«La
televisión te pudre el cerebro». Es probable que todos hayamos
escuchado este cliché en numerosas ocasiones a lo largo de los años
de una forma u otra. Algunos de nosotros podemos creer que los padres
simplemente usaron esta frase para alejar a sus hijos de la
televisión para que hicieran sus deberes. Y en muchos casos, podemos
estar en lo cierto. Sin embargo, ¿qué pasaría si hubiera más en
este viejo postulado?
¿Existe evidencia científica real para validar la afirmación de que la televisión puede ser perjudicial para el cerebro y la salud en general? De hecho, lo hay.
Muchos
de nosotros estamos bastante familiarizados con el concepto de
hipnosis, que es la capacidad de la mente para aceptar sugerencias
subconscientes mientras estamos en un estado relajado. (Por supuesto,
esto es diferente de la versión dramática de la hipnosis
popularizada por el entretenimiento anticuado). También podemos
saber que cada vez que encendemos el televisor y nos perdemos en sus
diversos programas, nos permitimos ser colocados en un estado
hipnótico. Aún así, se supone comúnmente que la televisión no
representa ningún peligro para nuestra salud y bienestar en general.
Sin embargo, según numerosos estudios científicos, esa suposición
es lamentablemente falsa.