24.4.18

La tecnología es guay, aunque ninguno consiga imaginar en el fondo por qué.

YONQUIS TECNOLOGICOS: Enganchados a la Dopamina!

SINOPSIS: Actualmente la categoría de “droga” nada tiene que ver con los efectos que sobre la psique o el cuerpo del adicto provoca, sino con el INTERÉS oportuno del gobierno de turno por la LEGALIZACIÓN del consumo de unas u otras (heroína, cocaína o cannabis vs. alcohol, tabaco, azúcar… o tecnología).

Que levante la mano el bicho raro que prefiera leerse 5 páginas en papel del tirón en vez de tragarse un vídeo del mismo tema en Youtube… tic, tac, tic, tac, tic, tac,… ya veo.

Pues sabed que no es cuestión de simple vaguería el abandono mayoritario de la lectura en favor de maneras más “cómodas” de aprendizaje o de entretenimiento. Entrecomillo “cómodas” porque en realidad no se trata de ninguna facilidad presupuesta de asimilación, sino de la adicción a la DOPAMINA que produce la sensación constante de novedades, de oportunidades o de cambios. Me explico.

Todo el mundo sabe lo que supone leer un libro impreso: letras y letras de aburrido panorama en blanco y negro a la espera de cualquier imagen que le ponga un poquito de color a la tarea.

Pero ahora imaginad un estimulante (sensorialmente hablando) vídeo o cualquier página web para el caso. En general, y sea cual sea su modalidad, nadie duda de que la experiencia digital nos ofrece ocasiones infinitas para distraernos con cualquier otro tema o, como poco, multiplica las ofertas sensoriales vía gráficos, animaciones, sonido, color, etc. Básicamente, el universo digital es interactivo, y no como aquellos mazacotes impresos donde el único estímulo en el horizonte es interpretar siempre los mismos glifos, usar la imaginación y el cerebro y pensar, y pasar una página con los dedos cada equis tiempo. (Cuidado con las agujetas).


Y si bien esto que digo le puede parecer una insignificancia a la consciencia de cualquiera que presuma de poseerla, os juro que el cerebro no puede decir lo mismo. Es como comparar un plato de brócoli cocido y sin condimentar con la típica hamburguesa artificial del McDonald’s: por muy insana que creamos que sea, siempre ejercerá tanto más poder sobre nuestras papilas gustativas -y sobre nuestros centros cerebrales del placer– que el insulso brócoli. En este terreno, ya lo sabéis, la verdura tiene la carrera perdida.

Porque ahí es donde se dirime precisamente la guerra a las preferencias y los gustos de la peña: en su cerebro y a golpe de dopamina, el neurotransmisor que alimenta nuestra motivación nada menos y que fomenta los cambios en la rutina y la repetición de las acciones más reconfortantes con un chute puntual de bienestar.

Así a nadie debe extrañar que la gente se enganche durante 24h al día a la prometida inyección de dopamina en su torrente sanguíneo cada vez que le entra un mensaje nuevo en su red social preferida o se cague de miedo (como un yonqui, todo hay que decirlo) cuando se quede su móvil seco de batería -y haga su cerebro huelga de dispensación de dopaminaen consecuencia, y en señal de protesta-:

Un 18% de los adolescentes españoles usa de manera adictiva las redes sociales, mientras el consumo total de drogas ilegales en España es de un 14 %
Los jóvenes españoles, más «enganchados» a internet que a las drogas”
(Mundo.Sputniknews.com, 12/02/2018)

Y ahora, con independencia de lo que cada cual quiera entender por “droga”, recuerdo que lo principal en este caso no es la sustancia en sí, sino la adicción que la propia rutina y la sensación de confort provocan en la psicología del consumidor descuidado, que viene a ser la mayoría.

El verdadero problema del yonqui en general, por tanto, no es el tipo de droga del que se abusa, sino es la propia SUSTANCIA quien abusa de ÉL en realidad, porque en todas las ocasiones sin excepción es la actividad quien le domina, le manipula, le limita y le controla.

Y si bien la tecnología atesora grandes virtudes que yo no niego, os recuerdo que es el ENEMIGO del espíritu en persona quien la proporciona y promociona hasta la saciedad. Esto es, hasta el punto en el que España ya se ha convertido por ejemplo en el mayor consumidor de “smartphones” del mundo. (Seguro que los más tontos no somos, pero sí los más modernos).

Y claro, ya de paso, y a tenor de la necesidad pro-secuencial de estupidizar a la manada a la mayor brevedad ¿cómo dejar sin tecnificar el campo de la “educación”?: pizarras electrónicas, libros digitales, WIFI por doquier, etc.

