© QUÉ VEMOS CUANDO NOS MIRAMOS AL ESPEJO
LO QUE MÁS
NECESITAMOS
Nos acercamos a la época del año en que solemos hacer
balance y expresar nuestros deseos que tenemos habitualmente arrinconados en
nuestro interior para que no nos preocupen.
Y es que ciertamente nos gustarían muchas cosas que quizás
no tenemos al alcance y preferimos esconderlas, ahogarlas para que no nos hagan
sufrir por no poder disfrutarlas.
De lo que en el fondo se trata es de comprendernos, de escucharnos y hacernos caso en lo que más deseamos, aunque no siempre sea lo que más nos conviene, pero es lo que querríamos experimentar y hasta que no lo probamos no nos damos cuenta de si es o no para nosotros.
Tan pendientes que estamos de lo que ocurre a nuestro
alrededor y tan poca atención que nos damos a nosotros mismos. De ahí la
pregunta de “qué vemos cuando nos miramos en el espejo”
El diálogo casi inexistente con nosotros mismos es una de
las causas de nuestra insatisfacción en la vida por el enfoque erróneo de
nuestra atención, demasiado pendientes de los demás en detrimento del propio
cuidado.
Las cosas no pasan solas, debemos hacerlas venir,
materializarlas y para hacerlo primero debemos ser conscientes de lo que
queremos para fijar la atención y despertar la emoción de conseguirlas.
Es una tarea que pide aplicación y voluntad pero que tenemos
a nuestro alcance y nos es del todo necesaria para proveer nuestra vida de
contenido y experiencias satisfactorias.
Tal como día a día planeamos nuestras acciones asimismo
debemos indagar en nuestro interior de cara a satisfacer nuestras necesidades y
deseos demasiado abandonados, enterrados, fuera de la vista.
El esfuerzo que pide este cuidado de nosotros mismos es
sobradamente recompensado al comprobar que somos capaces de proporcionarnos lo
que nos hace más felices.
Acogernos y apoyarnos es básico para ir serenos por la vida
y poder estar dispuestos, si conviene, al cuidado de otros. Si no estamos bien
atendidos nosotros poco podremos hacerlo con los demás
Por tanto el primer trabajo del día, una vez lavada la cara,
es preguntarle “al del espejo” qué espera de nosotros, qué le gustaría que le
diéramos... y disponernos a complacerle.
Una vez resuelta esta responsabilidad primordial podremos
dedicarnos a otras tareas de las que debamos encargarnos. Pero ninguna
ocupación, por importante que pueda parecernos, debe pasar por delante de la
atención hacia nosotros.
Cuánta infelicidad existe por todas partes debido a este
equivocado orden de prioridades, que nos deja a nosotros mismos siempre en el
último lugar.
Quizá sea por el erróneo concepto que nos inculcaron de amar
primero al prójimo sino queremos ser considerados egoístas... pero ¿cómo
podemos amar al otro si no nos amamos a nosotros mismos?
En la vida todo funciona de la forma más natural posible,
todo se rige por la ley del mínimo esfuerzo porque aquello a lo que te resistes,
persiste.
Así que no nos reprimamos, no nos violentemos, dejemos fluir
nuestros sentimientos y prestemos atención a nuestras necesidades porque nadie
más puede hacerlo por nosotros.
O así me lo parece.
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Joan Martí – elcamidelavida@gmail.com – 29
noviembre 2023
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