29.5.13

No busques trabajo: Busca una vida de la que no quieras retirarte jamás

NO BUSQUES TRABAJO, DE VERDAD QUE NO VALE LA PENA

 “Mienten todo el tiempo, tanto a sí mismos como a los demás. Por lo tanto nadie comprende ni a sí mismo ni a nadie más.
¿Pensad – podría haber tal discordia, tan profundo malentendido y tal odio hacia las visiones y opiniones de los demás, si las personas fuéramos capaces de entendernos unos a los otros?
Pero no pueden entender porque no pueden dejar de mentir.
Decir la verdad es lo más difícil del mundo; y uno debe estudiar mucho y durante mucho tiempo para ser capaz de decir la verdad. El deseo solo no es suficiente.
Para decir la verdad, uno debe saber lo que es la verdad y lo que es la mentira, y primero de todo en uno mismo. Y esto nadie lo quiere saber.”
G.I. Gurdjieff  en Fragmentos de una enseñanza desconocida (1949)

Creando la nueva realidad. ¿Por qué una nueva realidad?… Porque la vieja, mientras se cae, nos arrastra hacia un abismo.
La infección social sobre la que se sustenta nuestra actual creación común fluye como si fuera un río de lava purulenta. Parece que todo lo falso debiera aflorar antes de que empiece la sanación. Empezamos a saber quién es quién. Y fundamentalmente quién soy yo… ¿Qué características tiene que tener la nueva realidad?… Ahí estamos, ¡tratando de definirlas!

Pero bien pudiera ser que una fundamental fuera dejar de mentir y de mentirnos todo el tiempo. Para poder ver las cosas como son. Para que las palabras describan lo que hay, y dejen de ser un autoengaño permanente a base de perpetuar puntos ciegos sobre nosotros mismos y sobre lo que nos rodea.
Para que la neolengua orwelliana, con la que recreamos todos los días una realidad falsa que nos vuelve ciegos a la verdadera realidad, se nos empiece a hacer evidente. Solo entonces, cuando las palabras empiecen a ser vibrantes mensajeras de la verdad, estaremos cimentando una realidad diferente.

Me ha gustado el artículo de Risto Mejide que publico en este post. De entrada, suena provocador… pero resulta que no lo es. En realidad es certero, directo y toma el toro por los cuernos. En un mundo de mentiras, donde el lenguaje oculta y falsea, decir la verdad resulta algo revolucionario. ¡Eso es todo!

NO BUSQUES TRABAJO 

No busques trabajo. Así te lo digo. No gastes ni tu tiempo ni tu dinero, de verdad que no vale la pena. Tal como está el patio, con uno de cada dos jóvenes y casi uno de cada tres adultos en edad de dejar de trabajar, lo de buscar trabajo ya es una patraña, un cachondeo, una mentira y una estúpida forma de justificar la ineptitud de nuestros políticos, la bajada de pantalones eurocomunitaria y lo poco que les importas a los que realmente mandan, que por si aún no lo habías notado, son los que hablan en alemán.


No busques trabajo. Te lo digo en serio. Si tienes más de 30 años, has sido dado por perdido. Aunque te llames Diego Martínez Santos y seas el mejor físico de partículas de Europa. Da igual. Aquí eres un pringao demasiado caro de mantener. Dónde vas pidiendo nada. Si ahí afuera tengo a veinte mucho más jóvenes que no me pedirán más que una oportunidad, eufemismo de trabajar gratis. Anda, apártate que me tapas el sol.

Y si tienes menos de 30 años, tú sí puedes fardar de algo. Por fin la generación de tu país duplica al resto de la Unión Europea en algo, aunque ese algo sea la tasa de desempleo. Eh, pero no te preocupes, que como dijo el maestro, los récords están ahí para ser batidos. Tú sigue esperando que los políticos te echen un cable, pon a prueba tu paciencia mariana y vas a ver qué bien te va.

