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26.11.19

Sobrevivir en la selva requiere fuerza e Inteligencia

LA LEY DE LA SELVA MUY SUPERIOR AL GLOBALISMO        


En 1991 George Bush I, en al menos dos discursos, anunció una activa fase final geopolítica para la estabilidad global, algo que él llamó el "Nuevo Orden Mundial". Aquélla no fue la primera vez que el concepto del NOM había sido pronunciado por una figura prominente. El socialista fabiano Herbert G. Wells décadas antes, en 1940, escribió un libro entero sobre esa ideología titulado "The New World Order", e incluso escribió el guión de una escasamente velada película de propaganda acerca del ascenso del globalismo titulada "Things to Come". El núcleo de esa ideología es la institución de la forma de gobierno global y la borradura de los Estados-naciones soberanos, aparentemente a fin de acabar con la persistente amenaza de la guerra mundial.

     Parece muy noble en la superficie, pero hay mucho más en la globalización de lo cual las élites no hablan muy abiertamente o muy a menudo.

     Una cita clave del discurso de Bush a la nación en la Casa Blanca en vísperas de la Operación Tormenta del Desierto en Iraq explica mucho de lo que está detrás del concepto de NOM:

     "Tenemos ante nosotros la oportunidad de forjar para nosotros y para futuras generaciones un nuevo orden mundial, un mundo donde el imperio de la ley, no la ley de la selva, gobierna la conducta de las naciones. Cuando seamos exitosos —y lo seremos— tendremos una posibilidad real en este nuevo orden mundial, un orden en el cual unas Naciones Unidas  creíbles pueden cumplir su papel pacificador para realizar la promesa y la visión de los fundadores de Naciones Unidas".


     Las preguntas son: ¿qué quiso decir él con "el imperio de la ley", y qué quiso decir él con "la ley de la selva"? Como Bush clarifica más adelante, el "imperio de la ley" en su mente es la ley como hecha cumplir por un organismo rector globalista (es decir, Naciones Unidas). La "ley de la selva" sería invariablemente todo lo que representa lo opuesto del globalismo (es decir, la soberanía salvaje y no encadenada).

     La "ley de la selva" parece ruda e implacable, y lo es, para la gente que no persigue mayores imperativos y que no trabaja mucho para alcanzar su potencial último. Esta idea a menudo es mal interpretada como "fascista" en sus orígenes. Es decir, la gente comúnmente supone que la ley de la selva es simplemente la subyugación del débil por el fuerte. Así es cómo los globalistas quieren que usted vea la soberanía, la identidad nacional o tribal, el individualismo, etc; ellos quieren que usted vea esos principios como parecidos al salvajismo.

     En verdad, son las élites las que promueven el salvajismo como el núcleo del globalismo, aunque, sin duda, se trata de una forma muy esterilizada y científica de salvajismo. El "imperio de la ley" de ellos es completamente arbitrario, y no está basado en la luz de la conciencia sino en deseos más oscuros de una ventaja artificial para la clase dirigente y la opresión de todos los demás. Una mejor interpretación de la ley de la selva sería que es una descripción más vistosa de la "ley natural", el derecho innato a la auto-determinación guiada por la conciencia inherente. Bajo la ley natural, la forma de gobierno burocrática sirve para poco propósito. Se hace obsoleta.

     Si bien la ley de la selva no es fácil o despreocupada o eternamente "segura", pienso que hay muchas virtudes en un estilo de vida "natural", sin trabas y descentralizado, lejos por encima de la monótona homogeneización y colectivismo del ideal globalista.

     En seguida hay sólo unos ejemplos de por qué la Humanidad estaría mucho mejor viviendo salvaje y libre más bien que viviendo una existencia inhibida y micro-manejada bajo una autoridad global.

Sobrevivir en la Selva Requiere Fuerza e Inteligencia

     Una interpretación superficial de la ley de la selva sostendría que "sólo los fuertes sobreviven". Los colectivistas afirmarían que eso es injusto para el débil y, en último término, bárbaro por principio. No estoy de acuerdo con eso. La suposición que esa gente hace es que el "débil" no puede mejorar sus circunstancias y por lo tanto requiere una constante protección por parte de una autoridad central. Sin embargo, si usted realmente permite que la gente sea desafiada más bien que mimada, puede ser sorprendente cuán fuertes llegan a ser.

     El globalismo destruye las condiciones ambientales que inspiran la excelencia y en cambio recompensa y protege la mediocridad. Tome por ejemplo los problemas de los bancos "demasiado grandes para fracasar"; esas instituciones son realmente fracasos en todos los sentidos y, como gacelas heridas, debería serles dada una muerte rápida. Pero conforme a la teoría de la globalización, la estrategia ha sido mantener (hasta ahora) a esos fracasos cojeando. En otras palabras, el incentivo para el éxito ha sido socavado y la debilidad ha sido recompensada.

