CUANDO LA MAÑANA SE HACE ELÉCTRICA
La luz al final del túnel es la chispa que enciende el futuroJusto cuando las cosas parecen
más oscuras, cuando el mundo entero parece a punto de ser desgarrado por la
Tercera Guerra Mundial, o por alguna catástrofe de metano, o alguna otra locura
de alta tecnología engendrada por el orgullo humano, una tenue luz de esperanza
ha aparecido.
Todavía poco notada entre la
chusma charlatana, atrae a los brillantes y concienzudos, y repele a burócratas
superficiales y creyentes fieles por igual, que permanecen encerrados en sus
triviales disputas, sus dogmas mal concebidos, y su postura en favor de la
ganancia.
Una tenue luz de esperanza, un nuevo modo de ver las cosas, en base a hechos, no a fenómenos mal percibidos o supersticiones coercitivas.
No debería ser ninguna
sorpresa que esta esperanza de última hora para la confusa especie humana venga
no de profetas o políticos sino de científicos humildes, no de la ciencia falsa
conducida por los banqueros sino de hombres diligentes que creen en cosas como
la observación empírica y la revisión por parte de sus pares, que desafían las
presunciones tradicionales y la propaganda atrincherada, que realizan
experimentos metódicos para validar sus sospechas, y amplían el conocimiento
humano con pruebas concluyentes, no con mitos subjetivamente fabricados con
groseras segundas intenciones.
Los científicos no coaccionados
por contratos gubernamentales o por la corrección política muy
probablemente han descubierto la fórmula para un futuro pacífico y saludable, o
al menos el camino para descubrirla.
Lo esencial de esta esperanza
reside en alguna parte cerca de la idea de que entender exactamente nuestro
propio pasado nos conducirá por un curso más sano hacia nuestro futuro, y hacia
una salida de esta espiral descendente donde los titulares de cada día nos
convencen cada vez más deprimentemente de que como especie nos estamos
precipitando irreversiblemente hacia nuestra perdición.
Cuando todas las razones para
la esperanza han sido distorsionadas como fraudes rentables, y las
declaraciones de vuestros líderes elegidos son sólo las fantasías de las
sádicas compulsiones de alguna persona que trabaja en relaciones públicas,
colocar vuestra apuesta en conclusiones científicas que no son distorsionadas
en alguna pesadilla de falsa bandera ya sea por la influencia
o por la convención, parece un camino sensato de recorrer. Quiero decir, ¿qué
otra posibilidad tenemos para intentar entender por qué estamos aquí?
No hay cómo arreglar este
gobierno; es corrupto de arriba abajo. Usted podría seguir rezando hasta que
sea asesinado, pero ¿qué bien haría eso para los niños que esperamos que vengan
después de nosotros, la gente que amamos, la gente para la cual se supone que
nosotros vivimos?
El thunderbolts
project investiga una historia más auténtica y un futuro más
prometedor
La ciencia del
plasma vuelve a escribir el libro de texto acerca de la evolución planetaria
(George Orwell, "1984").
será llegar donde comenzamos y conocer el lugar por primera vez"
(T. S.
Eliot, Little Gidding, 1942, V).
"Desde la partícula más pequeña hasta la más grande formación galáctica, una red de circuitos eléctricos conecta y unifica toda la Naturaleza, organizando galaxias, activando estrellas, dando a luz a planetas, y en nuestro propio planeta, controlando el clima y animando a los organismos biológicos" (David Talbott y Wallace Thornhill).
Una frase común que usted
escucha de muchas voces hoy es "Todo lo que usted sabe es una
mentira". La mayoría de las personas no entiende su pasado, no
tiene idea de lo que está ocurriendo en el presente, y como consecuencia, no
tiene ninguna pista sobre su futuro.
No obstante, cada uno siente
que algo ha cambiado. Draconianas nuevas leyes dominan los titulares. Los
poderes establecidos no tienen conciencia de aquellos que están en necesidad. Y
nadie puede conseguir ninguna respuesta de burócratas insensibles que imponen
políticas de dudosa legalidad.
Bien, créame, algo ha
cambiado. Usted sabía que estaba a punto de suceder, porque el mundo en el que
vive no tiene sentido, y nunca ha tenido sentido, dependiente, como ha estado,
de una fuerza que nadie nunca entendió completamente, con una realidad creada
por decreto y mediante propaganda que era blasfemia cuestionar.
Ahora las noticias le llegan a
usted tarde, no demasiado tarde, pero otra gente ya las sabe, algunos
sabiéndolo durante décadas, pero ninguno mucho más que eso.
