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12.8.22

Todos tenemos el poder de transformar nuestra realidad y la de nuestro entorno

AMOR INCONDICIONAL                                

El amor es paciente, es bondadoso. El amor no tiene envidia; el amor no es jactancioso, no es arrogante. No se porta indecorosamente; no busca lo suyo, no se irrita, no toma en cuenta el mal recibido. El amor no se regocija de la injusticia, sino que se alegra con la verdad. Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. ― Epístola de San Pablo a los Corintios.

Empezaré diciendo que no te voy a pintar un solo corazón rojo, ni siquiera en los emoticonos del título. ¿Nunca te has preguntado por qué el símbolo del corazón con el que se expresa muchas veces el concepto de amor, no se parece en la forma a cómo es un corazón real? La forma en la que se simboliza el corazón, como tantos otros símbolos o signos, o sellos, por no decir la totalidad, aunque de hecho es la práctica totalidad, está interferida. Podríamos decir que no hay ni símbolo, ni maestro sin su interferencia. No se escapa ni dios. Y obviamente esa manera de expresar el amor, tiene su trampa.

No viene al caso entrar en una descriptiva exhaustiva que se alargue. Lo importante es que sepas, que el amor, y en especial a lo que llamamos amor incondicional, no es lo que nos han enseñado. ¿Y qué nos han enseñado en esta burbuja occidental? Pues básicamente lo que decía Saulo de Tarso, más conocido popularmente como San Pablo, en su primera carta a los corintios. Es una lectura recurrente en las bodas, y que seguro te sonará de haberlo oído alguna vez, aunque no supieras ubicarlo exactamente. En unas versiones se utiliza la palabra caridad, y en otras la palabra amor.

¿CÓMO QUE TODO LO SOPORTA?

Es esta la versión tan particular, que se nos ha dado a entender como amor incondicional, el que todo lo puede, todo lo cree y todo lo espera. Sin decir explícitamente, aunque se lee entre líneas, que viene indefectiblemente asociado al sufrimiento, o mejor dicho al sufrimiento permanente, o padecimiento de aquel, que todo lo soporta gracias a este amor incondicional, que es dado como no podía ser de otra manera, por gracia de Dios a través de la fe. Pues eso… lo de siempre. Parece que no puede haber algo "bueno" en nosotros, si no viene alguien de arriba a concedérnoslo. Y date cuenta, que pongo bueno entre comillas con plena consciencia.

Y si todo lo crees, todo lo aguantas, todo lo soportas y lo sufres "en nombre de" creyendo que además lo que estás haciendo es "salvar" a los demás, no hay nada que le guste más a los arcontes, que una arenga hacia el martirio. Una deriva que no es más que un sacrificio asegurado, con su correspondiente liberación de carga de loosh… se les hace la boca agua con "las causas nobles" y las “luchas justas”. Lo mires por donde lo mires, este es un concepto de amor incondicional, diseñado específicamente para que no falte alimento energético, fruto del sufrimiento y la confrontación entre semejantes.

En cuanto al amor romántico y a su épica asociada, creo que lo tenemos todos bastante claro ¿verdad? Tanto se puede programar como desprogramar, a pesar que muchos de nosotros hemos crecido con ello, como si de un único fin vital se tratara. No deja de ser recurrente a lo largo de nuestra vida, lejos de despreciarlo, nos vamos dando cuenta poco a poco, hasta donde llega la programación y hasta donde llegamos nosotros.

¿REDUCIRLO TODO A BUENO-MALO?

La mejor manera de distorsionar e interferir un concepto, un valor o una idea, pasa por el uso del lenguaje. Recuerda que el lenguaje como tal es un código, y como código vehicular dentro de esta realidad, sirve a un propósito muy concreto que es la programación. Y si yo te digo que el amor incondicional es lo más, que es la plenitud del ser humano y una expresión del alma, pero a la vez, asocio a la palabra incondicional, un valor y un contexto que distorsiona su significado original, acabarás desviando tu intención, tu voluntad y tu libre albedrío, a lo que esa programación te hace ver como incondicional.

Si en cambio empezamos a pensar en tolerancia, empatía, aceptación quizás vayamos mejor encaminados, a lo que realmente implica el amor incondicional. Empezando por ampliar y ensanchar nuestra capacidad de entendimiento. Creo que esa sería la palabra más acertada para identificarlo: entendimiento por un lado y empatía por otro. Una vez más pensemos o mejor dicho recreemos todas las frecuencias habidas y por haber, que implican el origen primordial, en el que todo tiene cabida, de forma infinitamente más amplia, que reducirlo todo a bueno-malo, amor-odio o blanco-negro, propio de una cárcel dual que se nos presenta para reducir nuestra realidad y nuestra capacidad de entendimiento.

