2.1.18

Seguir siendo todos INFELICES esclavos en la vida “real”

EL ENTRETENIMIENTO DEL FUTURO                                           

SINOPSIS:
Si el ciudadano moderno cada día necesita con más frecuencia -y urgencia- una vía de DESAHOGO que le aparte brevemente del estilo de vida NEOESCLAVISTA que el Sistema viene construyendo desde hace tiempo para la mayoría ¿cuál creéis que sería en un futuro la forma de ENTRETENIMIENTO definitiva?

Una día leí cierta cita que, supuestamente atribuida a Karl Marx, venía básicamente a decir que cada varios años el Sistema le permite a los oprimidos decidir qué delegados de la clase opresora habrán de representarle (para poder seguir reprimiéndoles, lógicamente) en referencia clara a la sobrevalorada “democracia”.

En la práctica, el período sugerido parece extenderse hasta los cuatro años en buena muestra de los países del mundo coincidiendo milagrosamente con la horquilla de tiempo que separa la celebración de los eventos deportivos internacionales más relevantes, como son por ejemplo los Juegos Olímpicos o los Mundiales de fútbol. ¿Y de aquella leyenda urbana de cambiar de coche cada otros cuatro años también?

Personalmente, mucho me cuesta creer que dicho período sea casual. Si nada lo es a mi modo de ver ¿por qué habría de serlo esto? Y si bien las fuentes consultadas nos remiten a las olimpiadas griegas originarias en busca de la semilla de la cifra cuestionada, el enigma sigue siendo por qué los antiguos mandatarios helenos consideraron celebrar sus juegos cada cuatro exactamente, y no cada tres, dos o cinco años.

¿Será posible que la psicología humana esté diseñada como una especie de olla a presión que no soporta más que 48 meses consecutivos de tensiones y que, por ello, se celebren las formas de entretenimiento y/o renovación mencionadas con la regularidad acordada? ¿Y qué mejor que una dosis de “responsabilidad” personal y de ilusión de poder y de control que permitirle a un perfecto neoesclavo elegir a sus señores feudales cada póquer de años?


Por fortuna para el ciudadano, el estilo de vida moderno le atiborra de placeres animales (comida, bebida y fiesta) a mucha mayor cadencia de la supuestamente demandada por la naturaleza humana como frecuencia de escape.

Y si ahora estás temiendo por el futuro de sus hijos y por el de sus nietos, no te inquietes, porque dentro de unas décadas la evolución de la tecnología ya les ofrecerá a los neoesclavos del mañana vías de entretenimiento -de desfogue- tanto más elaboradas.

Bien pensado: ¿para qué preocuparse uno por el “qué dirán”
cuando todos son AVATARES digitales como NOSOTROS?

Puede que en este sentido el mejor ejemplo siga siendo la película de Jonathan Mostow titulada “Los sustitutos” (2009), la cual dibuja magistralmente un escenario en el que los avances en materia de tecnología han permitido a los aborregados ciudadanos despistar a su manifiesta infelicidad interactuando con la calle también, pero de forma remota esta vez: a través de un robot humanoide prácticamente indistinguible de un humano de los de verdad. Pero si bien es cierto que un humanoide alternativo podría servirnos para vivir toda clase de experiencias incompatibles con nuestra supervivencia -e imposibles por tanto para nuestro físico y personalidad verdaderas- el problema sigue siendo el mismo si os dais cuenta: y es que, compartiendo todavía “realidad” con los auténticos humanos, el “sustituto” sigue estando obligado a RESPETAR por fuerza las normas sociales impuestas.

Y creo que podemos tener todos bien claro que cuando dicha tecnología se desarrolle en un futuro -que lo hará- el más emocionado no será tanto el usuario como su gobierno en su lugar, porque entonces la ciudadanía –ya esclavizada para siempre desde la cuna- encontrará una vía al menos para desquitarse puntualmente por los estilos de vida neofeudales imperantes (hoy ya previsibles para cualquiera que tenga ojos en la cara y que por supuesto no trabaje para la Organización
Nacional de Ciegos de España).

Y si a alguien le parece una “flipada” la película mencionada, que por favor le eche un ojito al proyecto “2045” del magnate ruso Dmitry Itskov, porque en cuatro fases sucesivas pretende asegurar nada menos que los siguientes logros:

Avatar A:
Una copia robótica de un cuerpo humano controlada remotamente por un interfaz cerebro-ordenador (2015-2020);

Avatar B:
Un avatar (mecánico, se entiende) al que se le ha trasplantado un cerebro vivo al final de la vida de su propietario (2020-2025);

Avatar C:
Un avatar con un cerebro artificial al que se la ha transferido la personalidad del cliente antes de morir (2030-2035);

Avatar D:
Un avatar holográfico (2035-2045).

Personalmente, creo que el señor Itskov corre demasiado. Pero claro, a lo mejor el caso es solo iniciar el proyecto para que después puedan venir los secuenciales detrás a colocar legalmente su tecnología (“legalmente”, digo, en atención a la regla del Juego que les prohíbe intervenir más de la cuenta en los asuntos de la Tierra simultánea).

De regreso al tema original de la entrada, creo que la vuelta de tuerca al invento de la película, la forma de entretenimiento definitiva, llegará con la capacidad tecnológica necesitada cuando, en lugar de interactuar con la vida cotidiana a través de un autómata, se le ocurra algún día a alguien construir un sistema que consiga lo propio esta vez, pero a través de un avatar DIGITAL en el seno de una RÉPLICA virtual del mundo real, porque allí nuestras acciones ya NO TENDRÍAN CONSECUENCIAS -ni legales ni penales- de vuelta a nuestra vida maestra.

Así podremos seguir siendo todos INFELICES esclavos en la vida “real”, mientras la compañía progubernamental de turno proporcione a la ciudadanía la manera de simular -en un entorno controlado de realidad virtual esta vez, y a modo de “ensueño” tal vez- la libertad de pensamiento, de actuación y de expresión, ya extintas, que en su día proporcionara la Tierra simultánea original.

En realidad, la plataforma ya está creada, así que ahora solamente falta adaptar la salida de vídeo, hoy en pantalla, para un interfaz más inmersivo y realista.

Dicho lo cual y volviendo al asunto de moda en el blog ¿estamos completamente seguros de que nuestra existencia actual no está ya basada en algún tipo de recreación virtual como esta que refiero?

Permitidme que vuelva a aludir al mensaje del experto en psicofísica Ignacio Morgado en entrevista esta vez para el diario ABC:

Nada de lo que hay aquí está realmente fuera, todo son ilusiones que crea nuestro cerebro”
«El mundo es una ilusión creada por el cerebro»” (Abc.es, 15/05/2015)

Vaya, creo que se puede dedir más alto, pero no más claro.

Eso sí, de las consecuencias que para la Vida de su enunciado se derivan, de eso ni hablar. Porque, claro, si cada cerebro humano construye (o crea) para cada uno POR SEPARADO -como se deduce de las palabras del experto- su propia “realidad”, pues a mí sinceramente no me salen entonces las cuentas: un cerebro crea una “realidad”; dos cerebros, dos “realidades”, y así hasta siete mil millones de ellos ¿no?…

Vale ¿y cómo decís que explica la Física que siete mil millones de cerebros DISTINTOS operen CONJUNTAMENTE sobre otras tantas “realidades” particulares DIFERENTES?

BIENVENIDOS A LA “REALIDAD” IMPOSTADA.



No hay comentarios:

Publicar un comentario