LA REVOLUCIÓN DESDE EL INDIVIDUO:
Ser sin esperar nada a cambio
Ser sin esperar nada a cambio
Vivimos —generalmente—
a la expectativa del mañana, del otro, de nosotros mismos, de lo que viene, de lo que queremos que sea… Vamos moldeando lo que
Somos según se cumplen nuestras proyecciones más intimas. Entre tanto
configurar, manipular y esperar, nos olvidamos de observar y asimilar lo
que Es y lo que Somos. Dejamos de Ser
para proyectar.
Expectativa:
Del latín expectātum, mirado,
visto.
Esperanza de realizar o
conseguir algo.
Esperanza basada en el pasado, en la experiencia ya
vivida. Exquisita amalgama de todo lo que hemos sido, conocido, resentido y
deseado que nos empuja a construir castillos en el aire. Esperanza que roza peligrosamente con la creencia, en tanto que suele encarcelarnos. Robert Anton Wilson nos recuerda constantemente en
sus libros que en el momento en que escogemos creer algo por sobre
lo otro, estamos descartando en vez de incluir, reducimos las posibilidades en vez de
multiplicarlas al infinito en un mundo donde todo es posible.
Bienaventurado el que nada espera,
porque nunca sufrirá desengaños.
Alexander
Pope
La decepción pesa. Así suele nacer el drama. Caprichosos por excelencia, pasamos de ser actores
a ser simples circuitos reaccionando a impulsos eléctricos similares a los que
te da el “señor de los toques” en las cantinas mexicanas. Así creamos
escenarios inverosímiles dignos de cualquier telenovela,
que luego desconocemos estupefactos. Nos pesa encarnar aquello que no
proyectamos y entonces nuevamente generamos expectativas de lo que debería de ser y/o suceder. Así nacen los círculos viciosos.
Cualquier situación servirá para reflejarnos el estado actual de nuestro Ser —como si fueran servicios en los cuales el mecánico te indica lo
que hace falta hacer y tú decides si hacer caso omiso o arreglarlo. La vida tiene esa exquisita manía de
enfrentarnos con aquello que no queremos reconocer en nosotros. Podríamos llegar a
pensar que todo Sucede para revelar(nos) aquello que pretendemos desconocer en el otro que no es otro.
Un hombre no mide su altura en los
momentos de confort,
sino en los de cambio y
controversia.
Martin Luther
King
La adversidad desenmascara. Aquello que niegas es precisamente a lo
que le huyes, siempre servirá para derrotarte al final. Cuando uno no se sabe y reconoce tal cual Es en el Ahora, uno sólo puede ocupar el rol
de víctima o victimario. Dice un proverbio africano: “Cuando no hay un enemigo interior, los enemigos exteriores no
pueden hacerte daño”. No hay afuera y adentro, todo
como reflejo de tu esencia más intima que a su vez es una de las tantas
manifestaciones del Uno. No hay nada que esperar, todo Es. El corazón siente, la mente juzga, la energía fluye.
Además, todo sucede simultáneamente,
porque el tiempo no existe. Sólo percibes un porcentaje mínimo de las
infinitas posibilidades, y tu percepción está directamente ligada con la frecuencia que emites. La vida es como un libro de la serie “Escoge tu propia aventura” donde al final de cada
capítulo, según la observación y el análisis que hiciste de los hechos, decides
el paso a seguir. De tu capacidad de observación y determinación dependerá el resultado; de la
frecuencia en la que resuenas dependerán las opciones que
percibes.
La determinación no es un
pensamiento, ni un objeto, ni un deseo.
Es lo que te hace invulnerable.
La determinación es lo que empuja
al chamán a través de una pared.
Lo hace volar por el espacio hacia
el infinito.
Carlos
Castaneda
La clave está en Ser, plenamente consciente de
lo que Es. Expresar(te) en todo momento. No imaginar el futuro, ni soñar con en el pasado. Evitar que la mente
divague y concentrarnos en el momento presente. Expresa lo
que Eres y siente (te) sin miedo a lo que pueda Ser, y sobre todo sin esperar nada a cambio. No importa cómo el otro o el mundo reaccione a lo que Eres, la clave está en
ser sólo por el gusto de Ser en ese preciso
momento, dejarse guiar por la sincronía entonada a la determinación, que a su vez se alinea
con el corazón.
La felicidad es cuando lo que
piensas, lo que dices y lo que haces
están en armonía.
Gandhi
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