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16.1.19

La alternativa de manipular nuestra inmortalidad a través de la tecnología

TRANSHUMANISMO, CIRUGÍAS Y MAQUILLAJE     

En el ser humano parece residir una inconformidad consigo mismo que lo lleva, en la mayoría de los casos, a tratar de mejorar su aspecto exterior valiéndose de maquillaje, cosmética, ejercicios y cirugía estética. Hicimos una pequeña investigación en la red para recabar opiniones al respecto y estas han sido variadas. La mayoría a favor de un mejoramiento natural como el que se obtiene con la gimnasia sin drogas, aceptación parcial de la cosmética y el maquillaje y muchas reticencias con respecto a la cirugía estética, aceptada como correctora de defectos congénitos o accidentes, pero no tanto cuando se trata de implantes o correcciones para rejuvenecimiento o belleza.

Finalmente, agregamos una consulta de opinión sobre la alternativa de crear un clon perfecto, incluyendo la elección de sexo y lograr la transmigración de nuestra alma a ese clon, lo cual consistiría en una forma de inmortalidad con manipulación voluntaria del destino del alma.

En cierta medida la cirugía de hoy, combinada con tratamientos hormonales, da a aquéllos que desean cambiar de sexo, la aproximación a lo que sería un ideal de belleza y sexo elegido. Lo cual también es rechazado por gran parte de la sociedad.

Evidentemente, todos sabemos que, en el fondo, estas cosas son decisiones personales sobre las cuales nadie, desde afuera, debería tener incidencia; aunque muchas personas tienen observaciones morales o espirituales al respecto.


No vamos a evaluar el requisito de estas intervenciones, como es el caso de artistas que creen necesitar mantenerse jóvenes para poder obtener papeles, nos interesa el hecho en sí mismo, separado de justificaciones.

Vivimos en un sistema al que llamamos matrix, donde obligadamente enfermamos, envejecemos, morimos y teóricamente hablando, renacemos en un nuevo cuerpo, sin posibilidad de elección en ninguno de esos tránsitos.

Muchos estamos disconformes con ese sistema que nos somete a situaciones de vida penosas y la mayoría de las veces injustas, sin que a nadie le importe nuestra decisión al respecto.

Ser feo es un estigma, ser viejo también lo es y la muerte arribada sin haber sido llamada es otra condición que nos afecta grandemente.

Últimamente han sido publicados relatos sobre nuestros “dioses” extraterrestres que se reproducen a través de clones y manipulan la transmigración de sus almas a dichos clones, asegurándose así sus posesiones, puestos de poder y elección de su cuerpo.

En cierta medida es una expresión de libertad sobre sus vidas, que a nosotros, humanos, nos es quitada abusivamente sin nuestro consentimiento al ser obligados a vivir en el samsara.

Pero, es curioso que nuestros parámetros morales nos hagan sentir que este tipo de prácticas están mal, sin que sepamos a ciencia cierta por qué.

¿No será que hemos sido educados con este concepto moral para que no anhelemos lo que nuestros amos ya poseen y nosotros no, por carecer de poder adquisitivo para comprar algo asi?

Por otro lado hay una presión constante para ser perfectos, bellos y siliconados.

¿Dónde está el límite, por ejemplo, para que una intervención con aporte de implante cibernético, de una mano, por ejemplo, sea moral o inmoral?¿Dependerá de si perdimos la mano en un accidente?¿Estaría mal el recambio si se tratara de resolver un problema de artritis provocada por la vejez?

Como vemos, los límites son imprecisos y una persona con recursos económicos podría reemplazar partes de su cuerpo por aparatos cibernéticos casi imperecederos, volviéndose inmortal. Mientras que la opción biológica podría brindarnos cuerpos nuevos clonados, sólo nos faltaría la tecnología para que el alma reencarnara en dicho clon.

Según cuenta H.P.Blavatsky en su Doctrina Secreta, el hombre tuvo la capacidad de generar su cuerpo a voluntad, cuando el que habitaba sufría desgastes por los cientos de años de existencia o resultaba dañado de alguna forma. Eran cuerpos sutiles y nuestra conexión espiritual, no tan intervenida por el mundo material, nos permitía esta operación natural de reencarnación voluntaria.

Esa sería, también, la forma en que los siddhas (espíritus libres, dioses) se “reproducirían” sin necesidad de intercambio sexual.

Lo cual me hace suponer que la forma relatada por Anton Parks sobre los annunaki, revela un gran desarrollo científico, pero poca estatura espiritual de los mismos.

El sistema nos muestra la alternativa futura de manipular nuestra inmortalidad a través de la tecnología (sin decirnos, además, que estará al alcance de unos pocos), con lo cual la búsqueda espiritual queda relativizada.

Por mi parte, creo en el hecho que somos nosotros los que generamos, mentalmente, la existencia y alimentamos inconscientemente al samsara, por lo cual anhelo cerrar los ojos un dia y hacer que todas estas limitaciones desaparezcan, para retornar a la generación a voluntad del vehículo que necesite para mi aventura exploratoria del momento.


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