Aquellas
personas que la consumieron aseguran ingresar a un mundo superior,
viajar a un universo paralelo, contactar a entidades de otras
regiones del espacio-tiempo; aseguran penetrar en el mundo de los
dioses y los espíritus.
Su
uso tiene por finalidad, provocar en quien la ingiere un “estado
alterado de la conciencia”
y según algunos investigadores la DMT,
dimetiltriptamina,
podría abrir las puertas a otra dimensión, provocando un exacerbado
desarrollo cerebral cognitivo.
¿Qué
es la Dimetiltriptamina?
La
DMT o N,N-Dimetiltriptamina es un compuesto que se
encuentra en una amplia variedad de seres vivos y también reside en
el cerebro humano en bajas concentraciones, especialmente en la
glándula pineal.
Biológicamente
es un fuerte estimulante general y estimulador de la conciencia. Se
produciría principalmente en ciertos estados
psicóticos naturales como el
nacimiento, los sueños y las experiencias cercanas a la muerte.
Químicamente, es un alcaloide triptamínico, cercano a la serotonina, por lo que si se consume se adhiere a los receptores de este neurotransmisor.
Está presente de manera natural en gran cantidad de plantas y animales. Entre ellas, la Mimosa tenuiflora, un arbusto americano utilizado por los chamanes de las tribus del Amazonas para fabricar la famosa ayahuasca.
Personas
diferentes, viajes similares
Aunque
resulta sorprendente para los científicos, un importante porcentaje
de los “psiconautas”, describen en sus viajes un entorno muy
semejante, perciben sensaciones similares y se encuentran con un
mismo tipo de entidades.
Tres
elementos definen esta dimensión paralela por donde viajan las
personas que han consumido DMT:
-
El crisantemo o barrera energética: el crisantemo sería algo así como la puerta de ingreso a “otra dimensión”. Generalmente está caracterizado por figuras geométricas diversas de vivos colores y gran belleza.
-
El domo o patio de los extraterrestres: en esta etapa muchas personas sienten una especie de mensaje que atraviesa todo su cuerpo. La realidad diaria se difumina, deja de existir la noción temporal. Además, aparecen seres lumínicos, inmateriales.
-
El viaje propiamente dicho: en esta etapa nos ponemos en contacto con entidades ajenas a nuestro mundo, catalogadas como extraterrestres, inteligencias dimensionales, hadas, ángeles, demonios, dioses, entre otros.
La
cuenta regresiva a mi viaje con DMT, es como prepararte a morir, para
nacer nuevamente. Un frio polar recorre mis venas, un fuego intenso
azota detrás de mi cuello. El shock del DMT está por comenzar.
Un
ruido lejano, se hace cada vez más potente, más fuerte, retumba en
mi cabeza y de repente rompe con todas mis estructuras. Termina con
todo lo que soy o conocí hasta el momento. De repente ya estoy allí.
Un sentimiento cálido y dorado se hizo presente en mi pecho. Subió
desde allí hasta mi cabeza. Siento una fuerte opresión en el centro
de mi cabeza, mi piel se separa de mí, me abandona, como si dejara
mi cuerpo atrás, en ese momento comenzó mi viaje.
Por
un momento pensé que había muerto. Que se había acabado todo. Veo
unas nubes blancas, brillantes como un foco lumínico. No sé muy
bien si estoy experimentando mi muerte o mi nacimiento. El tiempo se
desintegra, es como si la sensación de temporalidad se colapsara,
dejara de existir.
Mi
humanidad comienza a perderse, finalmente alcanzo un punto que lo he
llamado la última capa antes de dejar de ser un humano. Siento un
miedo importante. Literalmente he sido expulsado fuera de mi cuerpo
físico. Dejo atrás mi cuerpo, y me hago parte de este nuevo
universo.
No
existe más un Yo, simplemente era la luz, no hay separación, ni
sombras ni diferencias. No hay pasado, no hay futuro, solo existe el
ahora.
Me
encuentro formando parte quizás de una nueva dimensión, un nuevo
universo o Dios sabe qué, interactuando con seres jamás vistos que
me cuesta definir.
Vuelo,
me desplazo entre las entidades lumínicas. Trato de observar lo
máximo posible, entender en donde estoy, pero todas estas máquinas,
estructura, entidades o como se llamen, nunca las había visto en mi
vida y no entiendo para que sirven. Soy como un hombre de las
cavernas dentro de un laboratorio de súper computadoras.
