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3.1.23

Tomando conciencia, adquirimos resistencia y protección y nos abre al discernimiento

 LA VIDA... AL REVÉS                                

Hay que distinguir entre cambio verdadero y cambio ficticio. El cambio que procede de la educación y la disciplina impuestas desde el exterior es ficticio. El verdadero cambio procede del interior a través del trabajo consciente e intencionado del propio ser. ~ J.G. Bennett

Hoy en día es cada vez más difícil hablar de cosas que son "inverificables" o indemostrables, especialmente las relacionadas con la mente y la conciencia, porque a la gente se le han transmitido demasiadas ideas fijas y formas de pensar inmutables. Esto es un signo de condicionamiento social y "gestión de la mente". 

No debe sorprendernos que esta situación esté tan extendida en nuestras sociedades y culturas y que adquiera cada vez más importancia.  Las normas sociales están persuadiendo a muchas personas a preferir la seguridad y la protección en lugar de la incomodidad potencial que surge de obtener nuevas realizaciones y comprensión.

Un antiguo oficial de la policía secreta soviética que se trasladó a Occidente (Gregory Klimov) reveló que en la guerra psicológica (y en la psicología social) los soviéticos utilizaban los principios del psicoanálisis. En este sentido, consideraron el fenómeno del mal como una "enfermedad social complicada y compleja". Para los psicoanalistas del KGB, el mal era sinónimo de enfermedad de la psique humana. Según este enfoque, los actores y acontecimientos demoníacos eran "realidades objetivas", es decir, diversas formas de enfermedad de la "psique y el alma". Como escribe el antropósofo Bondarev: "El diablo representa un proceso implicado y complejo de degeneración o retroceso que consta de tres partes principales: la desviación sexual, las enfermedades psíquicas y ciertas deformidades físicas del organismo."

El número de seres humanos que ya padecen esta degeneración es muy elevado. Bondarev continúa diciendo que, basándose en ciertas pruebas psicosociológicas, la mayor degeneración (hasta el 75%) se encuentra entre la llamada élite global. Lo que esto indica, concluye, es un acusado declive del espíritu humano. Lo que también nos dice es que el fenómeno del "mal" no tiene por qué personificarse o proyectarse en determinados personajes porque representa una enfermedad de la psique humana. Podemos reconocer su presencia actuando en el desequilibrio psíquico, la desconexión y el desapego internos. Y estaría de acuerdo con la conclusión de Bondarev en que tal enfermedad psíquica representa una desconexión interna con el impulso trascendental. Esta desconexión o fragmentación de una fuente sagrada viene a significar la naturaleza de la inversión que es la imagen de gran parte de la vida moderna actual.

Es dentro de esta inversión donde vemos la mayor parte de las fuerzas aniquiladoras o contraevolutivas de la humanidad. Éstas han dominado y siguen dominando nuestra vida cotidiana. Yo diría que es nuestra responsabilidad individual reconocerlas, intentar comprenderlas y transformarlas en impulsos para la evolución de la humanidad. Al hacerlo, necesitamos enfrentarnos a la presencia y actividad de aquellos aspectos que significan una enfermedad psíquica, o malestar, dentro de la vida. Tales aspectos son una característica de la existencia tanto como fuerzas positivas de desarrollo. Todos ellos operan en el campo de la atracción/repulsión y la expresión de la energía.

Los Rosacruces habían identificado estas fuerzas, refiriéndose a ellas como Deus Inversus, "Dios invertido". La naturaleza de esta inversión actúa sobre la humanidad a través de las esferas del desequilibrio y la desarmonía para frustrar el desarrollo de la civilización. El místico austriaco Rudolf Steiner era consciente del impacto futuro de tales fuerzas cuando afirmaba que "es esencial que, si aparecen en el lugar equivocado, las fuerzas que se manifiestan como malignas deben tenerse bajo control para que la humanidad pueda utilizarlas para lograr algo que tenga un impacto beneficioso en la evolución futura del mundo en su conjunto". En este sentido, es importante que el individuo tome conciencia del reino metafísico que se extiende más allá del umbral de la normalidad o de la conciencia cotidiana.

Al seguir ignorando nuestras propias fuerzas de conciencia-espiritual, somos más vulnerables a la manipulación de estas fuerzas contraevolutivas. Los que me leen saben que he intentado llamar la atención sobre ciertos aspectos de nuestra realidad consensual con el fin de obtener claridad para responder a esta situación de forma constructiva. Me sumo a los textos del Evangelio gnóstico de Felipe: "Mientras la raíz de la malicia permanece oculta, es poderosa. Pero en cuanto se identifica, se disuelve. Cuando se revela, perece. El reconocimiento a través de una mayor conciencia y percepción significa más opciones en la ecuación.

El individuo debe ser consciente de ciertos hechos antes de poder manifestar la intención correcta y focalizar su voluntad. Lo que hace falta es una cultura de la revelación, del descubrimiento y no de la ocultación. Es a través de la revelación que la comprensión de esta base metafísica de la existencia puede sostenerse en nuestras sociedades cada vez más materialistas. Este acceso a las realidades metafísicas nunca podrá erradicarse por completo. Sin embargo, un rápido vistazo a la vida moderna revela intentos de sumir aún más a las personas en formas agravantes de disonancia y distracción. Esto puede considerarse una forma de engaño de la realidad.

