LA TECNOLOGÍA
Un proceso de manipulación y control que nos está
volviendo más imbéciles cada día
La tecnología es una herramienta fantástica cuando está en
manos de personas lúcidas, inteligentes y equilibradas; por cierto, de las que
precisamente no abundan.
Uno de los grandes errores cometidos por la humanidad es haber dejado que la tecnología se haya adueñado de nuestras vidas, trastocando por completo las relaciones humanas y muy probablemente nuestra propia existencia. De hecho, hay una cosa clara: en el mundo actual ya no podemos ni sabemos vivir sin ella.
Estamos en pleno proceso de transición de una sociedad
industrial hacia una sociedad tecnológica anclada a la inteligencia artificial
(IA). En buena lógica, debería llevarnos hacia una sociedad más libre, justa y
equilibrada. Pero paradójicamente está sucediendo todo lo contrario.
¿Por qué digo esto? Pues porque la sociedad actual no está
preparada para sacarle partido a las nuevas tecnologías. Esto es debido a que
la inmensa mayoría de nosotros nos encontramos sumidos en un estado de letargo
intelectual, inducido por la paupérrima educación que recibimos más la
podredumbre que absorbemos diariamente de la todopoderosa industria “mass
media” y las redes sociales.
Es evidente que los dueños del mundo no quieren una sociedad
de individuos sabios, inteligentes y competentes. Eso va en contra de los
propios fundamentos de la sociedad, ya que personas así no pueden ser
manipuladas, explotadas y forzadas a vivir como autómatas.
Que no te engañen. Por razones obvias, Ninguna sociedad -ni
capitalista ni comunista- te quiere libre. De hecho, en el momento en el que
una persona tiene el valor de abandonar el pensamiento único y utilizar su
propia inteligencia se vuelve peligrosa para el sistema y, sobre todo, para las
personas que ostentan el poder. Por cierto, se les suele llamar disidentes o
anti sistema.
Pero ahora el poder ha encontrado la herramienta perfecta
para hacerse definitivamente con el control absoluto del planeta: la
tecnología.
No tengo nada en contra de la tecnología -al contrario, me
apasiona- pero he de reconocer que las nuevas herramientas tecnológicas a
nuestro alcance se han ido convirtiendo en “armas de destrucción masiva” que
están acabando con nuestra inteligencia, capacidad de pensar y, en definitiva,
con nuestra libertad.
Siento decirlo, pero estas nuevas tecnologías en vez de
hacernos más listos nos están haciendo más tontos. Son una pesadilla, un
monitoreo continuo de cada uno de nosotros disfrazado de progreso tecnológico
que supuestamente está lleno de ventajas. Bajo mi punto de vista, ha
homogeneizado a escala mundial la imbecilidad: un proceso enfermizo que se
repite constantemente a todas las escalas. Y lo paradójico, es que somos
nosotros mismos los que voluntariamente nos hemos encadenado a ellas.
La élite lleva mucho tiempo diciendo -porque está convencida
de ello- que sobra el 80% de la población. Asegura que ese 80% hace mucho
ruido, ensucia, contamina, deteriora el medio ambiente, es irrelevante y no
aporta nada a la sociedad. Son simplemente un porcentaje de sumisos
trabajadores-consumidores, sin talento, que ya no hacen ninguna falta. Así que
piensan que el planeta estaría mejor sin ellos.
Y digo yo. Ante semejante disparate, provocación y amenaza
¿cuál ha sido la respuesta de la sociedad? Ninguna, ya que la sociedad está
absolutamente aletargada y no tiene capacidad de reacción. Y no tiene capacidad
de reacción, entre otras cosas, porque la cantidad de información que recibimos
a través de estas tecnologías satura nuestro cerebro, a la hora de procesar y
evaluar la información, y así no hay manera de sacar nada en claro. Por
consiguiente, si no lo tenemos claro, ¿cómo vamos a tener capacidad de
reacción?
Jamás en la historia de la humanidad hemos dispuesto de unas
herramientas tecnológicas que pueden solucionar, de una vez por todas,
problemas tales como el hambre y la pobreza, por poner sólo un ejemplo. Sin
embargo, las personas preparadas que podrían sacarle partido a estas
tecnologías sólo están interesadas en lucrarse; el resto, las utilizamos casi
de una manera exclusiva para acentuar aún más nuestra imbecilidad (que es
mucha) convirtiéndola en bandera de toda una sociedad.