Como dos olas gigantescas en
un océano de tiempo, las persistentes disciplinas de la ciencia moderna han
chocado con enigmáticas reliquias de nuestro pasado más antiguo y han traído
una comprensión más profunda de nosotros y de nuestro pasado que promete un
mayor entendimiento de nuestra aproblemada historia y nuestro precario
futuro.
Petroglifos y física de plasma
La gente moderna más
sofisticada se mofa de la idea de que los aborígenes "poco
civilizados" poseen una versión mucho más completa de la historia humana,
pero esos "instruidos" tecnófilos no pueden explicar los miles de
años antes de que la religión romana definiera la corrección política para
los milenios a seguir, aparte de decir sin convicción que "Dios creó
el mundo en siete días".
Uno de los grandes
rompecabezas de la Prehistoria es cómo el realismo directo de artistas
prehistóricos en las cuevas paleolíticas de Lascaux evolucionó en épocas
posteriores hasta imágenes fantásticas de dragones y girasoles que no tienen
sentido para nosotros hoy.
Una larga línea de
investigadores poco conocidos que desarrollan una ciencia que llegaría a ser
conocida como la Física del Plasma finalmente notó que las formaciones eléctricas
producidas en sus experimentos de laboratorio se parecían misteriosamente a los
modelos vistos en el arte rupestre más antiguo del mundo.
Sorprendido por el trabajo de
cosmólogos, un físico llamado Anthony Peratt hizo la conexión de que todos esos
petroglifos minuciosamente inscritos en rocas por todas partes del mundo
prehistórico eran interpretaciones exactas de lo que la gente realmente vio en
los cielos en tiempos antiguos, dibujos que coincidían de manera precisa con
los patrones eléctricos experimentales de sus laboratorios de física de plasma.
Esa epifanía que cambia la
Historia destrabó el pasado escondido del viaje humano sobre el Planeta Tierra,
una historia titánica de una inimaginable catástrofe celeste que se imprimió en
la mente humana a perpetuidad. A lo largo del siglo XX, los descubrimientos de
diversos científicos claves, y un autor particularmente importante, reunieron
las piezas de ese gigantesco rompecabezas, y cientos de eruditos más hoy se
esfuerzan con una solemne determinación por ampliar las implicaciones de ello.
Fue mi gran fortuna haber
asistido a la conferencia Electric Universe Tipping Point en
Albuquerque, New Mexico, en Enero de 2013. Esa reunión de científicos no
pertenecientes al establishment alumbró con un poderoso rayo
sobre el pasado que no puede menos de iluminar el futuro camino de la especie
humana. Si aquello debiera ser caracterizado en una sola frase, lo sería en las
palabras del cosmólogo australiano Wallace Thornhill acerca del cambiante curso
de la historia humana: "Los traumatizados sobrevivientes de esas
catástrofes celestiales precipitaron la aparición de nuestras primeras
civilizaciones".
Pasado ampliado, un futuro más claro
El catalizador más importante
en este prolongado proceso de descubrimiento fue un psicoanalista que se
convirtió en teórico astronómico llamado Immanuel Velikovsky, quien en 1950
remeció al mundo científico con su libro éxito de ventas "Mundos
en Colisión". Ridiculizado por la ciencia predominante, Velikovsky sin
embargo afirmó que el cielo del mundo en antiguos tiempos era muy diferente de
lo que es hoy, y que los planetas Venus, Marte y Saturno desempeñaron todos
papeles fundamentales en el desarrollo de la civilización humana, después de
primero casi destruir toda la vida en la Tierra.
Enormes descargas de
relámpagos pasaron entre esos planetas y la Tierra a medida que la
configuración de nuestro Sistema Solar era cambiada de manera considerable.
Desde el cielo llovieron piedrecillas mezcladas con fuego, destruyendo muchas
partes de nuestro planeta, un hecho que la arqueología moderna confirma.
Velikovsky ganó poco terreno con sus teorías radicales durante su vida, excepto
por unos pocos intrépidos seguidores intrigados por sus sorprendentes
conjeturas apocalípticas.
Ese desafío a la cosmología
dominante fue reasumido por David Talbott, primero como un joven estudiante, y
más tarde como el autor de "El Mito de Saturno" (1980),
y a finales de los años '90, con Wallace Thornhill, como la fuerza impulsora de
un movimiento científico conocido como el Thunderbolts Project y
como el Universo Eléctrico, un esfuerzo que consiste en generaciones de
doctores académicos que ya han vuelto a escribir el pasado de la Humanidad en
un escenario tan claro y sin embargo tan asombroso que el establishment de
la ciencia predominante tiembla de miedo ante esas ideas, y sabe que sus días
como figuras confiables de autoridad están contados.
