© ¿DÓNDE NOS ENCONTRAMOS?
En el ámbito occidental ya hace tiempo que las cosas han
cambiado: La pérdida de valores morales y la desorientación general son
evidentes.
¿A qué se debe esta situación? La influencia de la
tecnología tiene mucho que ver así como la mezcla de gente con culturas
diversas.
Hay muchos interesados en promover este desaguisado para hacer perder los puntos de referencia tradicionales en cada entorno geográfico.
En nuestros pueblos han ido apareciendo cada vez más
negocios regidos por foráneos que abarcan especialidades diversas:
restauración, electrónica, cosmética, alimentación, barberías, bazares...
Una invasión silenciosa que se ha añadido a la inculturación
americana de hace ya un tiempo a través del cine, la moda, la música, la
comida-basura, las tradiciones populares, el idioma...
Todo ello ha supuesto ir diluyendo la cultura y las
costumbres locales con el agravante de tener que admitir de gusto o a la fuerza
la presencia de hábitos que chocan e incluso ofenden.
Se quiere hacer pasar por multiculturalismo lo que no es más
que una mezcla chapucera y en ningún caso solicitada que supone una agresión
para la población autóctona.
Si todavía los recién llegados se adaptaran a nuestras
costumbres o, al menos, no entraran en conflicto, se podría considerar la
adopción de una actitud de acogida más o menos aceptable.
Malmeter el bienestar propio por unos intereses espurios y
descarados es algo que debería movernos a sublevarnos antes de que acabemos
completamente difuminados.
La política global de ir desvirtuando la esencia del ser
humano por todos los medios: tergiversación de valores sociales, tecnología
embrutecedora, desplazamientos forzados de poblaciones (cuando no genocidios)
todo ello con plena impunidad, hace que nos encontremos allá donde estamos.
No hace falta perder el tiempo diciendo aquello de “no hay
un palmo de limpio” sino lo que toca imperiosamente es coger el “toro por los
cuernos” y tratar de poner orden en ese desbarajuste malévolamente provocado.
Lo grave de todo es que sólo nos tenemos a nosotros mismos
para enfrentar este reto porque ni políticos ni autoridad de ningún tipo están
a nuestro servicio, al contrario, son los causantes de lo que nos pasa además
de que se aprovechan en beneficio propio.
Desde siempre el pueblo ha sido conducido, controlado,
manipulado... por los dirigentes de turno. Actualmente, esto todavía es más
hiriente pues nos quieren vender que todo lo que hacen es para nuestro bien.
Además nos engañan descaradamente con una sonrisa en la cara
como si fuéramos estúpidos y no nos diéramos cuenta de que “nos venden la
moto”. (Quizás sí que somos estúpidos, sino no se atreverían)
Estamos en un tiempo en el que no se puede creer en nada ni
en nadie, lo que es muy penoso en lo que se refiere a la idiosincrasia humana
que se va desprendiendo de sus valores innatos y trascendentes.
Ésta es la realidad, tanto si nos gusta como si no. La
pregunta es, ¿qué podemos hacer los que no queremos darnos por vencidos?
De entrada expresar nuestra rabia y descontento por una
situación que no aceptamos y que nos mueve a hacerle frente con todas las
herramientas que tengamos más a mano.
No pedimos nada porque todo nos pertenece desde el momento
de nacer. No queremos derechos o privilegios sólo vivir en armonía, respetando
la dignidad y la libertad implícita en nuestra vida.
Queremos ser actores de nuestra vida no los sufridores de
los caprichos ajenos.
O así me lo parece.
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Joan
Martí - elcamidelavida@gmail.com
- 15 diciembre 2025

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