CUESTIÓNALO TODO
El
ciudadano medio del Primer Mundo recibe más información de la que recibiría si
viviera en un país del Segundo o Tercer Mundo. En muchos países la mera idea de
una cobertura televisiva de las noticias durante las veinticuatro horas del día
sería impensable, y sin embargo muchos occidentales consideran que, sin este
aporte constante, estarían lamentablemente desinformados.
No es de extrañar, por tanto, que el habitante medio del
Primer Mundo crea que entiende la actualidad mejor que los del resto del mundo.
Pero, como en otras cosas, calidad y cantidad no son lo mismo.
El telediario medio cuenta con un comentarista que ofrece "las
noticias" o, al menos, la parte de los acontecimientos que la cadena
considera digna de ser presentada. Además, se presenta desde el sesgo político
de los controladores de la cadena. Pero se nos asegura que la información es
"equilibrada", en la parte del programa que presenta un panel de
"expertos".
Habitualmente, el panel está formado por el moderador más dos expertos que comparten su sesgo político y un experto que tiene un sesgo opuesto. Todos ellos son pagados por la cadena por sus contribuciones. El moderador formula una pregunta sobre un tema de actualidad y se produce una discusión durante unos minutos. Por lo general, no se llega a ninguna conclusión real: ninguna de las partes acepta a la otra. El moderador pasa entonces a otra pregunta.
Así pues, la cadena ha emitido los temas del día, y hemos recibido una visión equilibrada que puede informar nuestras propias opiniones. ¿O no?
Carencias
En realidad, este tipo de exposición presenta importantes deficiencias:
- El
alcance de la cobertura es extremadamente estrecho. Sólo se discuten
algunas facetas de cada tema.
- Por
lo general, el debate revela muy poca información real y, de hecho, sólo
se discuten las posiciones opuestas estándar de liberales y conservadores,
lo que implica que el espectador debe elegir una u otra para adoptarla
como su opinión propia.
- En
un programa de orientación liberal, el único experto conservador del panel
es puesto en ridículo por los tres expertos liberales, lo que garantiza la
reafirmación de las creencias del espectador liberal (lo contrario
ocurre en un programa de noticias conservador).
- Cada
faceta del tema que se aborda se repite muchas veces en el curso
del día, y se prolonga luego durante tantos días, semanas o meses como
el tema siga siendo actual. El "mensaje", pues, se
repite prácticamente con la misma frecuencia que un anuncio de una marca
de detergente.
Entonces, ¿cuál es el efecto final de estos reportajes?
¿Está el espectador bien informado?
En realidad, en absoluto. Lo que se ha hecho es un buen
adoctrinamiento.
Un liberal se inclinará por ver regularmente un canal de noticias liberal, lo
que resultará en la continua reafirmación de sus puntos de
vista liberales. Un conservador, a su vez, verá regularmente un canal de
noticias conservador, lo que resultará en la continua reafirmación de
sus opiniones conservadoras.
Muchos espectadores estarán de acuerdo en que esto es así, pero no reconocerán
que, esencialmente, están siendo simplemente programados para absorber
información. En el camino, su inclinación a cuestionar y pensar por sí
mismos está siendo mermada.
Posibilidades alternativas
La prueba de ello es que aquellos que han sido programados, tienden a
reaccionar con ira cuando se encuentran con un Nigel Farage o un Ron Paul, que
bien podrían desafiarlos a considerar una tercera opción: una
interpretación más allá de las estrechas visiones conservadoras y liberales de
los acontecimientos. En realidad, en cualquier tema existe un amplio campo de
posibilidades alternativas.
En cambio, no es raro que la gente de fuera del Primer Mundo tenga
mejores instintos cuando se encuentra con una noticia. Si no reciben
la BBC, Fox News o la CNN, es probable que, al enterarse de un acontecimiento
político, piensen por su cuenta lo que significa para ellos.
Como no están preprogramados para seguir una u otra línea de razonamiento,
están abiertos a una amplia gama de posibilidades. Cada individuo,
basándose en su experiencia personal, es probable que saque una conclusión
diferente y, a través del discurso con otros, es probable que siga actualizando
su opinión cada vez que reciba un nuevo punto de vista.
En consecuencia, no es raro que quienes no están "enchufados" sean no
sólo más abiertos de mente, sino más imaginativos en sus consideraciones,
incluso cuando están menos formados y menos "informados" que los del
Primer Mundo.
