¿Quién o qué es el ser humano realmente?
¿Qué hace en este planeta? ¿De dónde ha venido y a dónde va?
¿Por qué le da tantas vueltas a todo? ¿Será que se siente
incompleto, perdido o abandonado?
¿Por qué siempre que se replantea su existencia, le cortan
las alas o directamente se lo cargan?
¿Será cierto que históricamente hemos querido ser como
dioses?
¿Qué o cuáles son (o fueron) esos dioses a los que queríamos
emular?
¿Cuál es verdaderamente nuestra función, nuestro destino? ¿Cuál
es nuestra razón de ser?
¿Somos el resultado de un experimento efectuado por alguna civilización superior?
¿Qué es lo que salió mal que desde entonces no cesan de
tratar de eliminarnos?
En definitiva… ¿Por qué no nos liquidan de golpe si tanto
les molestamos?
En este punto aparecen unas supuestas leyes universales: El
libre albedrío, el karma, etc…
¿Quién las ha implantado? ¿Será que hay distintos niveles y
jerarquías entre las civilizaciones avanzadas que nos crearon y nos controlan?
¿Podemos suponer que algunas civilizaciones son realmente
benévolos frente a la maldad aparente de las que aparentemente señorean en la
actualidad nuestro planeta?
Muchos interrogantes y especulaciones ante la magnitud del
desconcierto que nos envuelve, pero ninguna certeza, ni mucho menos alguna solución
a este callejón sin salida.
Nuestro tránsito vital, sometido a tantas incertidumbres y
aspectos incomprensibles, nos impulsa constantemente a la búsqueda de
respuestas que nos sitúen en un marco adecuado.
Sería aquello de saber de qué mal hemos de morir pues
aunque tradicionalmente se nos ha adoctrinado con innumerables argumentos sobre
nuestro “poder” –muchas veces amparados por el concepto de la fe- lo cierto es
que vamos por la vida desorientados cuando no atemorizados.
Y es que la peor tortura es el no saber el origen de aquello
que creemos que nos afecta, porque la ignorancia es solo un parche, una huida
hacia adelante.
Cuando el ser humano despierta, su conciencia ya no admite
el planteamiento de “ojos que no ven corazón que no siente” o lo que es lo
mismo “aquello que desconoces no te preocupa”.
Al final toca hacer de tripas corazón y seguir el camino
personal de la mejor manera posible renunciando al conocimiento ansiado.
En cualquier caso el tema sigue abierto pues las respuestas, como se dice comúnmente en otro contexto, “haberlas, hailas” y el hecho de no encontrarlas no elimina su existencia.
VIVA LA VIDA
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Joan Martí – elcamidelavida@gmail.com
13 junio 2022
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