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30.4.25

El apagón no es un fallo: es una prueba de obediencia, como la plandemia de opereta

MALDITOS HIJOS DE KLAUS          

Apagón. España a oscuras. Portugal en silencio. Francia con cara del gato que se comió al ratón. Las redes sociales, fundidas. Y el ganado, balando en la oscuridad digital, temblando ante el espejo negro de su propia insignificancia profunda.

¿Causa oficial de la UE? “Ciberataque ruso”. Fuente: las mismas cloacas que vendieron mascarillas por decreto y vacunas por chantaje. Las emisoras del Régimen. Los teloneros de la OTAN.

¿Habré de decir lo obvio? Es otro teatrillo. Otro puñetero ensayo general. Esta vez, la OTAN no ha tenido que volar un gasoducto. Ha sido cosa de pulsar un par de interruptores.

Una crisis artificial con olor a pañal húmedo, para justificar la guerra de los idiotas: Europa contra Rusia, los vasallos contra la muralla.

El cálculo es simple como el mecanismo de un abrelatas: «Si les jodemos la rutina confortable, se volverán anti-rusos.»
Pues no, hijos de puta. Somos anti-UE. Y cada día más.

Son transparentes. Los olemos a kilómetros. Se les ve el plumero desde Marte. Otra crisis de quita y pon, cocinada en el microondas de Davos: falsa, plástica, prefabricada. Los arquitectos del desorden, por medio de Von der Brujen, funcionaria a sueldo del lobby farmacéutico, cabaretera de Bruselas, han fichado a su trío de payasos favoritos: Sánchez el Amoral, Montenegro el Innombrable y Micrón, el botones de BlackRock. Todos bien untados de vaselina globalista y entrenados para fingir un “ciberatentado” tan burdo que ni en Mortadelo y Filemón lo comprarían.

¿Que ha fallado la producción de electricidad? Y una mierda. La hidráulica va como un tiro, la solar escupe vatios a cascoporro. El problema no es la energía: el problema es la agenda. Si la amenaza fuera real, lo primero que restaurarían sería el suministro eléctrico a los trenes, no el porno gay del ministro ni el Instagram de algún subnormal con cargo. Pero no: quieren la parálisis. Quieren el pánico. Quieren observarnos como ratas en laboratorio, a ver si tragamos otra vez, si obedecemos sin rechistar, si aceptamos este apagón como aceptamos los confinamientos, las vacunas, las mascarillas y el telediario. No quieren soluciones. Quieren sumisión.

Porque el apagón no es un fallo: es una prueba de obediencia, como lo fue la plandemia con virus de opereta y vacunas letales hi-tech.

Si nos callamos ahora, mañana nos encierran otra vez. Y luego, guerra. Guerra de idiotas. Guerra de zombis vacunados con propaganda.

La solución es simple y jodida: llamar a cada rata por su nombre.

Esto no es un estado: es un circo de enanos morales con megáfono, dirigido por un titiritero suizo con cara de lagarto. El enemigo del pueblo español no vive en Moscú, por más que se empeñe Zelenski, ese judío asesino de masas, actor fracasado reconvertido en verdugo: el enemigo está en Moncloa, en Bruselas, en el vagón privado de la OTAN.

¿RENFE paralizada? Ensayo general del caos. ¿Sindicatos? Comparsa del sabotaje. ¿Macron? Un maniquí con bomba de gas lacrimógeno en el ojete.

Y nosotros, mientras tanto, a lo nuestro. Con dignidad, con huevos. Si el Estado quiere desprestigiarse, que se lo curre solo. Nosotros ya no comemos pienso. Ni obedecemos al domador.

Muy pronto, la policía no será capaz de controlar a la inmigración desatada. Porque esos no son unos castrados por 45 años de partitocracia

Ahora es cuando cada uno de nosotros se convierte en un foco de resistencia.

— Habla con tu gente. Nombra al enemigo. Señala al traidor.
— Desenchúfate de sus noticias, de su miedo, de su tele.

— Ten la pasta en efectivo.
— Monta redes locales, cultiva comida, conserva energía.
— Deja de votar a burócratas disfrazados de seres humanos. Deja de votar. Punto.
— Apoya lo pequeño, lo libre, lo cercano.
— Y cuando intenten callarte, ríete en su puta cara.

Que empiece el espectáculo. Pero sin nosotros en la grada. Esto no va de izquierdas o derechas. Va de vivos contra muertos. Y nosotros, malditos hijos de perra, estamos vivos.

MALDITO HIJO DE PERRA

NOTA FINAL.
Alguien pulsó el botón. Fue Francia. A las 12:33, desconectó su red de la española, cortando de golpe el flujo de consumo y provocando una sobrecarga brutal. Marruecos llevaba días haciendo “maniobras eléctricas agresivas”, según el CNI en un teletipo a Servimedia. ¿El objetivo? Hacer saltar la red, frenar las exportaciones españolas y recolocar a Francia como la distribuidora de energía nuclear de Europa. Y de paso, probar la obediencia del populacho. ¿Respuesta oficial de la UE?
“Ciberataque ruso.” Von der Brujen ha prometido “unidad, fuerza y resiliencia”. Nosotros prometemos memoria, rabia y sogas de cáñamo subvencionado por la UE.

https://acratasnet.wordpress.com/2025/04/30/malditos-hijos-de-klaus/

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