© LOS BAZARES CHINOS Y NOSOTROS
Antes existían establecimientos diferenciados para cada
mercancía: mercerías, ferreterías, ropa de hogar, floristerías, perfumerías,
droguerías, ropa de vestir, objetos de regalo, etc.
En cada establecimiento encontrabas exclusivamente la gama
de productos correspondiente con las variantes de su calidad pero siempre
productos duraderos.
Cuando empezaron a aparecer establecimientos multi-producto
regentados por chinos, las compras que hacíamos en ellos eran básicamente
productos de un solo uso (platos, vasos, cubiertos, manteles...)
Poco a poco estos establecimientos fueron ampliando su gama hasta abarcar la totalidad de productos que antes tenías que buscar en varios sitios diferentes.
Así fueron facilitando la adquisición en un solo lugar de la
mayoría de artículos, pero la contrapartida era que a pesar de ser productos
más baratos eran también más frágiles o mal acabados.
A pesar de reconocer estas características, la gente
valoraba más la economía que la calidad además de la facilidad de acceso a la
diversidad de productos y así los establecimientos tradicionales fueron
perdiendo ventas en beneficio de los multi-bazares chinos.
Ante este hecho del todo contrastado, se me ha ocurrido una
reflexión sobre nuestro comportamiento habitual: Buscamos comodidad y
economía... renunciando al esfuerzo y la calidad.
Nos hemos rodeado de productos de baja calidad -eso sí muy
baratos- que duran lo que duran y que nos retratan a nosotros sus usuarios y
consumidores.
Sin entrar en el terreno social donde debemos ser
conscientes que la economía que supone para nosotros es un handicap para la
gente que los fabrica con sueldos irrisorios y penosas condiciones.
Lo que quisiera destacar es sin embargo la pérdida de
“calidad” que demostramos al abocarnos a un consumo sin criterio de durabilidad
y eficiencia. Estamos en la época del “usar y tirar”...
Esta falta de criterio ha arraigado en nosotros en todo lo
que hacemos, pensamos o sentimos que ha perdido el nivel de reflexión y
compromiso que cabría esperar de seres conscientes.
Parece una pequeñez a primera vista pero a mí me hace pensar
que nos estamos “desvalorizando” como seres humanos, que nos estamos “vendiendo”
a muy bajo precio y rebajando nuestra calidad de vida.
Si nos consideráramos al nivel que comporta un ser
consciente, inteligente, con capacidad de raciocinio, nos rodearíamos de un
sistema de vida ad hoc, a la altura de nuestras cualidades.
Vale que el embate publicitario masivo al que estamos
sometidos es el causante del desequilibrio que se va apoderando de nosotros,
pero eso sólo son excusas de mal pagador.
Si yo me considero una persona con dignidad y valoro la
importancia que supone el ser humano, hilaría más delgado con mis actos, sean
compras, actitudes o razonamientos.
Nuestra valía real está fuera de discusión, pero nosotros la
podemos hacer evidente o desmerecerla de maneras aparentemente banales pero que
van incidiendo en nuestra forma de ser general.
O así me lo parece
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Joan Martí - elcamidelavida@gmail.com - 14 mayo
2024
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