Siento
e intuyo que estoy en un plano superior de conciencia o
inteligencia.
Algo
parecido a Ángeles, vuelan majestuosamente suspendidos en el
espacio. Me da la sensación como de encontrarme en otro mundo.
Parezco estar en un mundo divino, hasta que llegué a un lugar en
donde me di cuenta que las almas renacen, un lugar en donde ya había
estado con anterioridad, no puedo precisarlo temporalmente, pero yo
estuve aquí con antelación. Una paz transcendental se apoderó
de mí, jamás en mi vida habido sentido una sensación de paz de
semejante dimensión. El mundo material se apartó completamente de
mí, solo queda lo espiritual.
Luego
el efecto de la medicina se va y en menos tiempo que un chasquido de
mis dedos, retorno a mi cuerpo físico, que había dejado
previamente. Vuelvo a fundirme con mi parte física y vuelvo a sentir
la sensación de tener un cuerpo y volverme nuevamente sustancial.
Aquí
estoy nuevamente. ¡Vivo!!! En el mismo cuerpo.
¿Me
pregunté, cuanto tiempo estuve ido? ¿Necesitaba saberlo? El reloj
marcaba solamente una diferencia de 15 minutos desde la última vez.
Para mí, simplemente fueron miles de años de experiencia, en
solamente 15 minutos de inexistencia (dramatización
ficticia sobre el viaje con DMT)
Existe
una gran controversia sobre el tema, pero algunos antropólogos que
estudian el desarrollo del cerebro humano sostienen que
la dimetiltriptamina
fue un desencadenante de la evolución de nuestro cerebro.
Según
los expertos en los últimos 3 millones de años el tamaño del
cerebro humano se triplicó, lo que constituye el avance más rápido
de un órgano sobre la faz de la Tierra. Se cree que este proceso
evolutivo, llego a su punto culminante hace unos 100.000 años,
cuando el homo sapiens se transformó en un individuo consciente.
Una
de las teorías que trata de explicar esta apresurada evolución del
cerebro humano, es la propuesta por Terence
McKenna,
quien en su libro denominado El
manjar de los Dioses,
postula que los alcaloides de las llamadas plantas alucinógenas,
como la psilocibina, dimetiltriptamina, harmalina, entre otros,
fueron parte de la dieta protohumana ayudando al cerebro a un
acelerado desarrollo.
MacKenna sostiene
que, en un estadio posterior de ese mismo proceso, los alúcienos
actuaron como catalizadores en el desarrollo de la imaginación,
alimentando la creación de estrategias internas que quizás
concordaron con la emergencia del lenguaje y la religión.
Seres
Dimensionales, Dioses y evolución humana
Para McKenna existen
tres etapas diferenciadas en la evolución humana.
Etapa
1: Los ancestros del ser humano ingirieron pequeñas cantidades de
psilocibina o dimetiltriptamina sin tener noción de los efectos que
ocasionaban. Ello habría provocado una agudeza considerable de los
cinco sentidos.
Etapa
2: Ya consciente del poder de dichas plantas, descubrieron que las
mismas producían una mayor excitación sexual, favoreciendo así la
reproducción de la especie.
Etapa
3: Correspondería al trance chamánico. Individuos de un grupo que
habrían consumido cantidades más elevadas de alucinógenos,
protagonizando viajes astrales, contacto con seres de otros mundos,
llamados Dioses o entidades superiores, marcando así el camino a
seguir por el grupo etario.
De
este modo el grupo etario se estratificó, ya que solamente estos
individuos tendrían mayores facilidades para comunicarse con los
dioses, convirtiéndose en portavoces de los mismos.
DMT,
glándula pineal y la forma sagrada de piña
La
glándula pineal se encuentra en el centro del cerebro, presenta una
pequeña forma de cono de pino. Su estructura histológica comprende
células muy similares a la de la retina y por ello es considerada
como vestigio de un tercer ojo primitivo.
Desde
la antigüedad la glándula pineal es objeto de las mayores
especulaciones metafísicas, es responsable de producir melatonina a
partir de la serotonina y dimetiltriptamina (DMT).
Fue
mencionada antiguamente por Descartes como el órgano encargado de la
conexión entre las dimensiones superiores y las dimensiones de la
materia, describiendo a la glándula pineal como el asiento del alma.