Hablando de WIFI, en 2015 el gobierno francés recortó las alas de este engendro en variopintos ámbitos de la vida moderna:

El texto […] regula el uso del WIFI: está PROHIBIDO en VIVIENDAS con menores de 3 años y se debe quitar de las ESCUELAS de primaria y guarderías. Además, el consejo escolar debe ser notificado antes de cualquier nueva instalación de una red inalámbrica.”
Francia prohíbe las redes WIFI en los colegios de primaria y guarderías”
(Electromagneticos.es, 20/02/2015)

Visto lo visto ¿significa eso que la radiación electromagnética es inequívocamente  perjudicial para la salud? ¡Qué va, hombre! Lo que pasa es que los franceses son imbéciles y punto. (A lo mejor por eso protegen a los menores de 3 años solamente. Al fin y al cabo, ¿qué diferencia puede haber entre la sustancia gris de un crío de 3 y uno, por ejemplo, de 3 y medio o de 4?)
Bueno, pues si los gabachos son “tontos”, seguro que algunos jueces del Tribunal Supremo no lo son tanto. Eso, si es que nos atenemos al fallo de la siguiente sentencia a favor de la “Asociación Vallisoletana de Afectados por Antenas de Telecomunicaciones” contra la colocación de una de dichas antenas de móviles en no sé qué rincón de sus narices:

La cuestión está, por tanto, en decidir si la modificación puntual del Plan General de Ordenación Urbana, objeto de impugnación, aun cuando no tuviese necesariamente, por imperativo de lo establecido en el artículo 3.2 de la Ley 9/2006, que someterse a evaluación de impacto ambiental, se ha de someter a dicha evaluación, en los términos previstos en el mencionado artículo 4 de la misma Ley, por preverse que pueda tener efectos SIGNIFICATIVOS en el medio ambiente.
La respuesta no puede ser otra que positiva, dado que estamos ante el supuesto contemplado en el apartado 2 d) del Anexo II de la Ley 9/2006, de 28 de abril, debido a los RIESGOS que para la SALUD humana entraña la instalación de infraestructuras para servicios de telecomunicación […]”
(http://www.avaate.org/IMG/pdf/SENTENCIA_SUPREMO_AVAATE_CONTRA_AYUNTAMIENTO_VALLADOLID.pdf)

Y si bien no puedo negar la conveniencia de una buena búsqueda a tiempo en internet, mucho me temo que “facilitar” la tarea de los estudiantes no vaya a hacer de ellos, ni seres más inteligentes ni más capaces, sino todo lo contrario, que es seguramente cuanto se espera de los alumnos tras ocho reformas educativas a lo largo del neofranquismo:

La historia de la legislación educativa española está plagada de siglas, muchas veces de pronunciación imposible. Pero, en realidad, las reformas de calado no son tantas. Y los resultados han sido igualmente  DECEPCIONANTES. Nuestro sistema es muy equitativo (todos los alumnos rinden igual, independientemente de en dónde estudien), pero muy MEDIOCRE en cuanto a su calidad en comparación con otros países.”
Doce leyes educativas pero pocos cambios revolucionarios”
(ElMundo.es, 18/05/2013)

Quedaría por descubrir si la “educación” española es igual de decepcionante para los lobbies que la programan que para alumnos que la padecen. Y si se trata, ya de paso, del fruto puntual de una mera casualidad o de una conspiración en toda su regla para variar.

Y mucho peor ahora tras la irrupción de la tecnología casi en cada faceta de la vida (aulas inclusive). En este sentido el portal de divulgación ScienceAlert.com analizaba hace bien poco las conclusiones de cierto estudio, llevado a cabo en 2016, que exploraba las diferencias en los niveles de comprensión lectora de los participantes entre la lectura de textos digitales e impresos:

Los resultados mostraron una preferencia clara [de los sujetos] por los textos digitales. Aun así, su rendimiento no se correspondía ni con las preferencias de los estudiantes ni con sus expectativas al respecto. Y si bien no se encontraron diferencias entre los medios a la hora de identificar [con acierto] la idea central del texto, los estudiantes sí que recordaron mejor puntos clave […] cuando leían en PAPEL.”
Singer, L. y Alexander, P., “Reading Across Mediums: Effects of Reading Digital
and Print Texts on Comprehension and Calibration
[Leyendo en diferentes plataformas: efectos sobre la comprensión y la calibración en la lectura de textos digitales e impresos]”.

Nótese cómo el artículo advierte que los resultados obtenidos no se correspondieron en ningún momento con las expectativas de mejoría de los alumnos. Traducido al román paladino: a pesar de que los resultados no acompañaron, los estudiantes sin embargo (enganchados a su ración diaria de dopamina) siguieron pensando que estudiar a través de la tecnología les concedía ventaja signiticativa (claro, química) sobre el estudio con medios tradicionales.

Resumiendo, para ellos la tecnología es guay, aunque ninguno consiga imaginar en el fondo por qué.

BIENVENIDOS A LA TIERRA


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