El engaño de la realidad

El gran engaño que nos acecha es la divulgación de una supuesta "utopía" basada en el aislamiento de la conciencia-espiritual humana. Esta falsa promesa está envuelta en términos tecnosalvacionistas que anuncian un futuro falsamente ideal. La verdadera enfermedad de la condición humana es estar en un estado de separación. Es decir, ajeno y alienado de cualquier influencia o alimento metafísico. No es que el contexto metafísico de la vida deba resultarnos necesariamente obvio o tangible en nuestra vida cotidiana, sino que somos conscientes de su existencia y de su perpetua influencia. Sin embargo, en cuanto se disuelve este sentido del reconocimiento, el resultado es una existencia estéril y sin alma.

En la mayoría de los casos, las personas no serán conscientes de esta pérdida -de esta falta de impulso trascendental en sus vidas- porque se verán arrastradas a una realidad consistente en una malla físico-digital que las ata a su naturaleza inferior y a sus deseos. Este engaño es la forma más abominable de esclavitud porque será tanto voluntaria como ignorante. La separación del ser humano de su conexión metafísica pasará prácticamente desapercibida y la transferencia a una realidad de conciencia limitada habrá sido instituida muy astutamente. Esta senda tortuosa hacia una condición humana de alienación, lograda bajo el disfraz del avance tecnológico y el progreso, será un golpe contra el espíritu creativo. Y esta será la inversión de la realidad humana: la estafa de la realidad.

Los peligros casi imperceptibles son que nos hemos deslizado hacia una realidad invertida, basada en la fantasía y la ilusión que ahora alimentan las industrias viles y superficiales de la cultura dominante de la vida moderna. Toda noción de una Realidad superior ha sido desviada hacia una realidad inferior artificial que trata en lo posible de impedir la penetración del impulso evolutivo. Esta disposición ha dado lugar a una disociación de la raza humana no sólo de su entorno natural de carbono orgánico, sino también de un contacto inherente con su origen, la Conciencia Fuente.

Esta desencarnación creciente se manifiesta de diversas formas: el ecosistema tecno-digital, la realidad aumentada (el Meta-verso), la informatización (los algoritmos) y la inteligencia artificial. Para muchas personas, los dispositivos digitales se han convertido en su medio de salvación. Pero esta salvación, esta liberación divina, es Deus Inversus, y debemos elegir a nuestros dioses con cuidado. También debemos tener cuidado de no caer en la trivialización de la vida. Y debemos estar atentos a los signos y señales.

Quien quiera ver cómo operan las "señales" dentro de esta parodia de realidad, que vea todos los episodios de la reciente serie de televisión Westworld. En la cuarta temporada, los androides "anfitriones", similares a máquinas, se han apoderado del mundo con un virus transgénico que infecta a los humanos durante una generación, volviéndolos dóciles y predispuestos al control de la inteligencia artificial y los "huéspedes". Se crean escenarios y narrativas para asignar papeles y personajes en la vida a los individuos, a los que siguen pasivamente, creyendo que se trata de su verdadera historia. Los seres humanos son controlados por estos "escenarios" (también conocidos como narrativas socioculturales) transmitidos directamente a sus mentes a través de una serie de señales de transmisión radio-sónica gracias a la infraestructura tecnológica mundial... Pero, de nuevo, esto es sólo una historia de fantasía después de todo.

El desarrollo de los acontecimientos externos que informan nuestros sistemas políticos, económicos y culturales no tiene nada de arbitrario, fortuito o natural. El hombre moderno ha sido desconectado o incluso desviado de la guía de los impulsos superiores mediante una sutil manipulación. Se nos dice que el ser humano es la única fuerza motriz dominante del futuro. Y de este modo, nos adentramos aún más en la construcción de la personalidad con el ego a los mandos. Estamos a punto de adoptar una visión de la existencia y del mundo que glorifica el materialismo. El sortilegio de esta enfermedad trabaja para materializar en exceso el materialismo de forma deliberada y maliciosa. Darse cuenta de ello puede provocar cierta incomodidad, pero eso forma parte de la transmutación de la enfermedad.

La vida "al revés" se esfuerza por intensificar rápidamente el materialismo. Este materialismo acrecentado no sólo rechaza la expansión de la conciencia, sino que hace todo lo posible por estancarla. Al mismo tiempo, en este contexto de sobrematerialización, experimentamos un impulso de toma de conciencia individual creciente. Pero sólo afecta a unos pocos y no (todavía) a la mayoría. Al reconocer que ciertas fuerzas de este mundo están utilizando la sugestión de masas para introducir una simplificación o "estupidización" de la conciencia humana, podemos llegar a una mayor comprensión de nuestra condición y del atolladero en el que nos encontramos. 

A través de esta toma de conciencia, podemos adquirir resistencia y protección naturales, ya que el reconocimiento permite el discernimiento. Es este discernimiento de alejarse de estas energías aniquiladoras y estas frecuencias de toxicidad lo que puede ayudar a una persona a sintonizar con una resonancia de conciencia perceptiva. Al elegir dónde posicionamos nuestro enfoque y atención podemos dar un paso adelante o quedarnos donde estamos y estancarnos. Como siempre, la elección es nuestra.

Kingsley L. Dennis,

wakingtimes

http://www.verdadypaciencia.com/2022/12/la-vida.al-reves.html  

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