Expandiendo el nacimiento de
la nueva ciencia de la Física de Plasma, los científicos de Thunderbolts,
entre otras cosas, han logrado transformar percepciones de la historia humana,
y en el proceso, relegaron a la mayor parte de los conceptos de la física
cuántica —como el Big Bang, la materia oscura y los agujeros
negros— al mismo basurero de la obsolescencia ocupado por la teoría de la
Tierra Plana.
«El Sol es eléctrico, no
nuclear. Hay una revolución que recién comienza en la astronomía / cosmología
que rivalizará con la provocada por Copérnico y Galileo. Esta revolución está
basada en la creciente comprensión de que el cosmos es altamente eléctrico en
su naturaleza. Se hace claro que el 99% del universo está compuesto no de
"materia invisible" sino más bien de materia en estado de plasma.
Las fuerzas electrodinámicas en los plasmas eléctricos son mucho más fuertes
que la fuerza gravitacional» (Donald Scott, The Electric Sky,
2006).
El Sol no es una bola de gas
abastecida por un horno nuclear; es una bola de plasma que cosecha la energía
mediante colosales filamentos trenzados que se extienden a través de todo el
universo y que conectan todo en ello.
La parte más caliente del Sol
está a 1.200 millas [1.930 kms.] por encima de su superficie. El interior del
Sol es comparativamente frío. La fusión nuclear dentro del Sol es sólo una
teoría que permanece no comprobada. Cada observación científica alguna vez
hecha sobre el Sol refuta la teoría nuclear; sin embargo, la ciencia dominante
se aferra a su fabricada historia como al evangelio, aun cuando ningún
laboratorio haya reproducido alguna vez una reacción de fusión estable.
Lo mismo con todas las
estrellas, que los científicos tradicionales ven como sofocadas bombas
termonucleares que explotan lentamente. La sublime paz del cielo de la noche
hace ridículo ese argumento.
La superficie del Sol arde a
4.400 grados Kelvin [7.460ºC]. A 1.200 millas por encima de la superficie salta
a 20.000ºK [35.540ºC], y a una distancia de 1 ó 2 diámetros solares, las
temperaturas alcanzan 200 millones de grados. Esto claramente refuta la suposición
termonuclear y apoya la teoría de que el Sol está siendo impulsado de manera
externa, como un motor eléctrico.
La mayor parte de la ciencia
del establishment sigue rechazando reconocer que los misterios
solares están vinculados a campos magnéticos. El magnetismo requiere una
corriente eléctrica. Estas dos observaciones básicas están listas para dejar
obsoleta a la física cuántica, y dejar caduco el modo en que todos hemos mirado
el mundo y el cielo.
Plasma, el cuarto estado de la materia
Los muchos exponentes de la
teoría del universo eléctrico declaran que el elemento ausente en las
explicaciones de Newton y Einstein acerca de cómo funciona el universo es
la electricidad Sus efectos son entre 10 y 39 veces más potentes
que la gravedad. Sin embargo, el actual consenso de la ciencia sostiene que la
gravedad es la fuerza que forma las estrellas.
A finales del siglo XIX, dicen
ellos, la ciencia dio un giro equivocado, basándose en elegantes teorías
matemáticas en vez de en la evidencia experimental. Excepto por unos pioneros
ignorados, las pruebas del universo eléctrico fueron rechazadas por los
expertos establecidos.
Las expediciones árticas del
genio noruego Kristian Birkeland en la década de 1890 condujeron a los
descubrimientos de la magnetósfera de la Tierra, el viento solar y finalmente a
la colosal epifanía de que la aurora polar [boreal] consistía
en partículas cargadas desde el Sol guiadas por el campo magnético de la
Tierra, una aseveración polémica que no fue finalmente verificada hasta que los
satélites la confirmaron en 1968.
A medida que la ciencia
predominante ignoraba los descubrimientos de Birkeland, Irving Langmuir y
Hannes Alfvén, sus sucesores, continuaron expandiendo la creciente conciencia
de que el universo era eléctrico.
Hoy, las Corrientes de
Birkeland son las gigantescas bandas de energía que viajan entre las
estrellas y alimentan al Sol, las Capas de Langmuir encierran
dobles capas de carga opuesta dentro de la corriente eléctrica, y Alfvén, quien
una vez recibió un Premio Nóbel y dijo al momento de recibirlo que su trabajo
estaba equivocado, instó al mundo científico a recordar que los campos
magnéticos sólo pueden ser producidos por la corriente eléctrica.
Durante los últimos 40 años,
la ciencia predominante no ha hecho caso de las conclusiones de Alfvén,
Velikovsky y numerosos otros dedicados pioneros. La academia predominante
elaboró toda clase de ficciones cuánticas erróneas, como el universo en
expansión y, más prominentemente, el Big Bang, que simplemente no
resisten el escrutinio empírico riguroso.