Podríamos decir que hay dos tipos de tecnología: la que
utilizamos nosotros y la que dispone la élite. Evidentemente, la tecnología que
nosotros conocemos y manejamos nada tiene que ver con la tecnología que poseen
y manejan ellos. La que utilizamos nosotros, es una tecnología que, amén de
hacernos totalmente dependientes, está acabando con nuestra capacidad de
pensar. La que poseen ellos está a otro nivel, y es la que se utiliza para
vigilarnos, manipularnos, censurarnos, controlarnos y llevarnos poco a poco a
ese mundo Orwelliano que tanto anhelan.
La pregunta es: ¿tenemos alguna posibilidad de librarnos de
esta pesadilla?
Veamos. Hay un hecho incontestable: salvo las personas que
trabajan en estos temas –para la élite, naturalmente- el resto somos muy
ignorantes al respecto. Entonces, ¿cómo podemos combatir algo que ignoramos? No
podemos, así de simple. Los únicos que pueden librarnos son estas personas. ¿Lo
harán?
Bien es verdad que una cosa es no saber nada sobre IA y otra
muy distinta aceptar voluntariamente las consecuencias inquisitorias para la
humanidad. Me refiero a cosas como la monitorización y vigilancia constante de
todos nosotros, un sistema monetario esclavo (CBDC) vinculado a un carnet de
crédito social o la modificación genética (transhumanismo) mediante, por
ejemplo, la vacunación masiva obligatoria.
Cada día es más evidente que la élite mafiosa que domina el
mundo quiere encadenarnos para siempre a un sistema tecnológico-digital. Su
imperio de mentiras y corrupción ya no se oculta. De por sí, el Foro de Davos
ya nos ha anunciado que en el futuro tecnológico que nos tiene preparado
dejaremos de comportarnos como seres humanos para convertirnos en “otra cosa”.
Lo que no tengo claro es si esa “otra cosa” nos va a gustar.
El plan que la élite tiene programado es que la IA lo domine
todo. Quiere una sociedad tecnocrática, donde algoritmos, satélites, robots,
drones y centros de datos masivos vigilen y controlen a cada uno de nosotros
las 24 horas del día los 365 días del año.
Para llevar a buen puerto su plan han vuelto a colocar en la
Casa Blanca a su títere favorito para la ocasión, Donald Trump, quien a su vez
ha puesto al frente del Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE) a Elon
Musk: un multimillonario que no ha pasado por ningún proceso electoral ni rinde
cuentas ante nadie.
Elon Musk es uno de los líderes de los tecnócratas
multimillonarios de Silicon Valley. Su paso por el Gobierno de EEUU tiene un
solo objetivo: demoler las instituciones estadounidenses y rehacerlas de
acuerdo con las políticas del Gran Reinicio del Foro Económico Mundial.
Durante la última década la IA se ha extendido a la
ingeniería, la industria o la medicina, permitiendo optimizar ciertos aspectos
de esos campos. La pregunta que se ha hecho la élite es la siguiente: si la IA
ha podido llevar a cabo con precisión el funcionamiento de una fábrica, ¿por
qué no puede hacer lo mismo con el cuerpo humano o incluso con la mente? Y en
eso están.
Si no hay nadie que se lo impida -y parece que no lo hay- la
IA hará realidad el delirante sueño húmedo de la élite de construir una “mente
colmena” de toda la humanidad: el pensamiento único de todos nosotros que ellos
podrán manejar y manipular a su antojo.
Por cierto, ¿algo de esto no está ocurriendo ya? Si no,
¿cómo explicar el éxito arrollador de la falsa pandemia y la falacia del cambio
climático antropogénico?
Lo dicho. Bajo mi punto de vista, la tecnología nos está
volviendo más imbéciles cada día. Y esto no ha hecho nada más que
empezar.
https://pepeluengo2.blogspot.com/2025/02/tecnologia-un-proceso-de-manipulacion-y.html
LA LOCOMOTORA DEL MAL https://anunnakibot.blogspot.com/2025/03/24-36-anunnakibot-la-locomotora-del-mal.html
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