Además,
muy conocida es la relación de la glándula pineal con el tercer ojo
o sexto chakra, cuya función está asociada a la percepción
extrasensorial.
Asombrosamente,
por esas casualidades de la vida, la glándula pineal se forma a
partir de la séptima semana en el feto humano. A los 49 días
también se define el sexo y según el Libro
tibetano de los muertos (Bardo
Thödol),
49 días es lo que tarda un ser humano en reencarnar.
Manly
P. Hall en Man:
Grand Symbol of the Mysteries nos
dice que la glándula pineal corresponde a la sefirá de Kether, la
corona, la unidad divina que contiene a todas las cosas, y es “El
ojo que todo lo ve”
de los masones, el Ojo de la Providencia.
En
el antiguo Egipto en algunos papiros se muestra a las personas
fallecidas con un cono de pino adherido a la corona de su cabeza al
entrar a la sala del juicio de Osiris.
En
los misterios griegos a veces se llevaba un bastón simbólico con un
cono de pino adherido –el tirso o báculo de Dionisio, y en la
plaza de San Pedro podemos ver una enorme escultura de una glándula
pineal flanqueada por dos pavos reales.
Dimetiltriptamina
y el fruto prohibido del Edén
“Cuando
la mujer vio que el fruto del árbol era bueno para comer y que era
placentero a la vista y a la contemplación, lo tomo y lo comió. Lo
ofreció también a su esposo y este lo comió. A ambos se les
abrieron los ojos y se dieron cuenta que estaban desnudos; por lo
que, con algunas hojas, se confeccionaron un taparrabos. El Señor
hizo túnicas de piel para Adán y su mujer y los vistió. Dijo: “El
hombre se ha convertido en uno de nosotros, conoce el bien y el mal:
¿Qué quedará si estira el brazo y también toma el fruto del Árbol
de la Vida, lo come y se convierte en inmortal?” Por lo que el
Señor lo echó del Jardín del Edén para que arara el suelo del
cual había sido arrancado”
Acaso
el fruto prohibido no podría estar simbolizando el poder de las
plantas alucinógenos, acaso el fruto prohibido no le daría al ser
humano la virtud de la autoconciencia, acaso el fruto prohíbo no
podría ser algún tipo de sustancia que le permita al ser humano
conocer el mundo de Dios.
Reflexión
Final
Como
bioquímico he estudiado cantidad de vías metabólicas, circuitos
neuronales, sustancias químicas y siempre me ha surgido la simple
pregunta de qué es la normalidad.
Por
definición podemos decir que el término normal se aplica a todo
aquello que se encuentra en su estado natural, a todo aquello que
sirve como norma o regla. En términos estadísticos normal hace
referencia a un promedio aceptado.
Pero
según la evolución, cuando un individuo de una sociedad sufre algo
denominado mutación favorable, este individuo deja de ser normal, ya
que se aleja de la norma o regla y como su mutación es favorable
comienza a tener ventajas sobre los otros y evoluciona. Al cabo de
cierto tiempo tendremos una nueva normalidad, proceso llamado
evolución.
El
término “estados alterados de conciencia” nos lleva a pensar que
es un estado de conciencia fuera de lo normal, en el caso que nos
atañe en este artículo fomentado por una sustancia endógena
consumida de forma exógena.
Quizás,
estos estados de conciencia alterados forman parte de la evolución
de nuestro cerebro, de la forma que él mismo puede interpretar la
realidad.
Al
mismo tiempo me surge la pregunta de qué es la realidad. Y la única
respuesta que se me ocurre, es que la realidad es la capacidad de
nuestro cerebro de interpretar el mundo en que vivimos, que nos
rodea.
Quizás
estos estados de conciencia alterados son una nueva forma, o vieja
forma (ya que han sido muy utilizados por culturas antiguas) de
interpretar la realidad y acceder a un nuevo estado de conciencia.
Quizás,
separar nuestro mundo físico, de nuestro mundo espiritual aumentando
la actividad de una glándula, por medio de la producción de una
sustancia química, sea la evolución de los próximos años.
Quizás,
en un futuro seremos lo suficientemente avanzados para percibir otras
entidades, otras formas de vida que en este universo normal no
podemos apreciar.
O
quizás simplemente nuestro cerebro busca diferentes formas de
adicción por su naturaleza.
Sea
como sea, estoy convencido que es difícil explicar, aquello que no
se puede probar, pero por ello no significa que no exista.
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