31.3.17

El mejor ejemplo que se da es aquel que no pretende serlo

DIARIO ACCIONAR                                                                                    

Es bueno mirar al cielo y contemplar el infinito que nos abarca, pero sin dejar de ver el suelo que pisamos, que es donde damos nuestros pasos.

Tener una visión lo más amplia posible de la realidad en que vivimos es necesario para conocer el lugar donde nos encontramos, para no caer en el engaño y poder elegir por nosotros mismos. Lamentablemente todo está pensado para la manipulación, el escenario está dispuesto para que conozcas lo que debes conocer, ni más ni menos, está dispuesto para que el miedo te mantenga sumiso y la apatía en tu zona de confort, para que te preocupes solo de sobrevivir, trabajando y empleando tu energía como alimento que servirá a otros mientras te esfuerzas por mantenerte a flote.  

La dualidad nos encierra en la apariencia de los opuestos, el sistema nos oprime envolviendo esta existencia en un manto de ilusión artificial, la educación y los medios de comunicación nos conducen al redil de las ovejas, el trabajo nos esclaviza para ganar el sustento y el ego nos aleja de los demás relegándonos a la soledad y a la miseria. Pero ¿qué hacer cuando hemos descubierto tanta mentira? ¿es que acaso creemos que ya estamos liberados... despiertos... iluminados?

Ahora toca accionar en nuestro día a día, y no será nada fácil pues todo está dispuesto para que actúe en nuestra contra. El sistema se defiende a sí mismo, con sus mecanismos de rechazo y defensa, y ese sistema también está en nuestro interior, hasta nuestros familiares, amigos y compañeros tratarán inconscientemente de hacernos desistir del intento, de que vuelvas a ser el de antes, de que olvides tus ideas que para ellos son solo conspiraciones y fantasías que no pueden comprender. Te mirarán raro, y tendrás que convivir con el precio de la incomprensión.


A pesar de todo, si has encontrado tus certezas y conseguido integrar conocimientos, validados por la propia experiencia, seguirás la senda del camino hacia la libertad. Te convertirás en una anomalía dentro del sistema, en una incógnita no reconocida, en un infiltrado entre sus filas y, posiblemente, en un peligroso virus que podría infectarlo todo.

Tus armas diarias son la atención y la observación constante, el aprendizaje continuo y tu anarquía natural. Habrás de ganarte tu propio respeto a base de hacerte cargo de tus errores con consciencia y responsabilidad, habrás de crear tu propio centro de gravedad alimentado en intención y propósito, con el ejercicio de la voluntad para superar deseos y cubrir necesidades, con la unificación del ego para ponerla al servicio del Ser, con la coherencia entre pensamiento, palabra y obra, y con la consideración hacia el prójimo como baluarte del Amor. Y todo ello te hará formar parte de la Tercera Alternativa que se alinea con esa la Humanidad Consciente que lucha por su liberación.

De nada vale andar explicando cosas en nuestra vida diaria que nadie nos ha pedido ni quieren escuchar, no vayamos de salvadores ni de iluminados donde no somos bienvenidos, la energía y las explicaciones se reserva para quienes están dispuestos a escuchar e investigan por sí mismos. No intentemos ser ejemplos de nadie, pues el mero hecho de ponernos como ejemplos ya denota vanidad, actuemos de forma coherente y sincera, sin artificios, sin alardes, siendo fieles a nosotros mismos, y el que pueda ver... verá.

El mejor ejemplo que se da es aquel que no pretende serlo, sino que actúa por convicción y naturalidad, con la simpleza de un niño, con la integridad del que sabe lo que quiere y con la honestidad del que hace lo que debe.

No acciona el que mucho quiere, sino el que puede, por consciencia y trabajo interior. Y cuando acciona no se vanagloria de lo que hace, no va contando sus batallas y victorias, no se sube a púlpitos para hacer prédicas con que recibir honor. Quien acciona no lo hace por protagonismo, por fama ni prebendas, sino que lo hace por necesidad interior. Pero con sencillez, con simpleza, sin ruidos ni fanfarrias, sin necesidad de públicos que aplaudan, pues todo su caminar se convierte en su acción, donde, primero escucha, y después acomete lo que el corazón le dictó.

Camina por la existencia con sus logros y cadenas, sus aciertos y errores, pero de todo aprendió. Agradece lo enseñado y también la equivocación. Tropieza y se levanta, se cae y se alza de nuevo, más fuerte en cada ocasión. Pues la acción diaria no es un camino de continuos aciertos, sino de superación, de avance, de crecimiento y transmutación, donde emergen los Seres Humanos libres que salen de su prisión.



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