El trabajo de toda la vida de
Alfvén mostró que la elegancia matemática de la teoría cuántica fue refutada
por la cosmología del plasma, y que las corrientes eléctricas formaron
invisibles líneas de transmisión cósmica, bombeando energía a través de las
galaxias.
Hoy, mediante asombrosas
fotografías reunidas por los telescopios de rayos X Hubble y Chandra,
esos enroscados filamentos de plasma —las corrientes de Birkeland—
son increíblemente visibles a través de todo el universo. Tristemente, la mayor
parte de los astrofísicos predominantes no tienen nada para decir sobre
aquello.
El Proyecto Thunderbolts
David Talbott y Wallace
Thornhill abrazaron el trabajo de Velikovsky en los años '70. En el Portland
State College, Talbott era el coordinador de una revista llamada Pensées que
publicó el material de Velikovsky y organizó numerosos simposios sobre su
trabajo. Thornhill, un cosmólogo de toda la vida, realmente conoció a
Velikovsky antes de la muerte de éste en Princeton en 1979.
Talbott y Thornhill realmente
comenzaron a unirse en el Proyecto Thunderbolts en los años
'90, pero para entonces ellos tenían una colección de doctorados en varias
ciencias, todas reunidas su alrededor y centradas en la misma pregunta: ¿Podría
probablemente ser verdadero lo que Velikovsky había esbozado: planetas que
vuelan hacia acá y allá con gigantescos relámpagos destellando entre ellos e
influyendo en la historia reciente de la Tierra?
¿Fue Venus realmente un cometa
que fue interceptado por Marte, causando una catástrofe indecible en la
Tierra? Y estas epifanías ¿expanden hacia atrás la historia conocida de la
Tierra en miles de años?
Después de cientos de
informes, artículos y conferencias, una adición clave para ese grupo de
científicos impacientes a finales de los años '90 fue Anthony Peratt, el
principal físico de plasma del mundo, que quedó sorprendido cuando se le
mostraron fotografías de los petroglifos más antiguos del mundo —fantásticos
diseños dibujados, minuciosamente inscritos en rocas hace muchos miles de años—
porque describían exactamente las configuraciones de secuencias de plasma que
él había observado en sus experimentos.
En la conferencia Electric
Universe Tipping Point de Enero 2013, en medio de un grupo de
científicos de muchas disciplinas no hubo ninguna conversación sobre política o
dogmas sino sólo una verdadera reunión de las mentes que intentan expandir una
idea, el universo eléctrico, y su comprensión de que la verdadera
prehistoria de la Tierra está recién comenzando a ser descubierta.
Además de dar la bienvenida a
las evaluaciones de Talbott y Thornhill, hubo interesantísimas presentaciones
tales como "Nuestro Universo es Eléctrico" de
Michael Claradge, "La Inexistencia del Agujero Negro y el Fracaso
de la Relatividad General" de Stephen Crothers, "Una
Crisis de Creencia en la Cosmología Moderna" de Tom Wilson,
y "Ciencia Puesta en Libertad" de Rupert Sheldrake,
el famoso inventor del concepto de campos morfogenéticos.
Esparcida entre docenas de
otras estimulantes visiones, la presentación más popular pareció ser "Exciting
Students with Unsettled Science" de Evan Camp, un joven profesor
de ciencia de enseñanza secundaria que enfatiza descubrimientos del Universo
Eléctrico en sus clases. Camp también llevó a varios de sus alumnos con él, tal
como el Proyecto Thunderbolts llevó a otros alumnos brillantes
de todo el mundo para que participaran de esa información de vanguardia.
La Tierra fue una vez una luna de Saturno
Junto con Homero, Hesíodo es
el más antiguo de los poetas griegos cuyas obras han logrado sobrevivir
aproximadamente 2.700 años hasta nuestro tiempo. Hesíodo escribió acerca
de "una raza de oro de hombres mortales que vivieron en el tiempo
de Kronos cuando él reinaba en el cielo" y que vivían en holgura
y paz. El posterior poeta romano Ovidio repitió la leyenda: "Al
principio fue la Edad de Oro, cuando los hombres, por su propio acuerdo, sin la
amenaza del castigo y sin leyes, mantenían la buena fe y hacían lo que era
correcto".
Hoy, Talbott, Thornhill y
muchos otros académicos muy informados han calculado que entre 7.000 y 10.000
años atrás, la Tierra estaba iluminada sólo por el brillo del crepúsculo de
Saturno. Durante un período de tiempo imposible de saber, ella estuvo
enganchada eléctricamente y conectada (mediante un filamento de plasma colosal)
con Saturno, con nuestro actual Sol en ninguna parte a la vista.