Aunque los que no reciben el bombardeo regular que es la norma en el Primer
Mundo no son más inteligentes que sus homólogos europeos o
estadounidenses, sus opiniones son más a menudo el resultado de un
razonamiento personal objetivo y de sentido común, y suelen ser más perspicaces.
Los habitantes de los países del Primer Mundo suelen señalar con orgullo la
avanzada tecnología que les permite un mayor volumen de noticias que el que
recibe habitualmente el resto del mundo.
Además, es probable que se enorgullezcan de creer que los dos puntos de vista
opuestos que se presentan indican que viven en un país "libre", donde
se fomenta la disidencia.
Desgraciadamente, lo que se fomenta es una de las dos opiniones: la
liberal o la conservadora. Los demás puntos de vista son desalentados.
El punto de vista liberal defiende que es necesario un gobierno liberal
poderoso para controlar la codicia de los capitalistas, gravándolos y
regulándolos tanto como sea posible para limitar su capacidad de victimizar a
las clases más pobres.
El punto de vista conservador defiende que es necesario un poderoso gobierno
conservador para controlar a los liberales, que amenazan con crear el caos y el
colapso moral a través de esfuerzos como los derechos de los homosexuales, la
legalización del aborto, etc.
Lo que estos dos conceptos dogmáticos tienen en común es que se necesita un
gobierno poderoso.
Por lo tanto, cada grupo busca el aumento del poder de su grupo de legisladores
para dominar al grupo contrario. Esto garantiza que, independientemente de que
el gobierno actual esté dominado por liberales o conservadores, la única
certeza será que el gobierno será poderoso.
Visto así, si el espectador de televisión pulsara el mando a distancia de forma
regular para pasar del canal liberal al conservador, empezaría a ver
una gran similitud entre ambos.
Es fácil para cualquier espectador cuestionar al grupo de la oposición,
considerarlo poco sincero, portador de información falsa. Es mucho más difícil
cuestionar a los expertos que están en nuestro propio "equipo", preguntarnos
si ellos también son falsos.
Esto es especialmente difícil cuando son tres contra uno, cuando tres
comentaristas comparten nuestra opinión política y todos dicen lo mismo al
extraño del panel. En tal situación, la tarea más difícil es cuestionar a
nuestro propio equipo, que claramente está consiguiendo derrotar al extraño.
Evolución del adoctrinamiento
En épocas pasadas, los reyes de antaño decían a sus súbditos lo que debían
creer y estos aceptaban o rechazaban la información recibida. Se basaban en su
propia experiencia y capacidad de razonamiento para informarse.
Más tarde, evolucionó un método mejor: el uso de los medios de comunicación
para adoctrinar a la población con propaganda generada por el gobierno
(pensemos en Josef Goebbels o el tío Joe Stalin).
Hoy en día, existe un método mucho más eficaz, que conserva la repetición de
este último método pero ayuda a eliminar el campo abierto de puntos de vista
alternativos. Lo hace proporcionando una elección entre el "punto
de vista A" y el "punto de vista B".
En una democracia, siempre hay un "A" y un "B". Esta
ilusión de elección es infinitamente más eficaz para ayudar a la población a
creer que ha podido elegir a sus líderes y sus puntos de vista.
En el método moderno, al votar, independientemente de la elección que haga el
individuo, está votando a un gobierno todopoderoso (que se llame a sí mismo
conservador o liberal es incidental).
Igualmente, a través de los medios modernos, cuando el espectador absorbe lo
que se le presenta como discurso, independientemente de que elija el punto de
vista A o el B, está respaldando a un gobierno todopoderoso.
Dos soluciones
Una solución para evitar que nos laven el cerebro los mensajes dogmáticos de
los medios de comunicación es simplemente evitar ver las noticias. Pero esto es
difícil de hacer, ya que nuestros allegados y vecinos lo están viendo todos los
días y querrán discutir con nosotros lo que les han enseñado.
La otra opción es cuestionarlo todo.
Considerar que el acontecimiento del que se habla no sólo puede estar siendo
informado falsamente, sino que el mensaje que proporcionan los expertos puede
estar conscientemente planificado para nuestro consumo.
Esto es difícil de hacer al principio, pero con el tiempo puede
convertirse en un hábito. Si es así, la probabilidad de que el poder nos
lleve al huerto puede disminuir en gran medida. En realidad, en cualquier tema
existe un amplio campo de posibilidades alternativas.
Desarrollar tu propio punto de vista puede, en los próximos años, ser
vital para tu bienestar.
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