NO a la discriminación del hombre
Ha
llegado ya el momento, realmente debería haberse actuado hace más
de media decena de años, en que los varones levantemos la voz en las
calles y en los medios para defender nuestros derechos más básicos,
Derechos que están siendo pisoteados por el basamento ideológico de
lo que se ha dado en llamar ideología de género, su plasmación en
el código penal y su aplicación bajo la denominada perspectiva de
género.
Todo
ello está dando lugar a que con cada vez mayor asiduidad se dicten
condenas a prisión, al pago de multas o a la retirada de la patria
potestad a los padres para dárselas a en exclusiva a las madres.
Muchos de estos fallos judiciales condenatorios son tomados sin
contar con prueba alguna que incrimine a los hombres excepción hecha
de la palabra de la mujer que ha acusado.
De
hecho, estas leyes de género como la ley de violencia de género son
un verdadero espantajo jurídico puesto que violan el sacrosanto
principio de igualdad ante la ley de todas las personas, puesto que
la violencia ejercida por un hombre contra una mujer es sometida a
una legislación y a unas penas distintas a las que se aplicarían
caso de que la agresión fuese la de una mujer sobre un hombre.
Pero
no acaba ahí el dislate puesto que estas leyes de género rompen con
el principio de inocencia del acusado para invertir el cargo de la
prueba, ahora es el acusado el que ha de demostrar que no es culpable
de la acusación que se formula en su contra, en lugar de ser el
acusador el que ha de demostrar con pruebas que es el acusado
culpable del delito del que se le acusa. El hombre deja de ser
inocente hasta que se demuestre lo contrario a ser culpable hasta que
demuestre su inocencia.
Esta verdadera aberración es consecuencia del pensamiento imperante en el feminismo radical hegemónico. Un pensamiento que, si por un lado estigmatiza al varón presentándolo como maltratador y violador en potencia, por otro presenta a la mujer como un ser de luz, víctima del patriarcado que es incapaz de mentir.
Esta verdadera aberración es consecuencia del pensamiento imperante en el feminismo radical hegemónico. Un pensamiento que, si por un lado estigmatiza al varón presentándolo como maltratador y violador en potencia, por otro presenta a la mujer como un ser de luz, víctima del patriarcado que es incapaz de mentir.
Pero
con ser de por si grave por lo injusto, son cada vez más los asuntos
que se ven sometidos a las leyes de género y a la ley de violencia
de género en particular. Venimos asistiendo últimamente a
sentencias gravísimas por las cuales chicos son condenados con
ausencia total de pruebas y basándose exclusivamente en el
testimonio de la denunciante.
Se
está llegando al punto de que las feministas radicales y no pocos
políticos y jueces afirman que si no hay un "sí"
explícito y demostrable se considera que hay un "no" y que
por tanto se ha producido un abuso
o agresión sexual, según sea el caso.
Pero
como el testimonio de la denunciante es considerado siempre como
determinante y superior a aquel que pueda presentar el hombre acusado
éste
carecerá siempre de cualquier posibilidad real de defensa, y es que
ni se puede demostrar que una cosa no pasó ni la palabra de un
acusado hombre tiene nada que hacer frente a la palabra de una mujer
que acusa.
Aunque
pudiera parecer que la situación de los varones acusados por mujeres
que no podría estar sometida a injusticias legales del calado
señalado nos encontramos con que las condenas , fallos nunca mejor
dicho, realizadas contra las denominadas “manadas”, de españoles
heterosexuales y blancos por supuesto, no sólo cuentan con la
presunción de culpabilidad del acusado, el valor determinante e
incluso probatorio de la palabra de la acusada y la ausencia de
necesidad de pruebas que apoyen la acusación de la supuesta víctima
sino que el veredicto condenatorio del hombre u hombres acusados se
realiza incluso en contra de la presencia de pruebas periciales que
como mínimo llevan a dudar de la realidad de los acontecimientos
señalados por la que acusa.
De
esta manera se viola un pilar más del edificio legal occidental, me
estoy refiriendo al in dubio pro reo (ante la duda el que juzga
siempre lo hará a favor del reo), ya que la perspectiva de género
aplicada al funcionamiento legal no toma en consideración la
ausencia de pruebas cuando la denunciante es mujer y el acusado
hombre. Resultando realmente criminal el hecho de condenar con graves
penas de cárcel incluso cuando se presentan pruebas o datos que
ponen en duda la argumentación de la acusadora.