Principal entre los muchos
académicos de Thunderbolts que han estado profundizando en
este cuerpo de conocimiento durante décadas, dos colaboradores de la
revista Aeon de Talbott han hecho una crónica de la evidencia
de las civilizaciones antiguas del mundo en cuanto a la certeza de una
catástrofe descomunal que no sólo reordenó la alineación de los planetas en
nuestro Sistema Solar sino que simultáneamente devastó la Tierra cuando otros
planetas pasaron demasiado cerca de ella durante esa convulsión, y se
chamuscaron entre sí con extraordinarios relámpagos más grandes y más ruidosos
que nadie de cualquiera que viva hoy haya presenciado alguna vez.
Para Dwardu Cardona, en su
extensa serie God Star, la verdadera prehistoria humana se
encuentra en leyendas aborígenes de todo el mundo, que cuentan la catástrofe en
términos metafóricos de aves y bestias. Y para su colega de mucho tiempo Ev
Cochrane, las conexiones que él explica son acerca del cometa Venus y su
"barba" que devasta la Tierra, y los relámpagos de Marte que salvan
de desastres a la Humanidad. (El segundo video introductorio de Thunderbolts hecho
por Talbott se refiere, de hecho, a las enormes cicatrices en Marte que fueron
hechas por esos gigantescos rayos).
En sincronía con Talbott y
Thornhill, tanto Cardona como Cochrane expresan cómo, dado que todo eso sucedió
en el tiempo anterior a la escritura en una etapa muy temprana del desarrollo
humano, el registro de esos acontecimientos se limitó a mitos oralmente
transmitidos, donde a los alucinantes acontecimientos en el cielo
necesariamente se les dieron personalidades humanas (porque ésa es la única
manera en que la gente de ese entonces sabía describirlos). Esos eventos fueron
transmitidos a través de las generaciones en los cuentos de Faetón conduciendo
los caballos de su padre demasiado cerca del Sol e incinerando el mundo, además
de muchas otras desconcertantes leyendas mitológicas que repentinamente entran
en el foco con la perspectiva del universo eléctrico.
Conforme pasaron los siglos y
las sociedades surgieron y cayeron, los nombres de esos antropomorfizados
personajes planetarios mal percibidos como dioses cambiaron con regularidad.
Pero cuando la Humanidad evolucionó hacia el futuro, las personalidades y
hechos heroicos que se pensó que ellos habían llevado a cabo siguieron siendo
los mismos, de modo que Zeus, Apolo, Marduk y hasta Yahvé se convirtieron en
los valientes héroes, todo lo cual significa Marte, que salvó de la destrucción
al mundo. De ahí, a medida que pasó el tiempo, ellos se convirtieron en sus
héroes y sus objetos de adoración.
Hace unos seis mil años,
cuando la civilización se formó en Sumeria alrededor de uno de los primeros
clones metafóricos de Marte, llamado Nergal, Ev Cochrane enfatiza que el foco
dominante de la religión sumeria era Venus, en ese entonces conocido como la
diosa Inanna (más tarde Ishtar), la cual, con su llameante rostro, en forma de
cometa devastó la Tierra y es recordada en la Historia con toda clase de
siniestras estatuas. En la terrible simetría de la estupefacción de la
Humanidad en cuanto a esos acontecimientos, Venus también se hizo conocido como
la diosa de la reproducción, ya que el tiempo curó las heridas de ese
Apocalipsis celestial.
Cuando los siglos pasaron y el
cielo se volvió calmo, el recuerdo actual de esos acontecimientos fue olvidado,
pero los rituales básicos permanecieron, y evolucionaron lentamente hacia las
deidades familiares que conocemos hoy.
Presentando un caso claro de
que los aborígenes prehistóricos nos han dejado el relato más válido de la más
antigua historia del mundo, el trabajo de Cardona está basado en su análisis
enciclopédico de leyendas antiguas, que incluye el arte rupestre todavía
visible que describe el Armagedón cósmico que dio nacimiento a nuestra
civilización presente.
El cielo antiguo no es el mismo que vemos hoy
En la conferencia de
Albuquerque, el profesor del Bard College Bill Mullen reveló los detalles de la
conversación que podría resultar ser el descubrimiento más importante del siglo
XX.
Talbott envió a Anthony Peratt
fotografías de petroglifos antiguos que él llamó una Cadena de Flechas. Peratt
poseía fotos de sus inestabilidades de plasma que él llamaba un Árbol de
Navidad. Puestas lado a lado, eran imágenes de espejo, y confirmaron el
descubrimiento trascendental de que los dibujos prehistóricos en rocas antiguas
reflejaban exactamente las formaciones de plasma eléctrico que Peratt había
producido en sus laboratorios.
