En 1991 George Bush I, en al menos dos discursos, anunció una activa fase final geopolítica para la estabilidad global, algo que él llamó el "Nuevo Orden Mundial". Aquélla no fue la primera vez que el concepto del NOM había sido pronunciado por una figura prominente. El socialista fabiano Herbert G. Wells décadas antes, en 1940, escribió un libro entero sobre esa ideología titulado "The New World Order", e incluso escribió el guión de una escasamente velada película de propaganda acerca del ascenso del globalismo titulada "Things to Come". El núcleo de esa ideología es la institución de la forma de gobierno global y la borradura de los Estados-naciones soberanos, aparentemente a fin de acabar con la persistente amenaza de la guerra mundial.
Parece
muy noble en la superficie, pero hay mucho más en la globalización
de lo cual las élites no hablan muy abiertamente o muy a menudo.
Una
cita clave del discurso de Bush a la nación en la Casa Blanca en
vísperas de la Operación Tormenta
del Desierto en
Iraq explica mucho de lo que está detrás del concepto de NOM:
"Tenemos
ante nosotros la oportunidad de forjar para nosotros y para futuras
generaciones un nuevo orden mundial, un mundo donde el imperio de la
ley, no la ley de la selva, gobierna la conducta de las naciones.
Cuando seamos exitosos —y lo seremos— tendremos una posibilidad
real en este nuevo orden mundial, un orden en el cual unas Naciones
Unidas creíbles
pueden cumplir su papel pacificador para realizar la promesa y la
visión de los fundadores de Naciones
Unidas".
Las
preguntas son: ¿qué quiso decir él con "el
imperio de la ley",
y qué quiso decir él con "la
ley de la selva"?
Como Bush clarifica más adelante, el "imperio
de la ley" en
su mente es la ley como hecha cumplir por un organismo rector
globalista (es decir, Naciones
Unidas).
La "ley de la selva" sería invariablemente todo lo que
representa lo opuesto del globalismo (es decir, la soberanía salvaje
y no encadenada).
La "ley
de la selva" parece
ruda e implacable, y lo es, para la gente que no persigue mayores
imperativos y que no trabaja mucho para alcanzar su potencial último.
Esta idea a menudo es mal interpretada como "fascista" en
sus orígenes. Es decir, la gente comúnmente supone que la ley de la
selva es simplemente la subyugación del débil por el fuerte. Así
es cómo los globalistas quieren que usted vea la soberanía, la
identidad nacional o tribal, el individualismo, etc; ellos quieren
que usted vea esos principios como parecidos al salvajismo.
En
verdad, son las élites las que promueven el salvajismo como el
núcleo del globalismo, aunque, sin duda, se trata de una forma muy
esterilizada y científica de salvajismo. El "imperio de la ley"
de ellos es completamente arbitrario, y no está basado en la luz de
la conciencia sino en deseos más oscuros de una ventaja artificial
para la clase dirigente y la opresión de todos los demás. Una mejor
interpretación de la ley de la selva sería que es una descripción
más vistosa de la "ley natural", el derecho innato a la
auto-determinación guiada por la conciencia inherente. Bajo la ley
natural, la forma de gobierno burocrática sirve para poco propósito.
Se hace obsoleta.
Si
bien la ley de la selva no es fácil o despreocupada o eternamente
"segura", pienso que hay muchas virtudes en un estilo de
vida "natural", sin trabas y descentralizado, lejos por
encima de la monótona homogeneización y colectivismo del ideal
globalista.
En
seguida hay sólo unos ejemplos de por qué la Humanidad estaría
mucho mejor viviendo salvaje y libre más bien que viviendo una
existencia inhibida y micro-manejada bajo una autoridad global.
Sobrevivir
en la Selva Requiere Fuerza e Inteligencia
Una
interpretación superficial de la ley de la selva sostendría que
"sólo los fuertes sobreviven". Los colectivistas
afirmarían que eso es injusto para el débil y, en último término,
bárbaro por principio. No estoy de acuerdo con eso. La suposición
que esa gente hace es que el "débil" no puede mejorar sus
circunstancias y por lo tanto requiere una constante protección por
parte de una autoridad central. Sin embargo, si usted realmente
permite que la gente sea desafiada más bien que mimada, puede ser
sorprendente cuán fuertes llegan a ser.
El
globalismo destruye las condiciones ambientales que inspiran la
excelencia y en cambio recompensa y protege la mediocridad. Tome por
ejemplo los problemas de los bancos "demasiado grandes para
fracasar"; esas instituciones son realmente fracasos en todos
los sentidos y, como gacelas heridas, debería serles dada una muerte
rápida. Pero conforme a la teoría de la globalización, la
estrategia ha sido mantener (hasta ahora) a esos fracasos cojeando.