     De esta manera, no sólo en el mundo de los negocios sino también en el mundo social el globalismo anima a la gente a llevar a cabo tan poco como sea posible, y los consuela con promesas de ser para siempre alimentados por el Estado-niñera global. Si esa clase de mundo se hace un absoluto, la sociedad decaerá y revertirá a algo infrahumano. Todo el progreso evolutivo se habrá perdido.

Sobrevivir en la Selva Requiere Mérito

     Usted tiene que ser útil en la selva; usted tiene que producir, reparar o enseñar algo realmente valioso. Usted tiene que construir. Usted tiene que innovar. Usted tiene que inventar. Usted está dedicado al esfuerzo para tomar el control de su destino. Usted tiene que demostrar su mérito si quiere prosperar. Bajo el globalismo, nada de ese comportamiento es realmente necesario o recompensado.

     Una de las tempranas fases del colectivismo, cuando establece su base de control, consiste en "igualar" forzosamente todos los elementos existentes. Eso significa que las sociedades colectivistas a menudo oprimen a los naturalmente exitosos y degradan a una población hasta que todos ellos reúnen los mismos estándares del denominador común más bajo.

     El pequeño pero vociferante movimiento de los sectarios de la justicia social en Occidente es un ejemplo perfecto de la narrativa colectivista inherente en el globalismo. Si algún movimiento encarna el anti-mérito, ése es el de los "guerreros de la justicia social".

     La presunción de la justicia social en cuanto a la vida es que todos los seres humanos deben ser tratados como si ellos tuvieran mérito, y eso a menudo está basado en su status de víctima más bien que en sus logros. Por ejemplo, en mi artículo "Why Conscripting Women into Combat will Result in Cultural Disaster" [1] hablé del absoluto y progresivo desmantelamiento de los estándares de formación de los militares estadounidenses a fin de abrir la puerta a mujeres mucho más débiles para que entren en unidades de combate activo. El mérito superior está siendo sistemáticamente removido del ejército a fin de abrir camino para la homogeneización en base a la mediocridad. Y si bien la ley de la selva no pide un ejército permanente, persiste el hecho de que la pérdida de mérito llevará invariablemente a un ejército más débil en general.

[1] https://personalliberty.com/why-conscripting-women-into-combat-will-result-in-cultural-disaster/

     He visto incluso hombres "luchadores por la justicia social" sostener que ellos deben promover el denominador común más bajo en movimientos como el feminismo porque en una cultura basada en el mérito ellos personalmente no tendrían ninguna posibilidad de sobrevivir. Afirman que son demasiado débiles para asumir papeles masculinos tradicionales de producción y protección y por eso optan por la pereza y la seguridad del colectivo más bien que mejorarse a sí mismos. En la selva, el voluntariosamente inútil sería rápidamente comido, o moriría simplemente debido a su propia estupidez y pereza; y, tengo que decir, no estoy tan seguro de que eso sea una mala cosa.

     Cuando usted da a la gente menos exitosa las llaves para el fundamento de vuestra sociedad, usted desalienta a los realmente exitosos de perseguir una excelencia adicional. El objetivo para una persona que realmente quiere hacer su camino en tal mundo sería entonces conseguir tanto status de víctima como le sea posible a fin de obtener las mayores recompensas. El mérito se hace superfluo.

     Bajo el globalismo, esta pesadilla de los "guerreros de la justicia social" conseguiría un reconocimiento mundial y promoción política.

La Supervivencia en la Selva Requiere Voluntad para la Auto-Defensa

     El ideal globalista está arraigado en el pacifismo. Es decir, la defensa agresiva por parte del individuo promedio es tratada como poco escrupulosa o inútil. ¿Por qué aprender cómo proteger su propia vida y las vidas de otros cuando usted puede conservar sus manos limpias y hacer que el establishment lo haga por usted?; ¿por qué no apoyar la forma de gobierno global, acabar con la ley de la selva y poner un centinela armado y cámaras de vigilancia en cada esquina de la calle para rechazar a los potenciales depredadores?; ¿por qué no cambiar toda auto-determinación por la promesa de una comodidad interminable y una existencia despreocupada?

     El problema es que, como hemos visto en numerosos casos en ambientes en Europa donde la auto-defensa está altamente restringida, el Estado no puede ser y nunca será capaz de cumplir sus vacías promesas de protección constante. En el fondo, la única promesa que las autoridades pueden cumplir es en que ellas limpiarán rápidamente el lío dejado por vuestro cadáver después de que un ataque ya ha ocurrido. Y, como hemos visto en otros casos en Estados Unidos, las autoridades son a veces también los atacantes.