Una aproximación más acertada al amor incondicional, sería el saber verlo todo desde arriba con empatía, en todas las posibilidades, en todos los casos, en todas las situaciones y en todas las líneas de tiempo, sin una limitación de consciencia que nos terminara abocando a una implicación, confrontación o dualidad. O cualquiera de las trampas o jaulas perceptivas, que puedan ser impuestas en la experiencia de esta Matrix en la que nos encontramos, así como en otras Matrix.

SEGUIR AMANDO A PESAR DE SUS DECISIONES

Los estados exaltados positivos, a los que vulgarmente nos referimos o entendemos como mantener la vibración alta, no están exentos de su interferencia. Un amor global y positivo "en plan quiero a todo el mundo" es un nicho para la parasitación que no pasa de ser una propuesta idealista de amor de pancarta, alegando una bondad infinita, muy alejada del sentido real de lo que son las frecuencias generatrices de realidad, en las que todo cabe nos guste o no, o lo entendamos o no. Ese positivismo extremo no deja de ser una polarización, que nos devuelve inexorablemente a la trampa de la dualidad.

En lo que más cerca nos puede pillar, entendiendo este amor incondicional como ese entendimiento empático desde la totalidad ¿somos capaces de aceptar las decisiones que no entendemos de las personas que más queremos? Y cuando me refiero a aceptar, me refiero a seguir amando a esas personas que realmente nos importan, cuando toman decisiones totalmente alejadas o contrarias, a lo que nosotros hemos entendido interiormente como consciencia. Y me refiero en todas sus consecuencias, cuando sabes que han delegado la responsabilidad sobre sí mismos, y han actuado en contra de su propia esencia y a su vez, de las personas que les rodean.

Entonces, ¿somos realmente capaces de amar incondicionalmente? ¿somos capaces de respetar ese libre albedrío, a sabiendas que nuestros seres queridos, hayan elegido una deriva que facilite su desplazamiento como humanos a otra cosa? Creo que esta puede ser la tesitura más difícil, o la más extrema con la que nos podemos encontrar, de forma más habitual con las personas que realmente nos importan. Amarlos aun cuando no lo ven, o no quieren ver lo que han hecho consigo mismos y con sus familias. Es algo ante lo cual no podemos erigirnos como salvadores o responsables, cuando un alma es libre de tomar la vía que haya decidido para sí misma, de igual forma que nosotros hemos tomado nuestro camino.

CADA CUAL TOMA SU DECISIÓN

Porque una cosa es expresarlo desde una ecuanimidad con la cabeza fría, y otra muy distinta es recibir una llamada, en la que tu padre, o tu madre, o tu hijo o tu hermano, te comunican un problema que ha derivado en unas consecuencias que tú si sabes de dónde vienen, pero que ellos en momento alguno han estado dispuestos a asumir o aceptar. Esto no pasa en una sola casa, esto le está pasando a millones de personas a diario. Y si bien en teoría todos hemos tenido las mismas oportunidades, y cada cual toma su decisión, a veces lo más duro es amar y no hacer nada.

Todos y cada uno de nosotros, tenemos el poder de transformar la realidad: nuestra realidad y la de nuestro entorno. Cuando digo todos me refiero a todos, incluso aquellos que delegan su poder creador, a un egregor creado específicamente, para desviar ese poder creador de los seres amados que voluntariamente lo delegan. Ese es su camino pero no es el nuestro, y más tarde o más temprano, ellos vivirán la vida que han elegido vivir y nosotros la nuestra.

Es muy fácil expresar en dos palabras el amor incondicional, pero cuando la diferencia frecuencial se da entre seres queridos, esa separación de mundos o mejor dicho de realidades, es un hecho manifiesto. Dejar ir es parte del camino, para abrirnos a la realidad que nosotros mismos estamos creando, y que compartiremos con aquellos, que resuenen en esta misma sintonía, sin necesidad de que tengamos que ir a convencerles.

Somos anti héroes en un mundo que ha dejado de creer en los hombres buenos.

https://www.desesperadostv.com/2022/08/amor-incondicional.html  

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