¿Tiene
sentido preguntarse sobre el origen de la conciencia? El catedrático
y fundador de Vida Coherente, Carlos Enrique Delfino, explica por qué
la conciencia no se deriva de ningún proceso, como afirma la ciencia
oficial, pues no existe nada que sea anterior a ella, de allí que es
imposible definirla y, de ser así, afuera del cerebro debería haber
objetos, lo cual es rotundamente negado por la neurociencia de
vanguardia.
Como
afirma el catedrático Francisco J. Rubia Vila: “El mundo es una proyección cerebral,
afuera hay una serie de energías que inciden sobre los receptores de
los sentidos, los cuales convierten esas energías en electricidad,
único lenguaje que entiende el cerebro. Pero no hay objetos allí
afuera, es el observador quien crea su propia realidad.” [9]
Esta
afirmación es admitida por la mayoría de los neurocientíficos,
aunque sin duda hay muchos todavía anclados a la antigua
programación materialista y buscando siempre hipótesis que chocan
de frente contra la realidad comprobada de que no existen objetos
fuera del cerebro. Pero, como ya sabemos, nuestra actividad con la
conciencia no es analizarla, sino expandirla todo lo posible en esta
y en cualquier otra frecuencia de realidad donde tengamos la
oportunidad de tener experiencias.