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14.8.24

Un buen galimatías en el que estamos inmersos sin saber de entrada qué nos espera

© OBLIGADOS A VIVIR                            

Suena fuerte y al mismo tiempo desagradecido. Dejando a un lado cómo le vaya a cada uno en la vida, lo cierto es que no tienes otra opción que vivirla.

Hasta aquí la constatación de la realidad que comienza cuando nacemos, sin haberlo pedido ni autorizado, al menos, con conocimiento de causa (no entramos en terrenos metafísicos)

La cuestión es que necesitamos ir haciendo camino e inventarnos sobre la marcha qué es lo que más nos conviene y a la vez relacionarnos con nuestro entorno y esperar alguna colaboración.

Además necesitamos discernir en todo momento si lo que pensamos, decimos o hacemos, está bien o no. Luego están las dudas sobre lo que nos corresponde hacer o el lugar donde debemos estar.

Sí, es toda una carrera de obstáculos en la que sólo contamos con la herramienta del ensayo y el error para ir tirando. No hay manual de instrucciones, todo depende del feed-back para darnos cuenta del acierto de nuestros actos.

También debemos decidir sobre la influencia de nuestra actuación en los demás porque muy a menudo existen intereses contrapuestos. La famosa recomendación de mantener el equilibrio es algo muy volátil y difícil de aplicar.

Lo cierto es que la tarea de vivir no es fácil y muy incierta, desorientadora. Lidiar con las propias necesidades y deseos comporta quebraderos de cabeza que se agravan al tener que hacerlo compatible con los de los demás.

Todo ello un buen galimatías en el que estamos inmersos sin saber de entrada qué nos espera. Dicen que es un juego y que la incertidumbre es la gracia porque está abierto a todas las posibilidades.

Quizás sí, pero cuando van mal dadas o te encuentras en situaciones problemáticas ya no hace tanta gracia y la sensación de sentirse “entrampado” se hace presente.

Toda esta reflexión está hecha desde los aspectos prácticos visibles, sin entrar en el campo de la espiritualidad donde podemos encontrar razonamientos, recursos o soportes adecuados.

El hecho es que nos abocan en esta realidad y... espabílate. No parece un planteamiento demasiado bien intencionado o bondadoso que digamos.

Así como no contamos con manual de instrucciones, tampoco disponemos de libro de reclamaciones, por lo que todo depende de nosotros, para las verdes y las maduras.

A esta "independencia" se le llama libre albedrío: Puedes hacer lo que te parezca pero tú eres quien corre todos los riesgos.

Si le buscamos la parte positiva debemos reconocer que la alternativa entre existir y no existir nos hará decantar siempre por la primera opción, a pesar de todos los inconvenientes que pueda suponer.

Por tanto, lo que decíamos en el título: Estamos obligados a vivir -con agrado o por fuerza- y está en nuestras manos sacar el máximo provecho de esta circunstancia.

O así me lo parece

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Joan Martí - elcamidelavida@gmail.com - 14 agosto 2024

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