Cuando Mullen comparó a Peratt
con Galileo —en que ambos descubrieron un modo profundamente nuevo de mirar el
universo— él destacó que "nuestro Sistema Solar estuvo configurado
una vez muy diferentemente de lo que lo está hoy. El cielo antiguo no era el
mismo que vemos hoy".
Entre docenas de expertos en
sus campos en la conferencia, Michael Clarage bosquejó la conexión eléctrica
que existe entre los individuos y el Sol, y explicó que las plantas y los
animales son transformadores de electricidad que viene del Sol. Stephen
Crothers demolió "la jerigonza matemática de Einstein", y
Tom Wilson advirtió que "las creencias se interponen en el camino
e imponen un filtro a lo que vemos".
Varios expertos hablaron del
concepto de la mitología de creación de un eje polar que conecta a Saturno —una
vez la única estrella en el cielo del mundo— con la Tierra. Ésa es una observación
que hoy ha sido bastante olvidada excepto por las leyendas aborígenes y por la
historia bíblica de la Escala de Jacob, y hoy por toda clase de físicos de
plasma así como por cientos de cosmólogos que se suscriben a las conclusiones
tan minuciosamente construidas por Talbott, Thornhill y los investigadores
de Thunderbolts.
La fuerza que nos conecta a todos
Todos los profetas en la
Historia y en todas las religiones del mundo siempre han enfatizado la interconectividad de
todo lo que vive, y sin embargo incontables vidas han sido perdidas e
impensables tesoros han resultado destruidos por diferencias subjetivas acerca
de la manera en la cual ese mensaje ha sido entregado.
Antes de que yo hubiera
escuchado hablar alguna vez del Proyecto Thunderbolts o de que
siquiera hubiera leído algo sobre adoradores del Sol, había comprendido que
toda la vida en nuestro planeta estaba animada por el Sol. Entonces fui muy
feliz al enterarme de que mis propios incipientes instintos habían sido
confirmados mucho antes de que yo naciera.
El telescopio Hubble ha
contemplado detenidamente el espacio hasta una distancia de 60 millones de
años-luz, revelando más galaxias que las que el súper-computador más grande
podría esperar contar alguna vez. Los descubrimientos del Proyecto
Thunderbolts ahora confirman que estamos conectados con cada una de
ellas, así como con todo lo que vive en este pequeño planeta en un modesto
sistema solar en una galaxia menor cuidada por una estrella enana
amarilla.
Mucho antes de que la biblia fuera
escrita
Preguntas que la Humanidad
realmente necesita contestar: ¿Por qué fueron interpretados esos
acontecimientos celestiales como dioses? ¿Cómo llegaron ellos a ser
personificados? ¿Qué es el proceso de antropomorfismo?
Todos esos trascendentales
acontecimientos cósmicos ocurrieron antes de la invención de la escritura. Los
pueblos antiguos no conocían ningún otro modo de interpretar las cosas excepto
por medio de historias sobre gente, que fueron comunicadas oralmente a través
de los siglos analfabetos.
La gente personificaba todo,
hizo del mar un dios llamado Poseidón, dio personalidades a las fuentes y a las
montañas, y sobre todo, a las tormentas, de donde vinieron Zeus y todas las
deidades antiguas que personifican esa imponente fuerza celeste que había
defendido a la Tierra contra el temible dragón cósmico y había salvado las
vidas de todos.
En la antigua Babilonia el
héroe acreditado con haber finalizado la gran catástrofe llegó a ser Ninurta o
Atrahasis o Marduk; en Egipto Horus derrotó a Set; en Grecia, Zeus venció a los
Titanes y más tarde a Tifón, que se come al cielo, usando sus rayos cósmicos
(una variación es Apolo matando a la monstruosa serpiente Pitón). La Humanidad
había triunfado, había sobrevivido a la madre de todos los desastres, y a un
héroe, en ciertos tiempos y lugares llamado Heracles (alias Hércules), se le
dio el crédito de ello. Todos esos dioses eran recuerdos brumosos de la misma
fuerza, el planeta Marte.
Muchísimo más tarde ese héroe
mitológico que derrotó al dragón cósmico fue llamado Yahvé, y desde entonces la
trágica historia de la Humanidad es escrita con la sangre derramada de la gente
que lucha por el nombre propio para dar al gran héroe de la Antigüedad que
"salvó" de la aniquilación al mundo.
Liberación desde ilusiones dogmáticas
Los principales objetivos
del Proyecto Thunderbolts, como lo han expresado Talbott y
Thornhill en sus monografías, son:
• Nada es más importante para el futuro y para la
credibilidad de la ciencia que la liberación desde el universo regido por la
gravedad, que sostenía la teoría previa.
• Los vínculos entre la ciencia del plasma y las cosas que
los humanos una vez vieron en el cielo, y las semejanzas del antiguo arte
rupestre con las formaciones de descarga de plasma, son visibles en grabados en
todo el mundo, y en cualquier laboratorio de ciencia.
