POR QUÉ
SOMOS ESCLAVOS
Eres esclavo del
Sistema. Y no sabes hasta qué punto llegas a serlo. De hecho, ninguno de
nosotros es capaz de concebir la magnitud de esta esclavitud. Tan profundas son sus cadenas.
Por regla general,
la gente tiende a definir el Sistema desde un punto de vista sociológico,
fijando su atención en aspectos organizativos de carácter económico, político y
de estructura social. Pero esto solo es la punta del iceberg, la representación
externa y más aparente de lo que realmente es el Sistema. En realidad, el
Sistema es “software psíquico” instalado en nuestro cerebro, algo que, en
realidad, solo existe en nuestra mente.
Si fuéramos una computadora, el Sistema solo serían ceros y unos, paquetes de información e instrucciones que posteriormente se plasman en la realidad a través de las diferentes interacciones entre los individuos programados; interacciones que acaban configurando las estructuras sociales, económicas y políticas.
Por esta razón, toda
transformación profunda de nuestro mundo, solo puede traducirse en algo
tangible si se hace a escala individual, borrando esa programación que hay en
nuestra psique. La única Revolución
posible empieza en nuestro interior. Podríamos decir que “va de adentro hacia
fuera”.
Cualquier cambio que
solo vaya “de afuera hacia adentro”, es decir, que pretenda alterar el
funcionamiento del Sistema alterando sus estructuras externas, está destinado
al fracaso, porque en realidad, por muchos cambios sociales o económicos que se
produzcan a nivel estructural, el Sistema “sigue ahí adentro”, intacto,
instalado en nuestra psique y tarde o temprano acabará moldeando de nuevo las
estructuras externas.