TAVISTOCK HOY
En 1947 a través de una beca de la Fundación Rockefeller un
grupo de eminentes personajes de la Clínica Tavistock, fundada en 1920, forman
el Instituto Tavistock de relaciones humanas. El Instituto Tavistock es
una institución de caridad de Reino Unido, Inglaterra, supuestamente dedicado
al estudio e investigación del comportamiento del grupo humano y su
organización. Tavistock se dedica, según dicen, a la educación, la
investigación y el trabajo de consultoría en ciencias sociales y psicología
aplicada. Ahora bien, la verdadera intención del instituto, es el estudio de la
mente en lo particular y en lo general, y el propósito es desarrollar métodos
para dominar esas mentes con múltiples métodos y programas que van desde la
psicología convencional, hasta los programas MK Ultra, Monarca y otros, pasando
por el movimiento Nueva Era, la
ingeniería social, la neurolingüística, la RMI, y finalmente llegando a su
máxima expresión, el programa para la total destrucción de la consciencia
humana, creando verdaderos zombis que creen cualquier cosa.
Desde hace un tiempo he observado como “nuevas formas” de
control mental están siendo empleadas para lograr sus objetivos. Una de ellas
ha logrado atrapar a muchos incautos desde la desilusión de su ego ante la
falta de certezas de su consciente. Si bien no me agrada hablar de ideas u
opiniones de terceros, en este caso haré una excepción pues estamos en el
límite de lo soportable, y hablo de poner en duda la continuidad de la vida en
los Mundos Superiores. Una nueva estrategia nacida en el Instituto Tavistock es
la de destruir toda esperanza de liberación mediante la implantación de la idea
de “prisión de la consciencia”, donde unos supuestos “Arcontes”
mantienen prisionero al Ser en la rueda de la reencarnación, engañando a
los que parten con una supuesta “falsa luz” por donde tienen que
pasar, sea en forma de túnel, de brillante luz, de seres queridos que
partieron antes, etc. Luego de ser engañados por estos Arcontes, les borran los
recuerdos y son vueltos a nacer en esta “prisión tierra” donde nos mantienen
prisioneros.