Por eso me atrevo a darte un consejo que no me has pedido: tengas la edad que tengas, no busques trabajo. Buscar no es ni de lejos el verbo adecuado. Porque lo único que te arriesgas es a no encontrar. Y a frustrarte. Y a desesperarte. Y a creerte que es por tu culpa. Y a volverte a hundir. No utilices el verbo buscar.
Utiliza el verbo crear. 
Utiliza el verbo reinventar. 
Utiliza el verbo fabricar. 
Utiliza el verbo reciclar. 
Son más difíciles, sí, pero lo mismo ocurre con todo lo que se hace real. 
Que se complica.

Da igual que te vistas de autónomo, de empresario o de empleado. Por si aún no lo has notado, ha llegado el momento de las empresas de uno. Tú eres tu director general, tu presidente, tu director de marketing y tu recepcionista. La única empresa de la que no te podrán despedir jamás. Y tu departamento de I+D (eso que tienes sobre los hombros) hace tiempo que tiene sobre la mesa el encargo más difícil de todos los tiempos desde que el hombre es hombre: diseñar tu propia vida.

Suena jodido. Porque lo es. Pero corrígeme si la alternativa te está pagando las facturas.
Trabajo no es un buen sustantivo tampoco. Porque es mentira que no exista. Trabajo hay. Lo que pasa es que ahora se reparte entre menos gente, que en muchos casos se ve obligada a hacer más de lo que humanamente puede. Lo llaman productividad. Otra patraña, tan manipulable como todos los índices. Pero en fin.

Mejor búscate entre tus habilidades. Mejor busca qué sabes hacer. Qué se te da bien. Todos tenemos alguna habilidad que nos hace especiales. Alguna singularidad. Alguna rareza. Lo difícil no es tenerla, lo difícil es encontrarla, identificarla a tiempo. Y entre esas rarezas, pregúntate cuáles podrían estar recompensadas. Si no es aquí, fuera. Si no es en tu sector, en cualquier otro. Por cierto, qué es un sector hoy en día.

No busques trabajo. Mejor busca un mercado. O dicho de otra forma, una necesidad insatisfecha en un grupo de gente dispuesta a gastar, sea en la moneda que sea. Aprende a hablar en su idioma. Y no me refiero sólo a la lengua vehicular, que también.

No busques trabajo. Mejor busca a un ingenuo, o primer cliente. Reduce sus miedos, ofrécele una prueba gratis, sin compromiso, y prométele que le devolverás el dinero si no queda satisfecho. Y por el camino, gánate su confianza, convéncele de que te necesita aunque él todavía no se haya dado cuenta. No pares hasta obtener un sí. Vendrá acompañado de algún pero, tú tranquilo que los peros siempre caducan y acaban cayéndose por el camino.

Y a continuación, déjate la piel por que quede encantado de haberte conocido. No escatimes esfuerzos, convierte su felicidad en tu obsesión. Hazle creer que eres imprescindible. En realidad nada ni nadie lo es, pero todos pagamos cada día por productos y servicios que nos han convencido de lo contrario.

Por último, no busques trabajo. Busca una vida de la que no quieras retirarte jamás. Y un día a día en el que nunca dejes de aprender. Intenta no venderte y estarás mucho más cerca de que alguien te compre de vez en cuando. Ah, y olvídate de la estabilidad, eso es cosa del siglo pasado. Intenta gastar menos de lo que tienes. Y sobre todo y ante todo, jamás te hipoteques, piensa que si alquilas no estarás tirando el dinero, sino comprando tu libertad.

Hasta aquí la mejor ayuda que se me ocurre, lo más útil que te puedo decir, te llames David Belzunce, Enzo Vizcaíno, Sislena Caparrosa o Julio Mejide. Ya, ya sé que tampoco te he solucionado nada. Aunque si esperabas soluciones y que encima esas soluciones viniesen de mí, tu problema es aún mayor de lo que me pensaba.

No busques trabajo. Sólo así, quizás, algún día, el trabajo te encuentre a ti.

Risto  Mejide


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