LA
FRAGMENTACIÓN DEL SER 
Una
 de las creencias más arraigadas que tenemos programada, es que el
 Ser es la sucesión/unión de varios cuerpos en una sola unidad. Se
 nos enseñó que el cuerpo humano contenía una mente, un alma y un
 espíritu. Que cada uno de estos cuerpos sutiles cumplía un
 propósito, y que la convivencia de todos ellos insertados en un
 cuerpo físico, provocaba la consciencia del Yo. El cuerpo físico
 está compuesto de varios sistemas que cubren distintas tareas,
 distintas funciones, pero todos trabajan en un mismo propósito,
 regidos por una misma regla, el funcionamiento correcto y estable
 del cuerpo (lo que comúnmente llamamos salud) no son cosas
 distintas, todos estos sistemas (linfático, nervioso, circulatorio,
 digestivo...) pertenecen a un mismo cuerpo, son una unidad, a pesar
 de cubrir distintas funciones y ser aparentemente cosas distintas.
 Con nuestros “cuerpos” sutiles ocurre lo mismo, no son cuerpos
 como se nos ha hecho creer “independientes” sino que son
 sistemas que realizan tareas distintas y a la vez complementarias,
 en pro de una causa común, el Ser.
Tanto
 los sistemas físicos que integran el interior de nuestro organismo,
 como los sistemas que componen nuestra parte más etérica o
 energética, forman parte del mismo cuerpo, del mismo Ser, bajo una
 conciencia que lo comanda y ordena todo. Es la conciencia la que
 forma todos estos sistemas para poder interactuar y vivir en nuestro
 entorno, estos sistemas serán en mayor o menor proporción según
 exija el entorno, no es una cuestión de planos en distintas
 dimensiones a distintas densidades, sino que esa fracción de
 conciencia que forma parte del fractal que compone la individualidad
 del Ser, deba quedar integrada, y unida a los distintos fractales
 individuales, que componen la conciencia que forma ese conjunto
 también conocido como “conciencia colectiva”.
Si
 subimos niveles el fractal tiene un mayor tamaño y lo componen más
 y más Seres individuales formando un gran colectivo, trabajando en
 un propósito común, como lo hace el interior de todos los cuerpos
 ya sean humanos o no. Este es el sistema natural que rige
 universalmente. Para controlar este proceso y crear un sistema al
 margen del régimen natural, se creó la Fragmentación del Ser.
 Haciendo creer o engañando al Ser y su conciencia, que su esencia,
 está compuesta de distintos cuerpos, negándole la integridad,
 ocultándosela bajo un manto de religiones e ideologías, que forman
 parte de un sinfín de programas redundantes en sentimientos y
 emociones contrarias a lo que dicta y rige en la composición y
 mantenimiento de su propia vida, y su existencia. Negando la
 conciencia e integrando el mantra “cuerpo, mente, espíritu”
 diseccionaron y separaron, los sistemas para hacernos creer que eran
 cosas distintas. Al fragmentarlo destruyeron el Ser, dejando solo un
 humano confundido, perdido, sin identidad ni origen, sin conciencia,
 solo con una programación egoica e individual separada del fractal
 de su colectivo y por ende de todo los sistemas que rigen el orden
 natural.
Fragmentando
 la conciencia se divide y se vence sobre el Ser y su parcela de
 poder universal. Se anula su voluntad, se logran instalar programas
 como la muerte, el miedo, el sufrimiento y el dolor, y es ahí,
 cuando la separación/desconexión crea la enfermedad y se limitan
 las funciones físicas, dejando a todos los sistemas en una
 constante lucha por la supervivencia, eliminando toda capacidad de
 expansión. Todos los sistemas ya sean fisiológicos o energéticos,
 se complementan, se comunican y trabajan juntos en pro de la
 conciencia y la vida, si se separan todos trabajaran de forma
 instintiva e inconsciente, sin comunicación, contaminándose los
 unos a los otros, pero sin ser conscientes de donde se genera
 realmente el mal que lo enferma y lo mata.
Esto
 genera tal grado de confusión que inevitablemente otros puedan
 pescar en rio revuelto y formar sistemas que entrampen aún más
 nuestra conciencia. Hoy día nuestra programación ha fragmentado
 tanto nuestro Ser, que somos prisioneros de nosotros mismos, nuestra
 voluntad esta tan apagada y apartada de nuestro propio propósito,
 que ni siquiera sabemos lo que queremos, no sabemos enfocar nuestra
 voluntad en una meta, que no solo nos libere a nosotros mismos, sino
 que integre todos nuestros fragmentos y conecte con nuestra propia
 colectividad conciencial, para operar en un propósito común.
Todo
 este tiempo que hemos estado embargados, despojados de nuestra
 propia integridad, ha creado falsas individualidades, todas
 distintas y apartadas de la unidad, egos poderosos llenos de
 menosprecio hacia el otro, que nos hacen vernos distintos,
 diferentes y únicos. Falsas creencias de lo que somos, falsas
 creencias de lo que son los demás, ideologías sobre razas, linajes
 y castas, nos ciegan y nos impiden integrar cada una de nuestras
 divisiones. Los programas instalados en nosotros, que nos dicen
 quienes somos supuestamente, a que comunidad o nación pertenecemos
 y a que dios adoramos, nos impide poder ser un Ser completo dentro
 del orden natural, regido por la conciencia integrada en ese orden.
Seguimos
 creyendo, escuchando esos cantos de sirena, diseccionando nuestra
 conciencia en distintas capas y cuerpos sutiles, realizando la
 autopsia a nuestra propia esencia, que vive inconsciente y
 esperanzada, esa misma esperanza que es la que nos hace retomar todo
 lo programado, con el fin de un futuro distinto y mejor,
 despreciando el presente y la acción consciente en el hoy, por
 falsos propósitos mesiánicos, que alargan nuestra propia agonía y
 evita nuestra toma de conciencia. 
 
No
 es difícil cambiar el mundo, no es difícil despertar de esta
 pesadilla, solo hay que querer. Realizar la acción que nos haga
 retomar nuestra voluntad, y a partir de ahí, el orden natural será
 restablecido únicamente por orden explicita nuestra. Seguir
 esperando a que algo suceda, solo retrasa lo que de un modo u otro
 será inevitable, y quien lo sabe, trata de evitar que ese presente
 se acerque.
Al
 final todo se reduce a lo mismo, conócete a ti mismo y conocerás
 al resto, ya que aunque aún no se perciba,  todos  somos
 parte de un sistema viviendo en un Ser, todos somos estrictamente el
 mismo fractal, engranados en un fractal mayor, nuestro Planeta.
 Debemos olvidarnos de lo que creemos, de lo que nos programaron, del
 orden jerárquico universal, sus dioses y sus leyes, el propio
 tiempo los barrerá de este sistema, que es nuestro sistema, el
 orden natural es el único que debe instalarse de nuevo en nosotros
 y en nuestro entorno, como Seres colaborativos trabajando en un
 mismo propósito común.
Adiós
 a la depredación, adiós a los linajes, las castas y las razas,
 adiós a la religión, adiós a la programación del miedo, la
 escasez, el sufrimiento inútil, la enfermedad y la muerte. Una
 conciencia eterna viva y consciente, eso es lo que somos todos y lo
 que es todo.
http://lacosechadealmas.blogspot.com.es/2016/02/la-fragmentacion-del-ser.html

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