• Los recurrentes patrones de los petroglifos eran
reproducciones hechas por artistas prehistóricos de formaciones de plasma en el
espacio que devastaron la Tierra alrededor de hace 10.000 años.
• El arte rupestre de 7000 a.C. a 3000 a.C., directamente de
acuerdo con la fase formativa de las primeras civilizaciones, suscita preguntas
profundas sobre nuestras culturas más tempranas.
• La concordancia entre imágenes antiguas y configuraciones
de plasma es demasiado detallado y demasiado específico para ser casual.
• Todas las historias de héroes de la Historia antigua
—desde Gilgamesh a Heracles— son sólo variaciones del tema original olvidado
por el tiempo. Apolo matando a Pitón, Marduk derrotando a Tiamat, e incluso
Aquiles matando a la serpiente de la fuente troyana, todos se derivan de la
memoria perdida en el tiempo de cómo la Humanidad sobrevivió a la catastrófica
lluvia de fuego y grava desde los cielos.
• Todos los modelos del comportamiento humano provienen
desde el principio del tiempo. Cada acto de adoración es una tentativa de
descubrir de dónde vinimos, y cómo nos originamos.
Los puntos principales
Cientos de científicos y otros
investigadores que comprenden la asamblea de devotos de Thunderbolts parecen
estar de acuerdo en tres principios básicos, como elocuentemente los han
expresado Talbott, Thornhill y cientos de otros investigadores con su trabajo
de toda la vida:
1. La Tierra fue una vez una luna de Saturno.
Cardona explica en "God Star", el primer libro de su
continuada serie de investigaciones enciclopédicas acerca de la prehistoria de
la Tierra, que nuestro planeta fue encerrado una vez en una capa de plasma que
mantuvo al mundo en un crepúsculo perpetuo y no permitió que ninguna otra
estrella fuera vista. Él especula que nuestro actual Sol era una vez sólo una
pequeña estrella en la distancia, que gradualmente se fue acercando y causó la
agitación que devastó al planeta, puso a los planetas a girar como bolas de
billar, y reordenó la configuración de nuestro Sistema Solar.
2. Los dioses eran los planetas. Al analizar los
mitos antiguos de la Humanidad, Talbott, Cochrane y otros muestran
concluyentemente que todas las culturas antiguas —en particular las culturas
aborígenes— registran historias de un impresionante espectáculo celestial, y la
destrucción de una gran parte de la superficie de la Tierra. Venus era
originalmente un cometa que bombardeó la Tierra, y Marte de alguna manera se
interpuso en ese escenario apocalíptico, lo que le hizo ganar el apodo eterno
del Planeta de la Guerra en una lluvia de rayos cósmicos mucho más grandes que
cualquier cosa que podamos imaginar hoy.
Por cuanto esos acontecimientos ocurrieron antes de la
invención de la escritura por los humanos, las descripciones de ellos fueron
contadas sólo a través de mitos orales transmitidos durante los milenios y
antropomorfizados en cuentos de dioses y héroes que salvaron a la Tierra, de
modo que ahora el mundo entero mira hacia esas mitologizadas deidades para que
los salven de la inevitabilidad de la muerte.
3. Un nuevo mundo depende de ver un nuevo
universo a través de nuevos ojos. No sólo los gastados paradigmas especulativos
de Newton y Einstein tienen que ser superados a la luz de los descubrimientos
de la física de plasma y de la comprensión de la primacía de la electricidad en
la formación del universo, sino que el propósito de todas las disciplinas
religiosas, que tienen todas el foco en trascender la muerte, tiene que ser
reconsiderado. Esa ilusión de colocar nuestra fe en las manos de una deidad
incomprensible y todopoderosa tiene que ser analizada desde el punto de vista
de que el modelo original para la noción misma de Dios permanece
basado en las acciones de tres planetas —Saturno, Venus y Marte— hace muchísimo
tiempo, de hecho, en el tiempo antes de que los humanos fueran capaces de
escribir.
El sentido de la electricidad
No hay ninguna materia oscura.
Hay plasma, conectando a todos los billones de estrellas en el universo unas
con otras y todo en ello, alimentando al Sol, el que a su vez alimenta a la
Tierra por medio de las auroras polares, que da vida a los planetas, y a cada
criatura en ellos, incluyéndonos a nosotros.
