DIARIO
ACCIONAR
Es
bueno mirar al cielo y contemplar el infinito que nos abarca, pero
sin dejar de ver el suelo que pisamos, que es donde damos nuestros
pasos.
Tener
una visión lo más amplia posible de la realidad en que vivimos es
necesario para conocer el lugar donde nos encontramos, para no caer
en el engaño y poder elegir por nosotros mismos. Lamentablemente
todo está pensado para la manipulación, el escenario está
dispuesto para que conozcas lo que debes conocer, ni más ni menos,
está dispuesto para que el miedo te mantenga sumiso y la apatía en
tu zona de confort, para que te preocupes solo de sobrevivir,
trabajando y empleando tu energía como alimento que servirá a otros
mientras te esfuerzas por mantenerte a flote.
La
dualidad nos encierra en la apariencia de los opuestos, el sistema
nos oprime envolviendo esta existencia en un manto de ilusión
artificial, la educación y los medios de comunicación nos conducen
al redil de las ovejas, el trabajo nos esclaviza para ganar el
sustento y el ego nos aleja de los demás relegándonos a la soledad
y a la miseria. Pero ¿qué hacer cuando hemos descubierto tanta
mentira? ¿es que acaso creemos que ya estamos liberados...
despiertos... iluminados?
Ahora
toca accionar en nuestro día a día, y no será nada fácil pues
todo está dispuesto para que actúe en nuestra contra. El sistema se
defiende a sí mismo, con sus mecanismos de rechazo y defensa, y ese
sistema también está en nuestro interior, hasta nuestros
familiares, amigos y compañeros tratarán inconscientemente de
hacernos desistir del intento, de que vuelvas a ser el de antes, de
que olvides tus ideas que para ellos son solo conspiraciones y
fantasías que no pueden comprender. Te mirarán raro, y tendrás que
convivir con el precio de la incomprensión.
A
pesar de todo, si has encontrado tus certezas y conseguido integrar
conocimientos, validados por la propia experiencia, seguirás la
senda del camino hacia la libertad. Te convertirás en una anomalía
dentro del sistema, en una incógnita no reconocida, en un infiltrado
entre sus filas y, posiblemente, en un peligroso virus que podría
infectarlo todo.
Tus
armas diarias son la atención y la observación constante, el
aprendizaje continuo y tu anarquía natural. Habrás de ganarte tu
propio respeto a base de hacerte cargo de tus errores con consciencia
y responsabilidad, habrás de crear tu propio centro de gravedad
alimentado en intención y propósito, con el ejercicio de la
voluntad para superar deseos y cubrir necesidades, con la unificación
del ego para ponerla al servicio del Ser, con la coherencia entre
pensamiento, palabra y obra, y con la consideración hacia el prójimo
como baluarte del Amor. Y todo ello te hará formar parte de la
Tercera Alternativa que se alinea con esa la Humanidad Consciente que
lucha por su liberación.
De
nada vale andar explicando cosas en nuestra vida diaria que nadie nos
ha pedido ni quieren escuchar, no vayamos de salvadores ni de
iluminados donde no somos bienvenidos, la energía y las
explicaciones se reserva para quienes están dispuestos a escuchar e
investigan por sí mismos. No intentemos ser ejemplos de nadie, pues
el mero hecho de ponernos como ejemplos ya denota vanidad, actuemos
de forma coherente y sincera, sin artificios, sin alardes, siendo
fieles a nosotros mismos, y el que pueda ver... verá.
El
mejor ejemplo que se da es aquel que no pretende serlo,
sino que actúa por convicción y naturalidad, con la simpleza de un
niño, con la integridad del que sabe lo que quiere y con la
honestidad del que hace lo que debe.
No
acciona el que mucho quiere, sino el que puede, por consciencia y
trabajo interior. Y cuando acciona no se vanagloria de lo que hace,
no va contando sus batallas y victorias, no se sube a púlpitos para
hacer prédicas con que recibir honor. Quien acciona no lo hace por
protagonismo, por fama ni prebendas, sino que lo hace por necesidad
interior. Pero con sencillez, con simpleza, sin ruidos ni fanfarrias,
sin necesidad de públicos que aplaudan, pues todo su caminar se
convierte en su acción, donde, primero escucha, y después acomete
lo que el corazón le dictó.
Camina
por la existencia con sus logros y cadenas, sus aciertos y errores,
pero de todo aprendió. Agradece lo enseñado y también la
equivocación. Tropieza y se levanta, se cae y se alza de nuevo, más
fuerte en cada ocasión. Pues la acción diaria no es un camino de
continuos aciertos, sino de superación, de avance, de crecimiento y
transmutación, donde emergen los Seres Humanos libres que salen de
su prisión.
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