Toda
esta situación, verdaderamente demencial, a la que asistimos en el
sistema legislativo y judicial es fruto de la presión indescriptible
de un pensamiento políticamente correcto que deriva de un
planteamiento marxista como es la ideología de género.
Y no adjetivo como marxista la ideología de género de manera caprichosa o imbuido de un apriorismo ideológico, lo hago simple y llanamente como descripción de un funcionamiento que desde los años cincuenta buscó un sustituto para poder seguir adelante con la lucha de clases dado que la herramienta hasta entonces utilizada por el marxismo era el proletariado, el cual era sencillo de enfrentar con los dueños de las fábricas y los capitalistas.
Llegó un momento en el que ese
proletariado fue siendo sustituido por una clase media, pasando la
pobreza e incluso la miseria a constituir grupos relativamente
pequeños dentro de la sociedad capitalista occidental. De esta
manera el motor marxista de la lucha de clases perdía toda su fuerza
para provocar el cambio económico y social que el marxismo
buscaba.
Llegados a este estado de cosas los marxistas precisaron de un nuevo enfrentamiento que movilizase el cambio que trataban de alcanzar.
Llegados a este estado de cosas los marxistas precisaron de un nuevo enfrentamiento que movilizase el cambio que trataban de alcanzar.
Y
cual fue este, enfrentar a los sexos presentando a ambos como actores
de una lucha sempiterna entre mujeres explotadas, y hombres
explotadores.
De esta manera se alentaba una lucha que en un principio se presentó como un intento de lograr la igualdad legal y social entre los sexos, algo que a partir de finales de los cincuenta y principios de los sesenta se transmutó en un movimiento político más complejo y radical que bajo las premisas anteriores buscaba una lucha contra la familia en tanto base del sistema social y cultural que querían destruir y promocionando junto a ello una concepción de “liberación” sexual con claras bases freudianas a la que dio forma la Escuela de Frankfurt .
Consecuencia de todo ello es el feminismo hegemónico radical que en la actualidad padecemos y cuyo verdadero trasfondo ignoran esas feministas que tanto hablan del empoderamiento de la mujer y de lucha contra el heteropatriarcado.
Todo esto es una explicación, en ningún caso una justificación. Otra cosa muy distinta es afrontar las consecuencias que el barón padece como consecuencia de la aplicación legal y judicial de todo lo anteriormente expuesto.
De esta manera se alentaba una lucha que en un principio se presentó como un intento de lograr la igualdad legal y social entre los sexos, algo que a partir de finales de los cincuenta y principios de los sesenta se transmutó en un movimiento político más complejo y radical que bajo las premisas anteriores buscaba una lucha contra la familia en tanto base del sistema social y cultural que querían destruir y promocionando junto a ello una concepción de “liberación” sexual con claras bases freudianas a la que dio forma la Escuela de Frankfurt .
Consecuencia de todo ello es el feminismo hegemónico radical que en la actualidad padecemos y cuyo verdadero trasfondo ignoran esas feministas que tanto hablan del empoderamiento de la mujer y de lucha contra el heteropatriarcado.
Todo esto es una explicación, en ningún caso una justificación. Otra cosa muy distinta es afrontar las consecuencias que el barón padece como consecuencia de la aplicación legal y judicial de todo lo anteriormente expuesto.
El
hombre está siendo sometido en los últimos años a un ataque contra
sus más básicos derechos por una legislación claramente injusta
que le pone ante situaciones gravísimas, la corrección política ha
implantado en todos los ámbitos de la sociedad, incluido el
judicial, una concepción del hombre que es considerado a priori como
culpable, con lo que es sometido por la justicia, por denominarla de
alguna manera, a unos juicios que desde el comienzo están perdidos
puesto que han de demostrar su inocencia, cosa del todo imposible,
hacer frente a la valoración del testimonio de la mujer acusadora
como una verdad absoluta respecto a lo que el pueda declarar y a la
posibilidad de ser condenado sin prueba alguna distinta a la palabra
de la denunciante.
Como señalábamos al comienza de la presente entrada resulta del todo imprescindibles que los hombre españoles levantemos la voz en los medios y en las calles protestando por la situación descrita y exigiendo la aplicación de nuestros derechos.Fuente: https://tierrasinnubes.blogspot.com/
Como señalábamos al comienza de la presente entrada resulta del todo imprescindibles que los hombre españoles levantemos la voz en los medios y en las calles protestando por la situación descrita y exigiendo la aplicación de nuestros derechos.Fuente: https://tierrasinnubes.blogspot.com/
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