     En la selva no hay pacifistas. Ellos están todos muertos, o se han convertido a una mentalidad de auto-defensa. Los pacifistas por lo tanto necesitan un rebaño colectivista para mezclarse en él de modo que ellos puedan esconderse, o de modo que el tipo de al lado pueda ser comido mientras ellos realizan su fuga.

     El globalismo requiere la dilución de una población activamente vigilante, porque la filosofía de la auto-defensa conduce naturalmente a un aprecio por la acción individual. El gobierno centralizado no puede tomar el control de una ciudadanía que tiene la voluntad de devolver el golpe por sí misma contra los depredadores.

     Cualquiera que promueva una respuesta pacifista está simplemente ayudando a los depredadores, y eso incluye a la gente que promueve una respuesta pacifista ante gobiernos predadores. Si las personas promedio vivieran según la ley de la selva más bien que esperando que una autoridad "civilizada" las proteja o que administre las libertades con que ellos nacieron como si fueran privilegios, los gobiernos predadores ya no existirían.

La Ley de la Selva Requiere Libertad en Todas las Cosas

     Usted no puede actuar en la selva si está restringido por la burocracia y las nimiedades colectivistas. Y si no puede actuar libremente en la selva, entonces usted morirá allí. Por lo tanto, la selva y el sistema globalista son ambientes mutuamente exclusivos.

     Eso no significa que en la selva no hay ninguna consecuencia por tomar acciones indebidas que dañan a otros. Tal como en el concepto libertario del principio de no-agresión, es mucho mejor dejar a otros en paz para que persigan su propia prosperidad, primero, porque eso es lo correcto de hacer, pero también porque ellos pueden tener medios de auto-defensa tal como usted. Tratar de controlar las vidas de otros, los pensamientos de otros, el lenguaje de otros, sus asociaciones personales y sus derechos a la propiedad, es provocar un justificado contragolpe y la pérdida de vuestra propia vida.

     Ser un depredador en la selva no carece de un gran riesgo, ya que la mayor parte de los animales se defenderá cuando se vean arrinconados, y un depredador herido podría terminar como un depredador muerto. Pero ser un depredador en un mundo globalista poblado con ovejas desarmadas significa que hay poco riesgo, sobre todo cuando usted (globalista) está autorizado por el establishment.

     La selva es un lugar donde es esencial el progreso significativo que sirve al individuo, ya que incluso una tribu de la selva es sólo tan fuerte como los individuos que integran sus filas. El mundo globalista es un lugar donde el progreso significativo es sofocado y los individuos fuertes son tratados como una amenaza. El globalismo requiere una máquina colectivista, una mente de colmena en la cual el individuo es sólo una pieza del mecanismo. El globalismo desplaza el pensamiento creativo en nombre de la eficiencia, y asesina la innovación.

     Una sociedad globalista sería una sociedad estática, congelada en un ciclo interminable de conformidad e igualdad. Los únicos beneficiarios serían aquellos que están en lo alto de la pirámide, quienes, como en todas las empresas colectivistas, cosechan la mayoría de las recompensas porque ellos son la gente que redistribuye la riqueza de la producción de cualquier modo que consideren conveniente.

     En la selva, esos redistribuidores serían vistos como intermediarios inútiles, porteros parásitos que se interponen en el camino de la producción y la prosperidad, que beben su parte de la sangre de cada transacción y cada invención, que roban al exitoso su riqueza ganada a fin de alimentar a otro ejército de gente a los que ellos han animado a convertirse también en parásitos por medio de la ideología del anti-mérito.

     En la selva, en un mundo libre, la gente inmediatamente preguntaría por qué esos intermediarios que se hacen pasar por figuras de autoridad y financieros deberían existir en absoluto. ¿A qué objetivo sirven? Ciertamente no tienen ningún mérito. No son exitosos porque sean mejores que otro en algo necesario. No son cazadores ni recolectores, no son productores, no son defensores, no son profesores, y tampoco son arregladores. Ellos se alimentan del resto de nosotros, pero no son competidores activos y honestos. No son leones o tigres u osos. Son viciosos carroñeros, o bien, ladrones. Son hienas y chacales rabiosos que miran para mordisquear un pedazo de nosotros mientras estamos distraídos.

     En la selva, esas alimañas están a menudo presentes, pero ciertamente no son bienvenidas. En cualquier oportunidad son aplastadas. De esta manera, es comprensible por qué los globalistas tienen tanto miedo de la selva.

Brandon Smith
27 de Julio de 2016

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