En otras palabras, el incentivo para el éxito ha sido socavado y la
debilidad ha sido recompensada.
De
esta manera, no sólo en el mundo de los negocios sino también en el
mundo social el globalismo anima a la gente a llevar a cabo tan poco
como sea posible, y los consuela con promesas de ser para siempre
alimentados por el Estado-niñera global. Si esa clase de mundo se
hace un absoluto, la sociedad decaerá y revertirá a algo
infrahumano. Todo el progreso evolutivo se habrá perdido.
Sobrevivir
en la Selva Requiere Mérito
Usted
tiene que ser útil en la selva; usted tiene que producir, reparar o
enseñar algo realmente valioso. Usted tiene que construir. Usted
tiene que innovar. Usted tiene que inventar. Usted está dedicado al
esfuerzo para tomar el control de su destino. Usted tiene que
demostrar su mérito si quiere prosperar. Bajo el globalismo, nada de
ese comportamiento es realmente necesario o recompensado.
Una
de las tempranas fases del colectivismo, cuando establece su base de
control, consiste en "igualar" forzosamente todos los
elementos existentes. Eso significa que las sociedades colectivistas
a menudo oprimen a los naturalmente exitosos y degradan a una
población hasta que todos ellos reúnen los mismos estándares del
denominador común más bajo.
El
pequeño pero vociferante movimiento de los sectarios de la justicia
social en
Occidente es un ejemplo perfecto de la narrativa colectivista
inherente en el globalismo. Si algún movimiento encarna el
anti-mérito, ése es el de los "guerreros de la justicia
social".
La
presunción de la justicia
social en
cuanto a la vida es que todos los seres humanos deben ser tratados
como si ellos tuvieran mérito, y eso a menudo está basado en
su status de
víctima más bien que en sus logros. Por ejemplo, en mi
artículo "Why
Conscripting Women into Combat will Result in Cultural
Disaster" [1] hablé
del absoluto y progresivo desmantelamiento de los estándares de
formación de los militares estadounidenses a fin de abrir la puerta
a mujeres mucho más débiles para que entren en unidades de combate
activo. El mérito superior está siendo sistemáticamente removido
del ejército a fin de abrir camino para la homogeneización en base
a la mediocridad. Y si bien la ley de la selva no pide un ejército
permanente, persiste el hecho de que la pérdida de mérito llevará
invariablemente a un ejército más débil en general.
[1]
https://personalliberty.com/why-conscripting-women-into-combat-will-result-in-cultural-disaster/
He
visto incluso hombres "luchadores por la justicia social"
sostener que ellos deben promover el denominador común más bajo en
movimientos como el feminismo porque en una cultura basada en el
mérito ellos personalmente no tendrían ninguna posibilidad de
sobrevivir. Afirman que son demasiado débiles para asumir papeles
masculinos tradicionales de producción y protección y por eso optan
por la pereza y la seguridad del colectivo más bien que mejorarse a
sí mismos. En la selva, el voluntariosamente inútil sería
rápidamente comido, o moriría simplemente debido a su propia
estupidez y pereza; y, tengo que decir, no estoy tan seguro de que
eso sea una mala cosa.
Cuando
usted da a la gente menos exitosa las llaves para el fundamento de
vuestra sociedad, usted desalienta a los realmente exitosos de
perseguir una excelencia adicional. El objetivo para una persona que
realmente quiere hacer su camino en tal mundo sería entonces
conseguir tanto status de
víctima como le sea posible a fin de obtener las mayores
recompensas. El mérito se hace superfluo.
Bajo
el globalismo, esta pesadilla de los "guerreros
de la justicia social" conseguiría
un reconocimiento mundial y promoción política.
La
Supervivencia en la Selva Requiere Voluntad para la Auto-Defensa
El
ideal globalista está arraigado en el pacifismo.
Es decir, la defensa agresiva por parte del individuo promedio es
tratada como poco escrupulosa o inútil. ¿Por qué aprender cómo
proteger su propia vida y las vidas de otros cuando usted puede
conservar sus manos limpias y hacer que el establishment lo
haga por usted?; ¿por qué no apoyar la forma de gobierno global,
acabar con la ley de la selva y poner un centinela armado y cámaras
de vigilancia en cada esquina de la calle para rechazar a los
potenciales depredadores?; ¿por qué no cambiar toda
auto-determinación por la promesa de una comodidad interminable y
una existencia despreocupada?
El
problema es que, como hemos visto en numerosos casos en ambientes en
Europa donde la auto-defensa está altamente restringida, el Estado
no puede ser y nunca será capaz de cumplir sus vacías promesas de
protección constante. En el fondo, la única promesa que las
autoridades pueden cumplir es en que ellas limpiarán rápidamente el
lío dejado por vuestro cadáver después de que un ataque ya ha
ocurrido. Y, como hemos visto en otros casos en Estados Unidos, las
autoridades son a veces también los atacantes.
