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3.10.18

Es algo natural en nosotros, algo que proyectamos en forma consciente o no

CÓMO FUNCIONA REALMENTE LA MATRIX               

Sobre todo después de aquélla película de 1999, The Matrix, se ha hablado mucho de este mecanismo regulado por “el sistema” para el control de la población del planeta, aunque la idea proviene de mucho antes, a partir de filosofías como la budista y vedanta. No obstante, la comprensión de su relación con la fisiología de nuestro sistema nervioso y los medios que utiliza este régimen, no han sido necesariamente entendidos por la gran masa de la población.

Todo el universo es energía en vibración, no existe tal cosa como una célula o un gato o un humano en sí mismo, como no sea como una combinación de partículas de energía en vibración. Por esta razón debemos comenzar por comprender que lo que vemos, tocamos, olemos, oímos y gustamos es la apariencia de esa energía vibrando, combinada, formando sustancias.

En el filme The Matrix, el protagonista podía percibir la composición real de la ilusión existencial como “códigos de programación” (que eran producidos por un ordenador central). Pensemos, ahora, en una percepción similar, pero reemplazando dichos códigos por unidades de energía.

Esta energía que compone el universo y todas las cosas que hay en él, sin embargo, no es simplemente una carga eléctrica, recordemos que la informática se basa en que dicha carga puede tener significado válido como información, basándose principalmente en los valores 1 y 0 de la matemática binaria, donde uno es equivalente a encendido y cero a apagado, sus múltiples combinaciones producen la información que albergamos en celdas dentro de nuestro ordenador.
De la misma manera, las partículas básicas del cosmos tienen esa capacidad de albergar significado o información, por lo cual podríamos comparar a nuestro universo como un gran almacén de cargas electro-magnéticas con consciencia y memoria, combinadas en millones de variantes.

Estas variantes se deslizan por espacios matriciales (x, z, y) componiendo nuestra realidad aparente de 3D.

Partiendo del entendimiento de la materia prima de la realidad existencial, podemos comprender que la misma debe ser ordenada por “algo”. De allí podría surgir la idea de un dios (Theos) que ordena a estas partículas (Chaos) conformando la realidad (Cosmos) y allí tenemos la base de la teogonía de Hesíodo, la que explica el concepto de la trinidad que aparece en todas las religiones del mundo.

Como parte del programa de dominación de la especie humana se ha insistido, a través de la religión y los medios, que ese “dios” es una criatura externa que controla todo (omnipotente), desde siempre (eterno). Pero, esto que trato de decirles, se entenderá mejor a medida que avancemos en la lectura de este artículo.

Nuestro cerebro, compuesto por esas mismas partículas (como todo) especializa ciertas células, llamadas nerviosas, en la conducción y combinación de mensajes portados por energía.

Ya dentro de la masa cerebral, las cargas se trasladan por los axones, combinándose a través de las dendritas, que establecen diferentes conexiones entre ellas, las cuales tienen un significado variable como información.

Dicho órgano puede realizar millones de operaciones, pero cuando “almacena” una información (como creencia, ley, concepto, juicio) “fija” un cierto número de axones y dendritas en una sola combinación, la permanencia de esa cristalización en una idea forma lo que denominamos “fanatismo”. Es obvio que la abundancia de conceptos fanáticos produce la paralización de gran parte de estas funciones.

Pero, regresemos ahora a la idea del productor del orden que impera sobre el caos, es decir, ese “dios” que nos han enseñado que está fuera de nosotros.

La realidad, en verdad, es proyectada desde nosotros (que poseemos voluntad e intención) sobre los espacios matricialesque controlamos, produciendo el universo que nos rodea. Esto es similar a lo que sucede con la producción y modificación del espacio virtual en nuestras computadoras.

Claro está, que como somos muchas criaturas con esta capacidad y hay, además de los pobladores de la Tierra, millones de galaxias habitadas, existen CONVENCIONES entre nosotros, algunas conscientes (como el lenguaje y la cultura) y otras inconscientes (como la forma, color, olor, sabor y sonido del todo).

Esta conexión es universal (recordemos los experimentos realizados en física cuántica que probaron la relación permanente entre partículas de energía separadas a grandes distancias) y el hecho de que, en realidad, todo el universo es un “caldo energético” y no un espacio vacío con astros dispersos en él (ver boson de higgs).

En otras palabras, la matrix es algo natural en nosotros, algo que proyectamos en forma consciente o no; pero que nos es “robada” anulando nuestra consciencia de que somos los productores de la misma, a través de creencias que nos imponen que todo es creado y gobernado por alguien más, externo a nosotros.

La religión y la educación se ocupan de ello y en forma activa somos presionados por nuestros propios congéneres para creer en ello bajo pena de quedarnos completamente solos o ser encerrados en una casa para enfermos mentales. La penetración se produce a través de nuestro centro emocional (el cual gobierna al mental) comenzando por la relación madre-hijo y continuando toda la vida a través de educadores, parejas románticas, amigos, sacerdotes, etc.

Y todo este engaño es reforzado desde afuera a través de ciertas herramientas que poseen y controlan aquellos que se benefician con nuestra sumisión:
  • Los medios de difusión masiva (desde mantener una vibración negativa a través de malas noticias, peliculas y series violentas, hasta promover las creencias religiosas oficializadas).
  • Un supuesto servidor ubicado en la Luna que emite ondas que modulan nuestras emociones y pensamientos.
  • Antenas wifi utilizadas en telefonía celular, internet y tv que, además de realizar su tarea oficial, también modularían nuestras emociones y pensamientos.
  • El famoso HAARP, con la misma función.
Toda esta parafernalia ha suspendido nuestra evolución hacia planos de menos densidad (5D) y es sostenida no sólo por quienes se benefician de ella, sino por aquellos que, siendo víctimas, han sido convencidos de que esta matrix es algo bueno para ellos, ya sea a partir de la aceptación del sufrimiento, los placeres sensoriales, la santidad ilusoria, la bondad de la ciencia, etc.


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