© CALIDEZ Y ENERGIA
Qué placer recibir el aliento de un grupo de almas conscientes
intercambiando sentimientos en estos tiempos desquiciados.
Qué joya más valiosa el apoyo y la acogida,
la presencia, las miradas, las voces y los abrazos.
En estos tiempos desabridos y hostiles, contar con un grupo humano que te acoge
y en el que apoyarte es una bendición sin precio. Recibir la calidez y la
energía que necesitas en un intercambio afectuoso, sincero y generoso supone,
no ya un bálsamo, sino una plenitud que agradeces de corazón y tratas de
corresponder desde el fondo de tu alma.
Cuando además el grupo está estigmatizado por la sociedad que te rodea, el sentimiento de arraigo y vinculación entre sus miembros es aún más profundo y las relaciones internas más efusivas y auténticas.
Solo nos tenemos a nosotros para enfrentar una realidad
distorsionada que nos señala como los insolidarios, los irresponsables. Por
ello nos es indispensable una recarga continua de energía dado el desgaste que
sufrimos por seguir manteniendo nuestras convicciones contra viento y marea.
Hay que destacar que a pesar de esta situación inhóspita
nuestra unión se haya producido cuando antes ninguno de nosotros sabía de los
otros, pasando del desconocimiento total
a un trato tan íntimo y nutritivo en grado sumo. Es aquello de “no hay
mal que por bien no venga”.
De hecho nuestra aproximación fue motivada por la llamada lanzada por un ser humano,
comprometido con la salud y la vida natural, que propuso públicamente la
creación de unos grupos locales para avanzar en la consecución de objetivos de
soberanía personal y vital.
La respuesta fue arrolladora pues se han creado infinidad de grupos en todos los
rincones del país siguiendo unas directrices básicas que cada uno desarrolla
según sus posibilidades encaminadas a ser un foco de luz y resistencia al statu
quo.
Sabernos una minoría nos hacer ser humildes pero no por ello
menos fuertes y convencidos de nuestra función en este tiempo de miedo y
desorientación. Nuestra presencia modesta pero firme ofrece, a quien la
precise, la imagen de libertad y dignidad que este sistema depredador está
empeñado en aniquilar.
Ahí seguiremos, manteniendo el compromiso fruto de nuestras
convicciones, en defensa del ser humano puesto en la picota por unas fuerzas
que, a pesar de su poder aparente, se sienten (y lo son) inferiores pues
carecen del gran don del alma que nos distingue y enaltece.
SOBREVIVIRÉ
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Joan Martí -
28.08.2021
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