En
la selva no hay pacifistas. Ellos están todos muertos, o se han
convertido a una mentalidad de auto-defensa. Los pacifistas por lo
tanto necesitan un rebaño colectivista para mezclarse en él de modo
que ellos puedan esconderse, o de modo que el tipo de al lado pueda
ser comido mientras ellos realizan su fuga.
El
globalismo requiere la dilución de una población activamente
vigilante, porque la filosofía de la auto-defensa conduce
naturalmente a un aprecio por la acción individual. El gobierno
centralizado no puede tomar el control de una ciudadanía que tiene
la voluntad de devolver el golpe por sí misma contra los
depredadores.
Cualquiera
que promueva una respuesta pacifista está simplemente ayudando a los
depredadores, y eso incluye a la gente que promueve una respuesta
pacifista ante gobiernos predadores. Si las personas promedio
vivieran según la ley de la selva más bien que esperando que una
autoridad "civilizada" las proteja o que administre las
libertades con que ellos nacieron como si fueran privilegios, los
gobiernos predadores ya no existirían.
La
Ley de la Selva Requiere Libertad en Todas las Cosas
Usted
no puede actuar en la selva si está restringido por la burocracia y
las nimiedades colectivistas. Y si no puede actuar libremente en la
selva, entonces usted morirá allí. Por lo tanto, la selva y el
sistema globalista son ambientes mutuamente exclusivos.
Eso
no significa que en la selva no hay ninguna consecuencia por tomar
acciones indebidas que dañan a otros. Tal como en el concepto
libertario del principio de no-agresión, es mucho mejor dejar a
otros en paz para que persigan su propia prosperidad, primero, porque
eso es lo correcto de hacer, pero también porque ellos pueden tener
medios de auto-defensa tal como usted. Tratar de controlar las vidas
de otros, los pensamientos de otros, el lenguaje de otros, sus
asociaciones personales y sus derechos a la propiedad, es provocar un
justificado contragolpe y la pérdida de vuestra propia vida.
Ser
un depredador en la selva no carece de un gran riesgo, ya que la
mayor parte de los animales se defenderá cuando se vean
arrinconados, y un depredador herido podría terminar como un
depredador muerto. Pero ser un depredador en un mundo globalista
poblado con ovejas desarmadas significa que hay poco riesgo, sobre
todo cuando usted (globalista) está autorizado por el establishment.
La
selva es un lugar donde es esencial el progreso significativo que
sirve al individuo, ya que incluso una tribu de la selva es sólo tan
fuerte como los individuos que integran sus filas. El mundo
globalista es un lugar donde el progreso significativo es sofocado y
los individuos fuertes son tratados como una amenaza. El globalismo
requiere una máquina colectivista, una mente de colmena en la cual
el individuo es sólo una pieza del mecanismo. El globalismo desplaza
el pensamiento creativo en nombre de la eficiencia, y asesina la
innovación.
Una
sociedad globalista sería una sociedad estática, congelada en un
ciclo interminable de conformidad e igualdad. Los únicos
beneficiarios serían aquellos que están en lo alto de la pirámide,
quienes, como en todas las empresas colectivistas, cosechan la
mayoría de las recompensas porque ellos son la gente que
redistribuye la riqueza de la producción de cualquier modo que
consideren conveniente.
En
la selva, esos redistribuidores serían vistos como intermediarios
inútiles, porteros parásitos que se interponen en el camino de la
producción y la prosperidad, que beben su parte de la sangre de cada
transacción y cada invención, que roban al exitoso su riqueza
ganada a fin de alimentar a otro ejército de gente a los que ellos
han animado a convertirse también en parásitos por medio de la
ideología del anti-mérito.
En
la selva, en un mundo libre, la gente inmediatamente preguntaría por
qué esos intermediarios que se hacen pasar por figuras de autoridad
y financieros deberían existir en absoluto. ¿A qué objetivo
sirven? Ciertamente no tienen ningún mérito. No son exitosos porque
sean mejores que otro en algo necesario. No son cazadores ni
recolectores, no son productores, no son defensores, no son
profesores, y tampoco son arregladores. Ellos se alimentan del resto
de nosotros, pero no son competidores activos y honestos. No son
leones o tigres u osos. Son viciosos carroñeros, o bien, ladrones.
Son hienas y chacales rabiosos que miran para mordisquear un pedazo
de nosotros mientras estamos distraídos.
En
la selva, esas alimañas están a menudo presentes, pero ciertamente
no son bienvenidas. En cualquier oportunidad son aplastadas. De esta
manera, es comprensible por qué los globalistas tienen tanto miedo
de la selva.
Brandon
Smith
27
de Julio de 2016
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