INVASIÓN EXTRATERRESTRE
Creen que
estamos en la antesala de una invasión alien de falsa bandera
El secretario de EE.UU, Marco Rubio, ha admitido públicamente que objetos “no humanos” han sobrevolado instalaciones nucleares del país. Una frase así, pronunciada por el número dos de la administración de Donald Trump, no es poca cosa. Sacude el escenario geopolítico y despierta la curiosidad: ¿Por qué revelar una debilidad?¿Control informativo?¿Manipulación social?
Rubio no es un outsider ni un político de paso por la conspiración. Como vicepresidente de la Comisión de Inteligencia del Senado, tiene acceso directo a los informes clasificados que describen incursiones de Fenómenos Anómalos No Identificados (UAP) sobre las zonas más restringidas del país. En otras palabras: habla con conocimiento de causa.
Sus declaraciones, han sido recogidas en el documental The
Age of Disclosure, que en su nota de prensa acredita que su investigación
revela un encubrimiento
global de más de ochenta años sobre el fenómeno OVNI. La idea viene
apoyada por la participación de más de una treintena de políticos, altos
funcionarios y agentes de inteligencia. Pero lo que en apariencia se presenta
como una revelación, para muchos analistas es una sofisticada operación de ingeniería social perfectamente
sincronizada.
¿Revelación o manipulación?
La coincidencia entre el estreno del nuevo
documental dirigido por Dan Farah y la difusión masiva de contenidos
audiovisuales sobre contactos alienígenas no pasa inadvertida. Desde la
filtración de vídeos del Pentágono hasta las recientes oleadas de Drovnis o
incluso los rumores de que el telescopio espacial James Webb haya
detectado una nave camino a la Tierra o más recientemente, todo lo que se
relaciona con el 3I/ATLAS y una
nave nodriza, los ciudadanos están siendo expuestos de forma sistemática a la idea de una presencia no humana,
pero sin obtener nunca pruebas concluyentes.
Los defensores de la teoría del Nuevo Orden Mundial interpretan esta campaña como un programa de condicionamiento psicológico destinado
a unificar percepciones, debilitar la confianza en los gobiernos nacionales y
preparar el terreno para un relato de amenaza externa global. Una amenaza que,
de llegar a materializarse, justificaría el nacimiento de un nuevo sistema de
control planetario.
La idea no es nueva. En los años noventa, el
canadiense Serge Monast describió
en su célebre Project
Blue Beam un supuesto plan para escenificar una falsa invasión extraterrestre mediante
hologramas y tecnología avanzada, con el fin de imponer un gobierno mundial.
Hoy, más de treinta años después, las declaraciones oficiales sobre “entidades
no humanas” y los ejercicios militares de detección aérea parecen darle un
inesperado aire de actualidad.
Así lo piensa, por ejemplo, el doctor Steven Greer, pionero en la
divulgación con su «Proyecto Revelación» (The Disclosure Project). Lleva
casi tres años advirtiendo de la «falsa invasión extraterrestre». Este
traumatólogo estadounidense, dedicado a exponer los proyectos militares secretos relacionados
con civilizaciones alienígenas,
asegura que la «comunidad de
inteligencia está jugando la carta de la amenaza global» y afirma
poseer evidencias de la existencia de programas de defensa diseñados para una
única y siniestra meta: prepararnos mentalmente para una inminente «guerra con extraterrestres».
Entre el miedo y la fe
Resulta curioso constatar como la misma élite política que,
en otros momentos, ridiculizaba al fenómeno OVNI, aparece ahora reconociéndolo
ante cámaras. Si esto fuera solo una campaña por transparencia, ¿por qué tantas
reservas y silencios aún? Y más importante: ¿por qué ahora?
The Age of Disclosure no afirma explícitamente
que haya una operación psicológica en marcha, pero sí alimenta la sospecha. Su
narrativa mezcla documentos desclasificados, testimonios de militares y
confesiones de políticos como Rubio para insinuar que la verdad sobre los OVNIs podría estar siendo
dosificada.
El miedo, como ya se sabe, es un recurso político de primer orden. Y cuando el miedo se
reviste de ciencia ficción, el impacto emocional es aún mayor.
Los analistas de la conspiración apuntan a un patrón
claramente definido: la
construcción de un enemigo externo para justificación de poderes
internos. Según esta hipótesis, la élite global necesita una “caja de crisis”
definitiva. Y una invasión alienígena —aunque simulada— sería el escenario
perfecto para implementar nuevas estructuras de control, gobiernos
supranacionales y políticas de seguridad extrema.
Los paralelismos no son casuales: la estrategia de “inundar la zona”, como la definió el asesor político Steve Bannon consiste en saturar la atención pública con múltiples crisis simultáneas. Si se normaliza la amenaza extraterrestre, se flexibilizan libertades, se celebran tratados de seguridad global y se legitima un mando único.
El documental, en
este contexto, se interpreta como la piedra angular de ese relato.
¿Estamos ante un sincero intento de transparencia o frente a
la construcción deliberada de un nuevo mito geopolítico?
Rubio habla de “objetos no humanos” y los medios amplifican
el eco. El público escucha. Y mientras tanto, el relato avanza: paso a paso,
mensaje a mensaje, hasta que el día que miremos al cielo… ya no sepamos si lo
que vemos es real o programado.
Fuente: https://www.espaciomisterio.com/
Visto en: https://maestroviejo.blog/una-invasion-extraterrestre-de-falsa-bandera/

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