19.1.17

Lo peor del caso del engaño es que la mayoría dan consentimiento al mismo

EL MIEDO A LA LIBERTAD


Durante nuestra vida, hacemos infinidad de pactos. Si hemos de dar crédito a algunas ideas esotéricas, los hacemos desde antes de nacer. El primero en vida, lo hacen nuestros padres por nosotros y es inscribirnos como corporación, con un nombre ficticio y un número de referencia que servirá, hasta el día de nuestra muerte, para identificar nuestras acciones. De allí en más toda nuestra vida se realiza en base a contratos: con nuestra iglesia, matrimonio, laboral, seguro de vida, seguro de salud, compra de automóviles, compra de propiedades, crédito, cuenta bancaria, etc.

Luego hay pactos sociales, como la constitución y las leyes, atribuidas a nuestros representantes y pactos morales, no obligatorios, que dependen de las costumbres de los pueblos.

Algunas escuelas gnósticas nos enseñan que la fuente (Ain) de donde surge la vida, establece obligatoriamente el respeto del libre albedrío en toda creación.

El libre albedrío es consecuencia lógica del Ser y la Eternidad de la Vida. Al no existir la muerte, no es posible causar daño alguno a ningún Ser y, por lo tanto, una libertad absoluta es posible.

Sin embargo, en esta Creación ha sucedido algo imprevisto: el engaño. Miríadas de seres que son engañados con la idea de la existencia de la muerte, la reencarnación cíclica, los pralayas y manvántaras, el nacimiento, crecimiento, decadencia y muerte, el pecado, el karma, el destino y el juicio final.


Como consecuencia de este engaño, surge la única atrocidad posible en el universo espiritual: la prisión de Seres Increados en mundos materiales creados y gobernados por arcontes.

En este cosmos material existe la libertad limitada o esclavitud y las criaturas sometidas al gobierno de estos arcontes sufren el peor de los destinos posibles en los universos creados.

Lo peor del caso es que el engaño ha sido procesado de tal manera que la mayoría de las criaturas desconocen su condición y dan consentimiento al mismo.

Todo el contexto está organizado de manera tal de mantener a estas criaturas en estado de confusión y terror, debido a constantes amenazas, amenazas que no serían posibles si tuvieran consciencia de su inmortalidad y de la imposibilidad del pecado.

Las mismas criaturas han creado una frase definitoria: Libertad sí, libertinaje no. Entendiéndose como libertad a su ejercicio limitado y libertinaje a su ejercicio absoluto.

A partir de su creador, todo el sistema funciona en base a parámetros y arquetipos similares. La elección entre pares supuestamente opuestos. La imposición de leyes aparentemente consensuadas y el establecimiento de castigos y fuerzas “del orden” capaces de reprimir cualquier nivel de oposición seria.

Los rebeldes de cualquier orden son perseguidos, castigados, torturados, aprisionados y asesinados, con el beneplácito de la mayoría que no llega a percibir la realidad detrás de los sucesos.

Se establecen parámetros de moralidad, heroísmo, utilidad y modelos que todos deben seguir obedientemente, aunque estos sean mentiras perpetradas por los medios de difusión y los intereses económicos de un pequeño grupo de elite.

Desde pequeños somos educados para ser obedientes, buenos, útiles, competitivos y egoístas. Se resaltan las cualidades de los héroes solidarios, incluso de un Mesías que permitió su martirio para salvar a los demás, pero se deja claro que todos ellos, o casi todos, han tenido muertes trágicas.

De pronto, en determinado momento histórico, se deja de hablar del espíritu y es, soslayadamente, reemplazado por el alma, considerada desde entonces un sinónimo.

Todas las religiones son infiltradas y las enseñanzas de liberación real, se convierten en caminos hacia la disolución del ego y la fusión con el Creador. La santidad se disfraza de sabiduría y el conocimiento verdadero es suplantado por la ciencia empírica.

El hombre espiritual, el Adam previo a Yahve, se pierde entre las miles de palabras muertas de los libros sagrados, copiados mil veces de libros anteriores.

Ya nadie recuerda que Yahve es hijo de una diosa y se lo impone como dios primigenio y único, ignorando al verdadero, ese que subyace en la alegoría del espíritu.

Los que hablamos del verdadero espíritu somos insultados y tratados de blasfemos por los ignorantes seguidores de religiones oficiales, de la misma forma que fueron tratados los cristianos originales y los que siguieron las verdaderas enseñanzas de Jesús…

El Gólgota se repite día a día en la crucifixión de la verdad y la decencia.

Los judíos apenas pueden justificar los pecados de su propio dios, pero continúan en el sendero obedientes, de camino al próximo holocausto.

Pobre Humanidad, con tanto temor a la libertad, creyente perpetua en los poderes del emperador y sus falanges asesinas, solicitante de pan de ayer, mendiga de monedas sin valor.

https://centinelanocturno.wordpress.com/2017/01/18/el-miedo-a-la-libertad/

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