Lo que esto significa para la
religión es que, con esta historia, la magia puede ser finalmente eliminada de
la ecuación divina. La influencia de la física de plasma como un modo de
explicar los misterios más antiguos de la Tierra no deja ningún espacio para
que personalidades fantásticas declaren su omnipotencia y sean manejadas por
sacerdotes para controlar a otros. El análisis de las propiedades, las
conexiones y las implicaciones de que todo lo que vive está conectado
eléctricamente, podría unir finalmente a la Humanidad en guerra, engañada por
intereses locales, hacia un entendimiento más amplio de la solidaridad que
todos los hombres comparten unos con otros y con todas las criaturas.
Éste es el futuro, cuando la
integridad y el empirismo demostrable finalmente sobrepasan a los cultos
mágicos del engaño místico.
La electricidad vincula a toda la vida
Estamos seguramente en la
cúspide de la nueva Era de la saga humana, una en la cual seres artificiales
—esencialmente seres humanos eléctricamente mejorados o sus clones— parecen
dispuestos a realizar logros más allá de las capacidades de los hombres
mortales, principalmente viajando hacia el espacio exterior radiactivo y
consiguiendo quizá duraciones de vida infinitamente más largas.
Sin ponerse demasiado nostálgico
por la historia humana pasada, que está llena de derramamiento de sangre,
avaricia y traición, uno se pregunta qué lugar ocupará la moralidad —hacer lo
correcto de un modo amable— en un futuro dependiente de robots, y quizá incluso
exclusivamente poblado por robots. Las reglas naturales de la electricidad, que
no pueden ser evitadas como las subjetivas reglas de la transitoria moralidad,
¿eliminarán lo que consideramos como las mejores leyes de la especie humana,
como el amor y la compasión? ¿O las inflexibles reglas de la prueba
científica nos conducirán a un mundo no contaminado por fuerzas místicas
secretas y crearán un realismo directo y examinado por los pares para que
reemplace a las fuerzas escondidas que han distorsionado el esfuerzo humano a
través del tiempo?
Aunque yo no pueda decirlo con
certeza, ningún aspecto de los proyectos de Thunderbolts que
conozco ha abordado las ramificaciones filosóficas de la conectividad eléctrica
universal. El mensaje que me parece que está implícito en toda esta
investigación sobre Saturno, los petroglifos y la vacilante transmisión de
mitos a través del tiempo, es que los dioses que adoramos hoy son
interpretaciones mal etiquetadas de las acciones de planetas observadas por la
gente sin la capacidad de describirlas, lo que condujo a imperfectas Eras de
confusión religiosa y engaño.
Los descubrimientos del Proyecto
Thunderbolts por lo tanto contienen un esperanzador camino futuro a
partir de la comprensión de que nuestras vidas siempre han sido gobernadas por
la electricidad, pero que en nuestro miedo e ignorancia de las cosas
científicas hemos convertido el mundo en un terrible matadero, matando a todo
lo que vive como un modo de inmunizarnos ante nuestras propias muertes. Es como
si estuviéramos todavía en la Época Oscura, tratando de demostrar algo que no
puede ser demostrado con historias falsas destinadas a convencernos de que
somos inmortales.
Estos descubrimientos de los
científicos de Thunderbolts son legítimamente la chispa que
alumbrará el futuro, presagiando un modo verificable de separar la información
que es legítimamente valiosa de lo que es frivolidad patológica, eliminando los
mal percibidos y manipulados mitos que, como un Sol nuclear, nadie ha sido
capaz alguna vez de demostrar.
Lo que yo intentaba hacer
antes de la conferencia de Thunderbolts era investigar si era
posible evolucionar hacia una nueva realidad humana en base al conocimiento de
que la electricidad forma el fundamento sobre el cual podemos construir un
entendimiento para borrar nuestras tontas disputas doctrinales y formar una
percepción de consenso de que toda la vida está conectada, y de que es por lo
tanto vano luchar unos contra otros por causa de diferencias imaginarias que
hemos creado en nuestras mentes en base a acontecimientos que nunca hemos
comprendido totalmente.
Por lo que ahora sé,
claramente es posible, si no críticamente esencial, terminar con ese
comportamiento ilusorio que ahora amenaza toda la vida en la Tierra, y
finalmente reconocer que nuestros dioses son las antropomorfizadas percepciones
erróneas de acontecimientos geofísicos impresionantemente espantosos.
por John Kaminski
13 Junio 2013
https://editorial-streicher.blogspot.com/2020/10/john-kaminski-cuando-la-manala-se-hace.html
Interesante lectura más cercana a mi manera de entender el mundo y el universo que todos los cuentos contados para dominar al borrego hasta ahora, voy a investigad todo lo que pueda sobre este tema que se acerca mucho a mis lecturas, Erich Von Daniken, entro otros ya opinaban que nada de lo contado del pasado es como nos dicen que fue y que vivimos bajo una mentira cósmica, ¿ es posible que el universo sea un holograma ? sigamos investigando, muchos científicos rusos meten el dedo en la yaga.
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