© ¿QUIÉN ES EL QUE PASA, EL TIEMPO O
NOSOTROS?
El hecho de señalar etapas en el tiempo marcando días, semanas, meses, años... es una costumbre arraigada que nos da una sensación de control, al menos, de estabilidad.
Así cuando llega el 31 de diciembre lo llamamos final de año
y al 1 de enero, comienzo de año y nos apresuramos a hacer balances de lo hecho
y previsiones o deseos de lo que queremos (o querríamos) hacer.
El tiempo así formateado es una rueda que se repite de forma
continua a través de las cuatro estaciones (invierno, primavera, verano, otoño)
con sus diferentes situaciones climáticas.
Pero lo cierto es que el “tiempo humano” es un continuum que sobrepasa este esquema.