23.1.25

Al tomar la píldora roja dimos un salto de fe a pesar de los dolores que supuso

PÍLDORAS... ¿AZUL, ROJA, NEGRA?     

¿Estamos a punto de sufrir una sobredosis? 

Érase una vez, cuando creíamos en caballeros de brillante armadura, reyes valientes con mesas redondas, ranas dignas de ser besadas y otros cuentos de hadas por el estilo, que todos consumíamos píldoras azules en abundancia. 

Sin saberlo, inocentemente, ingenuamente, creíamos que las cosas eran como tenían que ser y que todos viviríamos felices para siempre. 

Hasta que las píldoras rojas empezaron a ser dispensadas por gente que usaba sombreros de hojalata en los oscuros callejones de los medios de comunicación alternativos y los foros anónimos en línea. 

Algunos de nosotros, que nos habíamos desencantado al enterarnos de que el caballero era gay (de ahí la brillante armadura), que el rey era probablemente un pedófilo, que la rana seguía siendo rana a pesar de los besuqueos y que los cuentos de hadas eran simplemente un efecto secundario de la píldora azul que nos habían dado desde que nacimos, decidimos arriesgarnos y tragarnos la nueva e intrigante píldora roja. 

El problema no era tragarla, sino digerirla. 

No sólo nos cambió a nosotros, ¡cambió nuestra forma de verlo todo! Incluso a nuestros amigos y familiares. Si pudiéramos hacer que ellos también se tragaran la maldita píldora roja, verían las cosas como nosotros y todo iría bien. ¿Verdad? 

Pero descubrimos que la mayoría de la gente era fanática de su existencia de píldora azul y conseguir que la abandonaran, ¡era más difícil que rehabilitar a un alcohólico de toda la vida! 

Después de unas cuantas batallas en la guerra de la píldora roja, tuvimos que contar nuestras pérdidas: sin vida social, condenados al ostracismo por parientes, colegas y amigos, las películas dejaron de gustarnos, los medios de comunicación no se podían ver, la televisión empezó a acumular polvo, el agua del grifo no era potable, evitábamos la mayoría de los alimentos, desarrollamos alergia a médicos y hospitales, «digno de confianza» se convirtió en un adjetivo extinto y pagar impuestos pasó de ser doloroso a ser angustiosamente exasperante. 

La píldora roja lo cambió todo. 

Sorprendentemente, cada vez más gente empezó a tomarla y a su vez a dispensarla, hasta que, como una estrategia bien ensayada, se extendió a una parte cada vez mayor de la población y los sombreros de hojalata se convirtieron en la moda más cool. 

La píldora roja venía sin advertencias ni descripciones de efectos secundarios. Dimos un salto de fe en nuestro propio juicio y, a pesar de todos los dolores que supuso para nuestra vida, ninguno de nosotros se arrepiente de haberla tomado, como tampoco nos arrepentimos de NO habernos vacunado. 

Sin embargo, la píldora roja viene con una advertencia: nunca confiarás en nada ni en nadie. Un efecto secundario bastante oscuro que puede desembocar en «la píldora negra». 

Justo cuando pensábamos que habíamos terminado de tragar, ¡hay una nueva píldora en la ciudad! ¡Oh, cielos! ¿Qué hacer? ¿Podemos soportar más rechazo? ¿Más desesperación? ¿Más pesimismo? 

Ahora que nos hemos curado de la angustia de descubrir que el Caballero de la brillante armadura era gay, tenemos que considerar que el superabuelo de 78 años en el que pensábamos que podíamos confiar, podría no ser «Kosher» después de todo? ¿O demasiado Kosher? 

Es todo demasiado pronto. Danos un respiro. ¡Por favor! 

El problema es que es nuestro propio ejército de conspiradores quienes nos están dispensando la «píldora negra», aquellos a los que escuchamos durante años, nos la están echando a la cara. Justo cuando pensábamos que podríamos tener un respiro, una pizca de esperanza, un momento de celebración victoriosa, tenemos este nuevo enigma con el que lidiar: Ser, o no ser, de pastilla negra. 

Personalmente, necesito más tiempo para disfrutar del hecho de que todas las pérdidas sufridas con la píldora roja no fueron en vano, antes de considerar perder más con la negra. 

Esta noche quiero disfrutar de la particular marca de píldoras positivas, esperanzadoras y optimistas de Trump. 

En cualquier caso, pronto sabremos si hace lo que dice en la caja o si acaba provocándonos una indigestión.

LAURA ABOLI

https://loquepodemoshacer.wordpress.com/2025/01/21/es-tiempo-de-despertar-289-pildora-azul-pildora-roja-pildora-negra-por-laura-aboli/   

2 comentarios:

  1. ¡¡Me encanta este artículo!! Así estamos muchos (que en realidad somos no tantos) de los que tragamos la píldora roja que se nos oscurece y no vemos más color que el azul de los otros de alrededor y el negro hacia el que nos dirigen los oscuros de arriba... En Trump, otro príncipe azul... ¡¡¡Ojalá se trague la pastilla roja!!! Mucho ánimo y fuerza para todos los de la pastilla roja para evitar que nos oscurezca. Força i ánims, coratge i virtud!!!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Sí, molta força i coratge ens cal per a no defallir enfront del panorama que ens envolta. El repte segueix ben present i demana, als que ens suposem conscients, confiança i perseverança.

      Eliminar