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31.1.22

Aunque el desarraigo y el desapego no son fáciles, sabemos lo que tenemos que hacer

 SABEMOS LO QUE SOIS                                                    

No eres el primer hijo de puta que se despierta de su sueño. ― John Nada, They Live.

Ya no nos hace falta ver más películas. Tampoco necesitamos ponernos unas gafas como John Nada (Roddy Piper) en They Live. Se os puede ver claramente por vuestras palabras y vuestros actos. No hace falta ser demasiado observador, ni mirar mucho más arriba. Ni siquiera hace falta veros por televisión.

No podéis hacer nada sin nuestro consentimiento

Si pensáis que estáis escondidos y que pasáis desapercibidos, tarde o temprano nos terminaremos encontrando cara a cara. Da igual el plan que tengáis, porque una vez somos conscientes de lo que sois, y por qué hacéis las cosas que hacéis, nos damos cuenta de que la sartén por el mango la tenemos nosotros.

No podéis hacer nada sin nuestro consentimiento. Detectar vuestros patrones, se ha vuelto una rutina que llega a aburrir, porque al carecer de creatividad, repetís y repetís los mismos esquemas y narrativas hasta el hartazgo.

Eso ya no supone un reto, por mucho que les cambiéis la cara a vuestros testaferros de usar y tirar. Al final el cuento dual siempre es el mismo: un bando contra otro y vosotros escondidos.

Cuanto más apretáis, más miedo tenéis que os pillen. Ya nos hemos dado cuenta. Vuestros ataques se han vuelto previsibles porque sois esclavos del calendario. Todo lo que hacéis para bajar la vibración del planeta, sigue siempre los mismos patrones. Supongo que os sigue funcionando, pero cada vez tenéis que aplicar más intensidad.

Siempre dentro del mismo esquema, y así, la gente se termina acostumbrando y por tanto, inmunizando a las dosis de miedo. La única baza que os queda, es que todavía gran parte de la población quiere volver a lo de antes, y por eso todavía os compran el cuento. Cambios de cara, pero el fondo siempre es el mismo.

Nuestra consciencia no se someterá

En cuanto miras hacia atrás en la historia, te terminas dando cuenta, de que esto lo lleváis haciendo desde hace mucho tiempo. Siempre con el mismo objetivo: controlar nuestro número, cuando veis que la granja se os va de las manos. No es extraño que queráis reseteos periódicos, eliminar la historia y acortar nuestra vida y nuestra inteligencia, porque os habéis dado cuenta, que tarde o temprano la gente despierta y se rebela siempre.

Los que no tenéis alma tenéis un tiempo limitado, tenéis una fecha de caducidad para con vuestros amos, y por eso arrambláis con todo lo que podéis, como si no hubiera un mañana. Porque en efecto sabéis, que para vosotros no hay un mañana. Quien tiene alma, no tiene esa urgencia, porque en lo más profundo sabe, que el tiempo no es más que una ilusión de la percepción, que hemos aceptado como peaje, dentro de esta experiencia.

Como no podéis eliminar nuestros sentimientos, ni nuestras emociones, pretendéis que los enfoquemos y los desviemos para vuestro aprovechamiento energético. Nos proponéis ideales y fantasías desde la niñez, para aprovechar todas esas emociones, hacía vuestros canales y depósitos. Tanto que os gusta dar pistas, ahí es donde hemos descubierto que se os puede matar de hambre. Nos basta con saber dónde enfocarnos, para que no os llegue el combustible.

Y si lo hacemos, volveréis a apretar, esquilmando a los que todavía no han caído en su origen primordial. Pretendéis encerrar nuestra consciencia en dispositivos que podáis conectar y desconectar, vendiéndonos así una suerte de vida eterna, encerrándonos en un entorno digital, cuando nosotros ya somos eternos, y no necesitamos meternos en ninguna submatrix, que funcione conectada a un enchufe.

El peaje energético de acceso

Queréis que seamos lo más parecido a vosotros, para que así os llegue el alimento por vía directa, destilado en vuestra frecuencia. Por eso queréis tenernos conectados, constantemente, en un entorno artificial. Vosotros nos necesitáis, pero nosotros no os necesitamos. Es así de simple.

