arrojarían en
hogueras, si pudieran, no sólo a los caníbales, sino a los
miembros de cualquier minoría.
A
su vez, pretendidos expertos y personajes conocidos del mundo de la
comunicación, insistirían en que a lo largo de la historia humana
nos hemos comido unos a otros, sin que esto produjera extrañeza en
aquellas sociedades…
Como
hemos advertido, el objetivo de esta tercera etapa es que el
canibalismo sea considerado una costumbre razonable.
Cuarta
Etapa: de lo Sensato a lo Popular
A
continuación se debe poner toda la maquinaria del poder al servicio
del ideal supremo.
En
este instante, los medios de comunicación, secundados por gente
famosa y autoridades, hablan abiertamente de antropofilia.
El
canibalismo se convierte entonces en un tema predilecto de la
industria del entretenimiento.
El
fenómeno asoma por primera vez en películas, letras de canciones
comerciales, novelas y espectáculos televisivos.
De
repente, se produce también el ensalzamiento de personajes
relevantes que en la historia practicaron la antropofilia, sirviendo
de modelo a las multitudes.
El
fenómeno pronto se vuelve imparable y multitudinario.
Además,
para reforzar su imagen positiva, los caníbales son presentados
ante la opinión pública como víctimas de una sociedad represora,
que les impide satisfacer sus apetitos, y comer lo que su cuerpo les
pide.
Quinta
Etapa: de lo Popular a lo Político
El
ideal ya está al alcance de la mano.
En
esta última etapa, la ventana de posibilidades de Overton,
totalmente cerrada al principio, aparece ya a escasos centímetros
de abrirse de par en par.
El
empellón definitivo consiste en preparar la legislación para
legalizar el fenómeno.
Los
partidarios de la legalización del canibalismo, incorporados en
grupos de presión, se consolidan en el poder y crean encuestas con
el fin de mostrar un alto porcentaje de partidarios de la
legalización del fenómeno.
Y
de forma automática, como la fruta madura que cae por sí sola del
árbol, se acaban estableciendo en la conciencia colectiva nuevos e
incontestables dogmas: «se prohíbe la prohibición de comer
personas»; «comer personas es un derecho»; «quienes se oponen a
la antropofilia incurren en un delito de antropofobia»…
Como
vemos, el movimiento de las ventanas es una estrategia perfectamente
definida.
Hemos
contemplado el arco completo, pasando del rechazo absoluto al
canibalismo (como uso totalmente ajeno a la moral pública) a su
legalización y aprobación popular y política.
Decíamos
al principio que la Ventana de Overton es una teoría política que
describe con escalofriante exactitud cómo se puede cambiar la
percepción de la opinión pública para que las ideas que antes se
consideraban descabelladas sean aceptadas a lo largo del tiempo. Y
hemos descrito cómo es posible.
De
hecho, el movimiento de las ventanas —que, como resulta evidente,
es extrapolable a cualquier fenómeno—, no sólo se ha ensayado
con éxito en el pasado, sino que se sigue aplicando con éxito en
el presente…
Posdata:
Piénsese, al menos, que entre las gravísimas consecuencias que
arrastra consigo esta diabólica estrategia de manipulación
avanzada de masas, está la de provocar una fractura social
prácticamente irrecuperable.
Siendo
su corolario más dañino, sin embargo, la degradación de la
sociedad mediante el encumbramiento de aberraciones de todo tipo,
que acaban, como hemos visto, por ser asumidas y aun tenerse por
naturales.
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Gracias, por compartir.
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