© LA PACIENCIA: Una virtud olvidada
Quizá sea la virtud más difícil de practicar y más aún en estos tiempos en que la tecnología parece que te lo sirva todo al momento.
Pero es una virtud indispensable en muchas situaciones,
desde la gestión de la naturaleza (producción agrícola) o en las relaciones
humanas (comprender el estado anímico del prójimo) hasta muchos aspectos de la
vida (esperar el tiempo de maduración de las cosas).
Para alcanzar un nivel de paciencia adecuado, la podríamos abonar con buenas dosis de confianza en todo lo que nos rodea (personas, eventos...)
También para hacer más frecuente su presencia deberíamos
desestimar el miedo que siempre está al acecho para enturbiarnos y hacernos
dudar de todo, en especial de nosotros mismos.
Sí, nosotros mismos somos el primer objetivo de la paciencia
porque habitualmente no nos toleramos ningún error ni ninguna duda. Necesitamos
muchas dosis de paciencia para apaciguar tanta exigencia.
Si empezamos por practicar el uso de la paciencia en
nosotros mismos estaremos más preparados para emplearla con los demás y con las
situaciones que la vida nos vaya planteando.
Ese dicho un tanto humorístico “al final todo se arregla y
si no se arregla es que todavía no es el final” puede ser un buen recordatorio
para respetar a cada cosa el tiempo que necesita para fructificar.
Aquí también viene bien ese otro dicho de “no por mucho madrugar
amanece más temprano”
La cultura de la paciencia, que se ha perdido en beneficio
de la inmediatez, nos deja cojos para asumir lo que precisa de un tiempo (la
crianza de un vino en bodega, el aprendizaje de un niño...)
Por otra parte, la paciencia es una herramienta que nos da
el necesario apoyo en casos de adversidad, frente a los que no podemos aplicar
ninguna otra medida.
La paciencia también puede aflorar como consecuencia de
nuestra aceptación de los imprevistos para no desquiciarnos ni enfurecernos.
En la vida nos topamos con muchas ocasiones que nos demandan
hacer uso de la paciencia que no sería más que poner freno a la velocidad
desbocada que llevamos sin darnos cuenta.
La aplicación de la paciencia nos permite reflexionar con
calma sobre los acontecimientos en los que estamos inmersos y las emociones que
nos producen para así encontrar una respuesta sensata a los hechos.
Mucha pedagogía es precisa pero para que la menospreciada paciencia
recupere su “estatus” de virtud necesaria y utilísima. (Yo soy el primero en
apuntarme a las lecciones de aprendizaje!).
Qué cantidad de discusiones y contratiempos nos ahorraríamos
si fuéramos “usuarios habituales” de esta herramienta tan profunda como es la
paciencia.
O así me lo parece!
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Joan Martí – elcamidelavida@gmail.com – 21 noviembre 2023
OTROS ESCRITOS DEL MISMO AUTOR
https://masacriticaconsciente.blogspot.com/p/escritos-propios.html
Muy bueno Joan, Ami. Pues hoy precisamente una inspiración me llevo a BENJAMÍN y encontré un gran botín como así puse en un comentario expres jaja y ya que dices que hace falta mucha pedagogía para que se pueda recuperar esa ciencia en desuso LA PACIENCIA estas citas de Benjamin Franklin vienen genial para aquellas y aquellos alumnos que se presten a aprender y a recuperar esa paciencia: Si la pasión te impulsa, deja que la razón sujete las riendas. No temas los errores, saborea el fracaso, continua avanzando. Fracasasando para prepararte estás preparándote para fallar. Y como suelo decir, el saber no ocupa lugar, ves despacio, ves despacio, todo cabe en el espacio. Mil Abrazos
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