11.2.20

Se empieza a comprobar que hay cosas que no deberían de existir y viceversa

NUESTRA MENTE NAVEGA A TRAVES DEL TIEMPO

Científicos confirman la habilidad de nuestra mente para viajar a través del tiempo, retomando el pasado y proyectándose hacia el futuro para crear una percepción continua.

Nuestro cerebro es una especie de jardín secreto que guarda un sinfín de flores neurológicas.

Su capacidad resulta, paradójicamente, casi imposible de concebir aún para nuestra propia mente (¿puede nuestro cerebro autopercibirse?) y en este sentido nos remite a la paradoja que cuestiona desde una perspectiva filosófica la perfección de Dios:

Si dios es perfecto puede crear una piedra tan pesada que ni él mismo pueda mover, si no la puede crear, entonces no es perfecto. Si la crea y no la puede mover… tampoco.

Pero más allá de estas neuro divagaciones lo cierto es que el diseño del cerebro humano es, a pesar del escepticismo filosófico, una manifestación perfecta, incluso divina.


Y por más que las neurociencias lo estudien, lo incentiven, y lo catalicen, siempre mantendrá secretos que sorprenderán a la mente que, aparentemente, lo controla.

Por lo pronto un grupo de investigadores han descubierto una nueva cualidad impresa en distintas regiones de nuestro cerebro que le permiten viajar a través del tiempo: la cronestesia.

Esto se refiere a la habilidad de percibir el pasado, presente, y futuro, y de trasladarse mentalmente a través del tiempo subjetivo.

La capacidad de recordar eventos pasados o imaginar sucesos futuros  influye de manera determinante en la acción de elegir, en las decisiones que un individuo adoptará a lo largo de su vida.

Apoyados en imagenología de resonancia magnética, científicos han detectado regiones específicas de nuestra corteza cerebral que permiten, a través de mecanismos de neuro-correlación, el viajar mentalmente a través del tiempo.

Investigadores de las universidades de Umea (Suecia) del Sur de Illinois, y de Toronto, han publicado los resultados de su investigación sobre las aptitudes cronestésicas del cerebro humano en el diario Proceedings of The National Academy of Science.

El viajar a través del tiempo con la mente consiste en dos series independientes de procesos: unos son los que determinan el contenido de cualquier acto o “viaje” como qué es lo que ocurre, quiénes son los actores, dónde ocurre la acción; es algo parecido al contenido en una película – todo aquello que ves en la pantalla.

En segundo lugar están aquellos que determinan el momento subjetivo en el tiempo, dentro del cual ocurren las acciones – pasado, presente, y futuro – afirma Endel Tulving de la Universidad de Toronto en entrevista con Physorg.

Dentro de la ciencia neurocognitiva, sabemos bastante sobre el espacio percibido, recordado, conocido, e imaginado. Pero esencialmente desconocemos todo sobre el tiempo percibido, recordado, conocido, e imaginado.
Cuando recuerdas algo que hiciste la noche anterior estás consciente no solo de que el suceso ocurrió y de que tú estabas “ahí”, como un observador o participante activo (¿memoria episódica?), sino también sabes que sucedió ayer, es decir, en un tiempo que ya no es más.
La pregunta que estamos haciendo es ¿Cómo sabes que ocurrió en un momento que no es el ahora?”

El punto del estudio es desvelar cual es, específicamente, la habilidad que tiene nuestro cerebro para navegar a través del tiempo subjetivo sin perder la brújula temporal.

Y al parecer la respuesta está en su capacidad cronestésica. Cuando transmitimos información a través de neuroconexiones esto se hace de manera indistinta, hablando desde un punto de vista totalitariamente objetivo.

Pero entonces,
  • ¿Cómo es nuestro cerebro capaz de percibir y posteriormente indicarnos que esa escena o sensación que estamos proyectando es parte de un episodio pasado, presente, o futuro?
  • ¿Cómo dilucida en un fascinante proceso automatizado si se trata de una percepción impresa en el ahora, o si por el contrario es un recuerdo archivado o una proyección futura?
La respuesta, según este grupo de investigadores es relativamente sencilla: nuestra mente puede viajar en el tiempo y regresar al “ahora” para compartirnos la información que recabó en otros puntos de la dimensión temporal… todos somos crononautas!

Nuestro cerebro está diseñado para… PERCIBIR EL FUTURO
Estudio de la Universidad de Cornell concluye que más allá de la capacidad de presentir nuestro cerebro puede, literalmente, percibir el futuro; aparentemente la ciencia se prepara ya para replantear su modelo de relación entre la mente humana y el tiempo.

No se trata de predicción sino de percepción. El cerebro humano está diseñado para percibir cualquier elemento dentro del flujo de tiempo: pasado, presente, y también futuro.