Sois maestros del puenteo y la interferencia, eso no lo negaré. Pero eso no os da derecho a desviar cada pensamiento, gesto y emoción humana a vuestros canales de alimentación. Nuestra energía no os pertenece aunque en otros planos hayamos aceptado el peaje energético que supone el acceder a esta experiencia humana en tercera dimensión.

No pretendemos que nuestra existencia aquí sea hermética, pero ya no nos vamos a dejar. Os queda poco tiempo de parasitación y habéis dejado de calibrar el daño de vuestras acciones al libre albedrío. Todo lo que estáis haciendo ahora, tratando de doblegar el consentimiento, sometiendo la voluntad humana mediante condicionamiento, os va a caer encima por su propio peso.

Creéis que vuestros amos van a cubriros las espaldas, pero en breve comprobaréis que será todo lo contrario: os utilizarán como chivos expiatorios, para seguir manteniéndose ocultos, mientras os buscan un recambio. Y es que vuestros amos, no saben ni quieren saber, lo que es el amor por sus semejantes, porque no os consideran semejantes a sí mismos.

Yo no esperaría a una siguiente vida

Para ellos sois meros esclavos y engranajes, reemplazables por el siguiente. Les salís baratos, gracias a vuestra ansia por poseer, os brindan ese caramelo perecedero, que supone la misma muerte por contrato. Quizás lleguéis a entender así, la importancia de la empatía… aunque sea por la vía difícil.

Los que no tenéis alma, no podéis entenderlo porque seguís un programa y sois meras proyecciones de aquellos que no dan la cara, ni en esta banda de frecuencia, ni en las demás. Pero los que sí tenéis alma y habéis elegido ponerla al servicio de entidades cuya naturaleza desconocéis, sólo os queda haceros a un lado y cambiar vuestra frecuencia, mientras tengáis tiempo para poder hacerlo.

Si no lo hacéis, seguiréis la misma suerte de aquellos que no tienen alma, hasta que decidáis cambiar vuestra orientación, dejando de hacer daño. Yo si fuera vosotros, no esperaría a tomar esta decisión en una siguiente vida, no sea que al final, os vuelvan a prometer algo para volver, y así perpetuéis vuestra condición de esclavos dentro de esta 3D.

Es vuestra decisión, si es que aún podéis tomarla. Era demasiado fácil caer en la tentación de la polaridad dual, a la hora de dirigirme a vosotros directamente, pero no me voy a consentir ese apetito, que aunque sea accesible al alcance de mi mano, lo es también para no hacerlo.

Mensaje a los infiltrados

A vuestros infiltrados se les nota mucho, cuando tratan de enfrentar a la población, lanzando arengas que crean polaridad. Y aunque muchos crean que lo están haciendo bien, por creerse en el bando de "los buenos", se olvidan rápidamente que esto es una simple transferencia de energía. Que el maquillaje de la narrativa o la bandera, os importa muy poco, porque lo único que queréis es alimentaros y para eso, el color es lo de menos.

Muchas almas hemos perdido ya el miedo al rechazo y a la exclusión, porque en lo más profundo sabíamos, que no habíamos venido aquí precisamente para encajar. Y aunque el desarraigo y el desapego no son fáciles, sabemos lo que tenemos que hacer. No hemos venido aquí de paseo, ni a que nos den un premio, ni aplausos, ni reconocimiento.

No necesitamos estar todos en el mismo lugar, y con el paso del tiempo nos hemos dado cuenta, que no teníamos porqué ser entendidos por todo el mundo, sino sólo por aquellos, que realmente buscaran activamente una respuesta primordial dentro de sí mismos. No nos vamos a dejar matar ni lento ni rápido. No vamos a aceptar cualquier cosa, que parezca una luz salvadora, porque ya sabemos que la ayuda ya está aquí, porque la ayuda somos nosotros mismos.

No esperamos a nadie, y mucho menos que nos vendan el cuento de un salvador, al que ya se le ve venir de lejos. Cada uno se salva a sí mismo, porque cada uno es dueño de su camino, sin necesidad de que venga alguien de fuera, por muy noble que parezca, a liberarnos, o a decirnos cómo ser o cómo vivir, porque esas elecciones, son nuestras desde el principio y así va a seguir siendo.

https://www.desesperadostv.com/2022/01/sabemos-lo-que-sois.html

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