8.3.24

Cada situación que se produzca pedirá de cada uno de nosotros un posicionamiento

© EL MUNDO: UN TABLERO DE AJEDREZ

Los eventos nos muestran un grupo de personajes con más o menos poder aparente, situados al frente de naciones supuestamente potentes y con el obligado apoyo del “dinero”.

Las decisiones que afloran de estos personajes, que afectan al mundo en general, no creo que las tomen motu propio sino que, incluso a su nivel, están controlados por otros.

Así como en un tablero de ajedrez las figuras no se mueven solas, estos personajes están esparcidos por el tablero mundial y parece que sus movimientos vienen dados por unas manos que están por encima de ellos y contemplan todo el panorama a la vez, ocultos a nuestra mirada.

Podemos especular cuales son estas manos (como mínimo dos, recordemos el tablero) pero de lo que si podemos estar seguros es que las “figuras” no son las que toman las decisiones, sólo se mueven allá donde las llevan.

Por tanto no hace falta que perdamos el tiempo evaluando la “bondad” o la “maldad” de uno u otro dirigente según las palabras que diga o las acciones que emprenda porque no son suyas ni las palabras ni las acciones.

De hecho, todo lo que vemos no deja de ser un teatro grandioso donde aparentemente se dilucida la suerte de millones de personas según sean los “movimientos” efectuados por los personajes mencionados.

Bien, ¿y todo esto adónde nos lleva? De entrada a no preocuparse con lo que nos ponen delante porque, además, las informaciones que nos llegan no son nada de fiar.

Todo ello es un galimatías sobre el que no podemos hacer más que especular y, con la conciencia en la mano, reconocer que no sabemos de la misa ni la mitad.

Estamos ante una gran obra de teatro con personajes que desempeñan diferentes papeles, pero todos sometidos a un único guion, dirigido por alguien (o algunos) que controlan toda la obra.

Poco margen nos deja ese planteamiento, ¿cierto? Sí, pero la primera condición para poder enfrentar una situación es tratar de comprenderla en su justa medida para no dar palos de ciego.

O sea que no nos acurruquemos en torno a quien nos parezca más “justo”, “bondadoso” o “ético” porque en el nivel donde se mueven (los mueven, recordemos) nosotros no tenemos ahí acceso ni perspectiva suficiente.

Dependemos del resultado de la partida y en cualquier caso las consecuencias que se deriven las deberemos afrontar desde nuestra individualidad basándonos en sentimientos e intuiciones.

Cada situación que se vaya produciendo pedirá de cada uno de nosotros un posicionamiento, una respuesta y la asunción de sus correspondientes circunstancias o limitaciones.

Cuando nos encontremos entre la espada y la pared no podremos rehuir -como hasta ahora- nuestra responsabilidad y deberemos decidir lo que más nos conviene, sin poder contar con ningún apoyo.

Es la condición vital básica: Estamos siempre solos ante los retos que se nos presentan y debemos contar sólo con nuestro bagaje y con la confianza en nosotros mismos.

O así me lo parece

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Joan Martí - elcamidelavida@gmail.com - 8 marzo 2024

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