Hasta ahora se habían realizado diversos experimentos, algunos de ellos científicos y otros en un plano tal vez más esotérico, que apuntan a la capacidad humana de predecir el futuro.

Para ello se ejerce una especie de intuición que nos permite presentir lo que va a pasar. Por otro lado está el campo de la estadística, una disciplina que busca desvelar patrones a partir de información pasada y con base en ellos predecir comportamientos futuros. Sin embargo, pocas veces se ha hablado en términos de percepción la capacidad de preveer lo que aún no ha sucedido.

Pero hoy al parecer las cosas han cambiado y la ciencia podría estar obligada a replantear algunos de sus postulados “inamovibles” frente al tiempo. El profesor Daryl Bem de la Universidad de Cornell ha realizado una lúcida investigación en torno a la percepción del tiempo por parte de nuestro cerebro, titulada Feeling The Future (Sintiendo El Futuro). En ella Bem presenta evidencia empírica, bastante convincente, confirmando que en ciertas ocasiones muchas personas pueden literalmente percibir acontecimientos futuros.
Pero tal vez lo más sorprendente de todo esto no es en sí la confirmación de esta habilidad psíquica resguardada en el cerebro humano y tal vez mitigada o suprimida por una programación cultural o educativa. Muchos pensadores alternativos, así como escuelas de ocultismo y otras disciplinas mágicas, ya nos han hablado sobre estas aptitudes.

Lo que resulta aún más sorprendente para algunos de nosotros es que aparentemente la ciencia “mainstream” parece estar dispuesta a aceptar fenómenos que hasta ahora había negado rotundamente. Y es que la investigación de Bem está calificada para ser publicada en el prestigiado diario científico Journal of Personality and Social Psychology, lo cual representa un aval a la seriedad de la investigación y de algún modo predispone a la ciencia para aceptarla.

Sintiendo el futuro

Experimentos muestran que el cerebro presiente lo que va a suceder.
El cerebro es capaz de anticiparse a la imagen que le será mostrada en experimentos realizados por diversos científicos.
El presentimiento parece ser algo más que una sola superstición, un acto común y casi inevitable, según el trabajo del científico de la Universidad de Cornell Daryl Bem. En su investigación Bem recupera el trabajo de Dean Radin, miembro también del Global Consciousness Project y pionero en el estudio de fenómenos “psi” dentro de la ciencia establecida.

Indicaciones fisiológicas de las respuestas emocionales de los participantes son monitoreadas mientras ven imágenes en una pantalla de computadora. La mayoría de las imágenes son emocionalmente neutras; pero, en pruebas aleatorias, una imagen altamente perturbadora o erótica es mostrada.
Como es esperado una respuesta emocional ocurre cuando aparecen las imágenes en la pantalla, pero lo notable es que la respuesta de excitación ocurre pocos segundos antes de que aparezca la imagen, incluso antes de que la computadora la haya seleccionada.

El efecto de presentimiento también ha sido demostrado en un experimento de resonancias magnéticas (fMRI) realizado por Bierman & Scholte, en el 2002”, escribe Bem.

Al parecer el cerebro reacciona retrocausalmente (desde el futuro), algo que ha sido demostrado en el caso de la mecánica cuántica por Aharanov y Tollasen.

Ben reporta nueve experimentos realizados en Cornell con más de 1000 participantes en los que se hizo pruebas de “influencia retroactiva” revirtiendo efectos psicológicos para que las respuestas de los individuos se obtengan antes de que ocurran los eventos de estímulo causal. En todos menos en uno los resultados fueron estadísticamente significativos y se encontró una correlación con los resultados individuales en pruebas de capacidad psíquica.

Queda por ver si el ser humano es capaz de percibir lo que va suceder más allá de un par de segundos, pero al menos esto abre la posibilidad de que exista una transmisión de información desde el futuro.

En este sentido se repite un curioso patrón que se manifiesta, a grandes rasgos, de esta manera:

Por siglos la razón, y en especial la ciencia, ha “monopolizado” la capacidad de designar las cosas como falsas o verdaderas.
A partir de los preceptos emitidos por los hombres de ciencia se gestan modelos educativos y formas culturales que permean el pensamiento colectivo de una sociedad (en particular dentro del mundo occidental).
Sin embargo, en muchas ocasiones estos postulados “absolutamente verdaderos o falsos” resultan erróneos. Pero generalmente no es de un recinto científico de donde emergen originalmente estos cuestionamientos sino de la propia población.

A partir de memes o tendencias alternativas de pensamiento liberadas por mentes “rebeldes” la población comienza a comprobar que existen cosas que supuestamente no deberían de existir y viceversa.

Una vez que esta corriente se ha generalizado, o al menos que ha alcanzado una dimensión significativa, existen científicos que se toman la molestia de jugar con la posibilidad de ser y eventualmente diseñan métodos para comprobar científicamente fenómenos que estaban completamente pre-descartados por la ciencia establecida.

En una encuesta realizada en 2002 por la US National Science Foundation  se descubrió que el 60% de los ciudadanos estadounidenses estaban de acuerdo con que existen personas que tienen poderes psíquicos.
Ello nos habla que desde hace al menos ocho años esta idea ya no era exclusiva de un peculiar grupo de personas conformado por “new agers”, ocultistas, brujos, y weirdos, sino que ya era manejada masivamente y que incluso la mayoría de la población estaba a favor de esta postura y no a favor de la rotunda negación científica ante este fenómeno.

Posteriormente el proceso por el cual algunos científicos completamente acreditados dentro de las más altas esferas de la academia y la ciencia se sienten atraídos ante la posibilidad de reconciliar la intuición popular sobre fenómenos paranormales con rigurosas pruebas que acatan el método científico.

Una vez comprobados dichos sucesos “extraordinarios” a partir de sus propios métodos la ciencia comienza a flexibilizarse, lentamente, hasta que llega un punto en el que no puede evadir la necesidad de replantear algunos de sus pilares.

Y precisamente es en esta fase en la que nos encontramos frente a la posibilidad de percibir el futuro por parte de la mente humana, y en buena medida este último paso ha sido dado gracias a la significativa aportación del profesor Bem. Ahora lo que toca, además de la próxima publicación oficial de esta investigación en el Journal of Personality and Social Psychology, es la réplica de los experimentos de Bem por parte de diversos miembros de la comunidad científica.

Hasta ahora, un adelanto del estudio ha sido ya publicado en el sitio personal del profesor y desde ahora ha generado una conmoción alrededor del mundo a la vez que ha recibido decenas de solicitudes de otros investigadores que desean repetir sus experimentos en busca de confirmar este descubrimiento.
De hecho ya están disponibles aquí los “paquetes de replicación” de algunos de los experimentos ejecutados por Bem.

Y en caso de que el hallazgo fuese corroborado en distintos contextos, lo cual podría ocurrir pronto, estaríamos entrando a un nuevo plano en cuanto a preceptos científicos frente a la relación del cerebro humano con el tiempo.

Es importante enfatizar en que el concepto eje de esta investigación no es la predicción, la cual se realiza a partir del análisis de eventos pasados, sino de precognición (la percepción consciente del futuro) y de premonición (el percibir de forma sensible pero inconsciente eventos que aún no suceden).

La idea de “ver el futuro” ha sido históricamente desprestigiada por ejércitos de farsantes, empalagosas columnas astrológicas, y servicios que recurren a ciertos clichés abaratados como bolas de cristal.

Tal vez por esto un cierto sector de la población, que además utiliza a la ciencia como una especie de muleta para transitar por la vida dotados de cómoda seguridad, han rechazado tajantemente la posibilidad neuro-psíquica de percibir más allá del modelo lineal de flujo temporal.

Pero Bem busca desmarcarse de conceptos como el de paranormal o el de psiquismo y más bien utiliza el termino PSI para describir el campo en donde opera su reciente investigación:
El término PSI denota procesos anómalos de información o de transferencia de energía que son inexplicables en términos de mecanismos físicos o biológicos que ya conocemos.

Dos variantes del PSI son la precognición (percepción consciente y cognitiva) y la premonición (aprensión afectiva) de un evento futuro que de otra manera no podría ser anticipado por medio de cualquier proceso inferencial que conozcamos.

La precognición y la premonición son en sí casos especiales de un fenómeno más generalizado: la anómala influencia retroactiva de eventos futuros en las reacciones de un individuo en el presente, ya sea que estas respuestas sean conscientes o inconscientes, cognitivas o afectivas”.

Aún está por verse el resultado de las decenas de réplicas que seguramente reportará el experimento de Bem. Pero lo que aparece como algo inminente es que estamos más cerca que nunca de la confirmación científica que exima a la transmisión de información de estar acotada al modelo lineal y secuencial con el que abordamos culturalmente la dimensión del tiempo.

La información viaja por igual del pasado hacia el fututo, con el presente como intermedio, que del futuro hacia el pasado. Y este paso sería fundamental para la evolución de la consciencia humana.

Nuestra cita con el diseño de un mapa de la realidad basado en posibilidades y no en los absolutos se acerca. Y posibilidad realmente trágica en el futuro de la humanidad sería llegar tarde a ella.

La Emancipación llega a tiempo; que llegase tarde sería un pecado”


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